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La información como arma de guerra: La palabra que mata

América Latina está siendo invadida silenciosamente en varios frentes: político, económico, militar, científico, cultural, lo que tiene un centro coordinador común: los medios masivos, en momentos en que la información se ha transformado en un arma de destrucción masiva. (Stella Calloni – Cubadebate) América Latina- En los permanentemente renovados esquemas de seguridad nacional de Estados Unidos, la manipulación informativa se ha convertido en el arma más poderosa que antecede al disparo de los misiles y a los bombardeos.
Ahora la palabra mata, oculta crímenes brutales bajo envolturas de mensajes muy bien preparados, en diseños de guerras reales y cibernéticas, con comandos especializados, con criminales atípicos, que no llevan armas sino discursos mediáticos tan destructivos como un misil.
Porque el periodismo actual debe entender que si la palabra mata, o sirve a los más brutales diseños de genocidio o exterminios masivos-cuyo mejor y trágico ejemplo es hoy Irak- el que dispara esa palabra que matará, es tan criminal como el que deja caer la bomba asesina, sobre todo aquellos que está bajo fuego del terrorismo de Estado mundial.
Los nuevos diseños de seguridad nacional estadounidense, trazados mucho antes de los atentados que desplomaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 extienden las fronteras seguras del poder hegemónico a todo el mundo, sin consideración alguna de legalidad, soberanía, o razones humanitarias o morales. Ese hecho fue absolutamente funcional para las necesidades geoestratégicas de poner en marcha los trazados de Guerras de Baja, Mediana y Alta Intensidad remozados en los años 90.
Ahora con la misma concepción nazi, EEUU y sus asociados definen una guerra infinita, sin fronteras, sin leyes, sin control, que abarca a todo el mundo, convertido en su también “infinita” frontera de seguridad. Es en estos momentos donde se puede ver con mayor claridad, cómo se ha logrado anular la conciencia de buena parte de las sociedades, en especial de las clases con mayor poder de consumo. Pero también existe impunidad en el tipo de programaciones similares que impusieron los medios privados. Estos programas se diseñan en las oficinas mismas donde se trazan las contrainsurgencias, las políticas de control, que incluyen todo tipo de espionaje como el electrónico, entre otros.
Desde esas oficinas en Washington se diseñan programas de destrucción cultural para los pueblos de aquellos territorios sobre los que se han elaborado planes de reconquista colonial, como sucede con América Latina y otros países del llamado Tercer Mundo.
Entre los programas de destrucción cultural o de experimentos para convertir a una sociedad en fácilmente manejable para los fines coloniales o neocoloniales podemos ver algunos de gran difusión a lo largo de toda América en estos tiempos, pero que también alcanzan a los países del llamado Primer Mundo.
Si ese conglomerado de medios en manos de la potencia que se revela como una dictadura mundial, y practica el terrorismo de Estado a nivel universal, hubiera sido tan efectivo en sus accionar no tendríamos presidentes como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa. Es una necesidad histórica exponer ante el mundo cómo ese temible aparato de poder fue vencido por la voluntad simple de los pueblos, muchos de los cuáles están a salvo de la brutalidad de la información para la guerra y el control, gracias a que han mantenido sus antiguas culturas, valores, principios.
En estos tiempos los pueblos deben recuperar la voz y la palabra y poner en su lugar a los fariseos del periodismo, al periodista que se presta por dinero o vanidad a obedecer los mandatos de un poder asesino.
Nota completa: www.cubadebate.cu
 
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