El hortelano García reprime a sangre y fuego la rebelión campesina
- Detalles
- Categoría: Mundo
- Publicado: Martes 26 de Febrero de 2008
(José A. Coronado - Minga Informativa) Perú – A militantes de organizaciones sociales Alan García, presidente del Perú, tilda de “perros del hortelano”, asumiéndose, entonces, él como el hortelano. A todo aquel que se atreva a discrepar, pensar diferente o contradecir el discurso oficial, inmediatamente le salta a la yugular y lo acusa de “extremista”, “comunista trasnochado” y “enemigo del desarrollo del país”, que en su nuevo credo, solo lo podrán traer el capital privado de las transnacionales, y mejor si son las mineras. Y, como ya tiene “experiencia de gobierno”, prepara su retaguardia legal: suelta una andanada de decretos legislativos que convierte en criminales a quienes se atrevan a hacer uso de su derecho la protesta social como mecanismo para que atiendan sus siempre postergadas demandas. Y por supuesto, pone a buen recaudo a los potenciales policías asesinos pues los considera inimputables, así disparen a matar a los manifestantes. Prepara también otro paquete de leyes para privatizar la selva y entregarla –mientras otros países cuidan su naturaleza- a la voracidad de las transnacionales y grupos de poder económico nacionales como Romero y Cía. Los pueblos de la amazonía ya preparan la defensa de sus derechos.
Dos genialidades más: una, quiere dejar fuera de la carrera pública magisterial a los maestros que no estuvieron dentro del llamado “tercio superior” en sus universidades o pedagógicos, lo que constituye un acto discriminatorio y un atentando contra un derecho humano fundamental como lo es el derecho al trabajo. La firmeza del gremio magisterial y sobre todo de los gobiernos regionales, pararon este despropósito. Y dos, la ley que permite a cualquier capitalista privado que pueda posesionarse –con el cuento de la inversión- de zonas consideradas como patrimonio cultural. El Cusco, ha respondido con sendos paros regionales a este despropósito.
Y en este contexto se anuncia el paro nacional agrario. Y claro, como no dejaban de funcionar los hospitales como en el caso de los médicos, ni tampoco las escuelas como es en el caso de los maestros, el gobierno no les dio mayor importancia, y a pocas horas de que se inicie la protesta, quisieron pasearlos una vez más con promesas vagas.
Por ello, el día lunes 18 cuando empezó la protesta de los hombres del campo, un ministro del Interior, que en realidad es un ministro de nada, salió a decir que el país estaba en orden, “que no pasaba nada”, mientras las carreteras del país estaban bloqueadas por la huelga agraria. Y quien funge de ministro de Agricultura, un banquero privado en realidad, sale a decir que “el paro agrario es un fracaso”, y acto seguido, como no pasaba nada, el gobierno decreta Estado de Emergencia en las provincias donde el paro era contundente.
En el primer día la policía asesinó a un campesino en Barranca, al norte de Lima; el segundo día, en Arequipa fue muerto otro productor; y en Ayacucho, dos campesinos cayeron víctimas de las balas policiales: casi todos, con impactos de bala en la cabeza. En apenas 48 horas, el régimen de Alan García, hizo con los campesinos y productores lo que no se atrevería a hacer con los maestros y mucho menos con los médicos.
La loca pasión privatizadora del presidente peruano se ha manifestado en sendos proyectos de ley que han sido recibidos por la población con un rotundo rechazo. García ha propuesto vender parte de la Amazonía peruana a inversionistas privados nacionales y transnacionales. El motivo que aduce es la creación de puestos de trabajo para las personas peruanas. La Ley de la Selva buscaría, según García, “dar valor” a los terrenos eriazos de propiedad del Estado, los que según él están ahora sin uso útil por la ideología del “comunismo primitivo”, que no quiere generar riqueza para el país.