Red Eco Alternativo ***

Argelia, la calle contra el régimen

En tres semanas Argelia se ha levantado contra su presidente como nunca había hecho antes. Abdelaziz Buteflika, de 82 años e invisible en la vida pública desde 2012, y sobre todo la camarilla que le rodea, creyeron que un quinto mandato a la cabeza del país pasarían sin problemas, como los anteriores. Se equivocaron completamente.

(Jean-Pierre Sereni - Orient XXI) Argelia - La revuelta se extendió primero por los estadios. En el estadio del 20 de Agosto de Argel el pasado 15 de febrero, primer viernes tras el anuncio de la candidatura de Abdelaziz Buteflika, los hinchas de ambos equipos de fútbol, tras insultarse como de costumbre durante uno de los tiempos del partido, se unieron para gritar juntos: “¡No al quinto mandato, No a Buteflika y a su hermano Said!”. A continuación cientos de miles de argelinos repitieron a las consignas en todo el país. En el este que, con razón o sin ella, se considera discriminado respecto a la región de la que es originario Abdelaziz Buteflika, Oranie, habían tenido lugar unas manifestaciones impresionantes el 12 de febrero en Kherrata, Sétif, Bordj Bou Arreridj y Khenchela, la capital histórica de la región de Aurès, desde donde se emprendió la lucha armada el 1 de noviembre de 1954. El alcalde de la ciudad, que había colgado en la fachada del ayuntamiento un retrato gigante del presidente, tuvo que pedir a los bomberos que lo descolgaran a toda velocidad en medio del abucheo de cientos de manifestantes.

El viernes siguiente, 22 de febrero, día grande de oración y de partidos de fútbol, hubo manifestaciones en más de cuarenta ciudades convocadas por mensajes anónimos difundidos por Facebook y las redes sociales. Cientos de miles de manifestantes exigieron pacíficamente la salida del rais, del primer ministro y de su gobierno.

El martes 26 de febrero decenas de miles de estudiantes perfectamente sincronizados se manifestaron en sus 48 universidades o en sus alrededores. Los jóvenes estaban claramente más familiarizados con internet y las redes sociales que sus mayores. Con un inicio de organización, un comité de coordinación, reclamaron una vez más que se abandonara el quinto mandato. Siguieron los abogados y periodistas ya que desde hace casi sesenta años el ejecutivo pisotea sistemáticamente la independencia judicial y la libertad de prensa.

El tercer viernes, el 1 de marzo, quienes se movilizaron fueron todas las ciudades de un país en el que dos terceras partes de la población vive en las ciudades urbanas.

Los cuatro “hacedores de reyes”

Este arranque “inédito, popular y espectacular”, según un diplomático extranjero, ha levantado a Argelia como no había ocurrido desde 1988, fecha de la primera primavera árabe a la argelina y del fin del partido único. La situación política ha cambiado en unas horas y también el ambiente. Los manifestantes ya no dudan en denunciar a cara descubierta al régimen en los términos más contundentes y más ofensivos referidos a sus responsables. Se recibe a las pocas personalidades que hacen campaña al grito de “¡Fuera!”. Llueven acusaciones sobre la mala calidad de vida, el paro, la inflación, la vigilancia policial y la corrupción que gangrena al Estado. Las frustraciones, los rencores y la humillación han hecho el resto. Los manifestantes ahora exigen al menos la retirada de la candidatura de Buteflika, cosa que no puede suscribir el régimen. En los meses previos a las elecciones los diferentes clanes que se benefician de ello buscaron una solución imposible de encontrar. Se habló de retrasar las elecciones, de nombrar a un vicepresidente, de reunir un cónclave…

¿Qué opciones tiene el régimen? Es imposible repetir el “golpe” de febrero de 2011, cuando al iniciarse la Primavera Árabe Buteflika dio la vuelta a la situación mediante un discurso demagógico en la televisión y una subida muy fuerte de los salarios y de las ayudas sociales. Hoy el presidente es afásico y las arcas públicas están vacías, como pueden comprobar cada día 40 millones de argelinos, ya sean asalariados, jubilados, estudiantes o amas de casa. ¿Puede navegar sin instrumentos, dejar que los manifestantes desfilen prohibiéndoles asediar el gobierno y la presidencia en espera de unas elecciones que no puede perder el próximo 18 de abril, aun a riesgo de mover algunos peones en la escena política? Una quimera que el pueblo no aceptará fácilmente. Por último, queda la represión por parte de la gendarmería y, si fuera necesario, del ejército. Este escenario es el más peligroso: no olvidemos que la anulación de las elecciones legislativas en enero de 1992 fue la antesala de la guerra civil.

Nota completa: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=253260

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