Tribunal internacional de conciencia condenó a Israel por crímenes contra El Líbano
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- Categoría: Mundo
- Publicado: Miércoles 05 de Marzo de 2008
Un Tribunal Internacional de Conciencia se reunió en Bruselas del 22 al 24 de febrero, bajo la presidencia de la jueza colombiana profesora Lilia Solano, para valorar los crímenes cometidos por el Estado de Israel contra el pueblo de El Líbano.
(Miguel Urbano Rodrigues – Aporrea) - La escritora y periodista libanesa Leila Ghanem, a nombre de la organización del evento, expuso los objetivos de la iniciativa y saludó a las delegaciones participantes, provenientes de países de Asia, Europa, África y América.
Se presentó a continuación una declaración del profesor belga Jean Bricmont, y la lectura, por John Catalinotto, de los EEUU, de un documento del International Action Center -de Ramsey Clark, ex Procurador General de la República de los EEUU - sobre la complicidad del imperialismo norteamericano en la agresión al pueblo de El Líbano.
Los miembros del jurado, magistrados de prestigio internacional como Lilia Solana (Colombia), Adolfo Abascal (Cuba-Bélgica), Claudio Moffa (Italia) y Rajindar Sachar (India), abrieron la audiencia con breves declaraciones acerca de las normas procesales que serian adoptadas por el Tribunal.
La sentencia condenó al Estado sionista de Israel por crímenes contra la humanidad, genocidio y otros, todos penados por el derecho internacional.
La cadena televisiva Al Jazeera transmitió íntegramente los trabajos del Tribunal a los países de lengua árabe. La llamada gran prensa europea ignoró el acontecimiento; los diarios belgas también.
A ese silencio contribuyeron las presiones de la Embajada de los EEUU en Bruselas y, sobre todo, las de la Embajada de Israel, que llevó a cabo una intensa actividad en la intención de evitar que el tribunal se pudiera reunir en la capital belga.
El lugar inicialmente previsto para la realización de la audiencia tuvo que ser cambiado a consecuencia de maniobras de intimidación. Presiones israelíes hicieron también inevitable cambiar el hotel originariamente previsto para el alojamiento de las delegaciones extranjeras.
Miembros destacados de la comisión organizadora recibieron repetidas amenazas telefónicas.
Fue transparente que elementos de la Mossad, servicio de inteligencia israelita, estuvieron muy activos antes y durante el acontecimiento.
Cabe aún esclarecer la negación de visados que impidió la presencia de abogados y magistrados que debieron haber participado en el Tribunal.
El tiempo reservado a la defensa no fue utilizado. La embajada de Israel se negó a contacto alguno con la organización.
El Tribunal escuchó a médicos y autarcas de las ciudades del sur de El Líbano, destruidas por la metralla israelita, evocar el escenario de horrores de las semanas de la agresión. Tomó conocimiento de las consecuencias de la marea negra provocada por Israel, el flagelo que cubrió de petróleo más de cien kilómetros del litoral de un pequeño país, cuya superficie equivale a la del distrito de Beja en el sur de Portugal. Miles de pescadores fueron lanzados a la miseria por la destrucción, que durará muchos años, de la vida animal y vegetal en esas aguas ahora envenenadas. El turismo en las playas libanesas se ha vuelto imposible también para mucho tiempo en lo adelante.
De 12 de julio al 24 de agosto, plazo para el cese del fuego tardíamente impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU, el pueblo de El Líbano fue blanco de una monstruosa agresión. La heroica resistencia de los combatientes de Hezbollah, y de los que a su lado se batieron contra los invasores, transformó en derrota militar - la primera infligida al Estado sionista - aquello que Tel Aviv y Washington habían concedido como prólogo de una estrategia más ambiciosa para el Medio Oriente.
Los sufrimientos del pueblo libanés no son cuantificables. Los perjuicios materiales deben rondar los 2800 millones de dólares.
La lectura de la sentencia fue precedida de una Mesa redonda de intelectuales revolucionarios de Europa y América, entre los cuales Georges Labica y John Catalinotto hicieron una apología de una solidaridad internacionalista militante contra la barbarie imperialista y sionista.
Se presentó a continuación una declaración del profesor belga Jean Bricmont, y la lectura, por John Catalinotto, de los EEUU, de un documento del International Action Center -de Ramsey Clark, ex Procurador General de la República de los EEUU - sobre la complicidad del imperialismo norteamericano en la agresión al pueblo de El Líbano.
Los miembros del jurado, magistrados de prestigio internacional como Lilia Solana (Colombia), Adolfo Abascal (Cuba-Bélgica), Claudio Moffa (Italia) y Rajindar Sachar (India), abrieron la audiencia con breves declaraciones acerca de las normas procesales que serian adoptadas por el Tribunal.
La sentencia condenó al Estado sionista de Israel por crímenes contra la humanidad, genocidio y otros, todos penados por el derecho internacional.
La cadena televisiva Al Jazeera transmitió íntegramente los trabajos del Tribunal a los países de lengua árabe. La llamada gran prensa europea ignoró el acontecimiento; los diarios belgas también.
A ese silencio contribuyeron las presiones de la Embajada de los EEUU en Bruselas y, sobre todo, las de la Embajada de Israel, que llevó a cabo una intensa actividad en la intención de evitar que el tribunal se pudiera reunir en la capital belga.
El lugar inicialmente previsto para la realización de la audiencia tuvo que ser cambiado a consecuencia de maniobras de intimidación. Presiones israelíes hicieron también inevitable cambiar el hotel originariamente previsto para el alojamiento de las delegaciones extranjeras.
Miembros destacados de la comisión organizadora recibieron repetidas amenazas telefónicas.
Fue transparente que elementos de la Mossad, servicio de inteligencia israelita, estuvieron muy activos antes y durante el acontecimiento.
Cabe aún esclarecer la negación de visados que impidió la presencia de abogados y magistrados que debieron haber participado en el Tribunal.
El tiempo reservado a la defensa no fue utilizado. La embajada de Israel se negó a contacto alguno con la organización.
El Tribunal escuchó a médicos y autarcas de las ciudades del sur de El Líbano, destruidas por la metralla israelita, evocar el escenario de horrores de las semanas de la agresión. Tomó conocimiento de las consecuencias de la marea negra provocada por Israel, el flagelo que cubrió de petróleo más de cien kilómetros del litoral de un pequeño país, cuya superficie equivale a la del distrito de Beja en el sur de Portugal. Miles de pescadores fueron lanzados a la miseria por la destrucción, que durará muchos años, de la vida animal y vegetal en esas aguas ahora envenenadas. El turismo en las playas libanesas se ha vuelto imposible también para mucho tiempo en lo adelante.
De 12 de julio al 24 de agosto, plazo para el cese del fuego tardíamente impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU, el pueblo de El Líbano fue blanco de una monstruosa agresión. La heroica resistencia de los combatientes de Hezbollah, y de los que a su lado se batieron contra los invasores, transformó en derrota militar - la primera infligida al Estado sionista - aquello que Tel Aviv y Washington habían concedido como prólogo de una estrategia más ambiciosa para el Medio Oriente.
Los sufrimientos del pueblo libanés no son cuantificables. Los perjuicios materiales deben rondar los 2800 millones de dólares.
La lectura de la sentencia fue precedida de una Mesa redonda de intelectuales revolucionarios de Europa y América, entre los cuales Georges Labica y John Catalinotto hicieron una apología de una solidaridad internacionalista militante contra la barbarie imperialista y sionista.