El capital financiero secuestró la agricultura
- Detalles
- Categoría: Mundo
- Publicado: Martes 21 de Octubre de 2008
(Luis Hernandez Navarro – La Jornada) Mozambique - La agricultura ha sido secuestrada por el capital financiero; ya no es capaz siquiera de definir sus precios, afirma Joao Pedro Stedile, dirigente del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil.
"Debido a la crisis financiera de EEUU –asegura el documento de trabajo de Vía Campesina para el congreso– los especuladores han empezado a cambiar los productos financieros por las materias primas, incluyendo los productos agrícolas. Esto afecta directamente los precios en el mercado doméstico, pues muchos países dependen cada vez más de la importación de alimentos. Esto está ocurriendo mientras aún hay suficiente comida en el mundo para alimentar a la población global."
El mexicano Alberto Gómez, integrante de la coordinación internacional de la Vía, dice que mientras los especuladores y grandes negociantes se benefician de la crisis actual, la mayoría de los hombres y mujeres del campo no obtienen beneficios. "Siembran, pero la cosecha está comprometida con los usureros, los acaparadores y los coyotes de cuello blanco de los fondos de inversión."
En la Bolsa de Chicago, ilustra Joao Pedro Stedile, se han vendido ya las cosechas de los próximos siete años. ¡Aún no han sido producidas, pero ya tienen dueño!
"La humanidad está amenazada, pero no por nosotros. Por el contrario, somos quienes garantizamos los alimentos. Ahora, sin embargo, es el capital financiero el que tiene el control de las cosechas".
"En nuestros países se produjeron revueltas por el hambre, pero sucedieron en las ciudades donde se consumen alimentos importados, no en el campo", puntualiza Ibrahima Coulibaly, de Malí. "En nuestras aldeas no hubo problemas. Pero en lugar de consumir nuestra cosechas los gobiernos decidieron subsidiar comida importada."
Los datos proporcionados en el encuentro son demoledores. Muestran cómo, pese a que la producción permanece a nivel alto, la apuesta de los especuladores a la escasez para incrementar artificialmente los precios ha tenido éxito. La producción mundial de grano en el ciclo 2007/2008 está estimada en 2.108 millones de toneladas, lo que representa un aumento de 4.7 por ciento con respecto a la cosecha del ciclo anterior. A pesar de ello, el número de hambrientos en el mundo ha crecido dramáticamente hasta alcanzar la cifra de mil millones de personas.
Stedile sintetizó en cinco puntos la ofensiva del capital financiero internacional por el control de la agricultura a través de varios mecanismos. Primero, los bancos pasaron a comprar acciones de centenares de empresas que actuaban en diferentes sectores relacionados con la agricultura. Y a partir del control de la mayor parte de las acciones, promovieron un proceso de concentración monopólica.
Segundo, mediante la dolarización de la economía mundial. Esto permitió que las trasnacionales se aprovecharan de las tasas de cambio favorables y entraran en las economías nacionales comprando fácilmente a las empresas locales dominando así los mercados productores y el comercio.
Tercero, utilizando las reglas impuestas por organismos internacionales y los acuerdos multilaterales, que normalizaron el comercio de productos agrícolas según los intereses de las grandes empresas, y obligaron a los gobiernos serviles a la liberalización del comercio de estos productos.
Cuarto, la producción agrícola, cada vez más dependiente de insumos industriales, quedó a merced de la utilización de créditos bancarios para financiar la producción. Y éstos financiaron la implantación y el dominio de la agricultura industrial en todo el mundo.
Finalmente, en la mayoría de los países los gobiernos abandonaron las políticas públicas de protección del mercado agrícola y de la economía campesina.
La crisis –explica Dena Hoff, de la Coalición de Agricultores Familiares de EEUU– puede ser para los campesinos "la ocasión que llama a la puerta". Shalmali Gutri coincide con ella y advierte que el tsunami financiero ha servido para sacudir y cuestionar la fe neoliberal.