El pasado 9 de enero, un joven de 23 años, negro y llamado Ibrahima, falleció mientras se encontraba bajo custodia policial en Bruselas. La indecente policía comunicó el deceso a su familia seis horas después.
Inicialmente, las personas salieron a las calles de Bruselas con carteles de Black Lives Matter para exigirle a las autoridades explicaciones sobre el incidente. La protesta pacífica fue organizada por la AJGB (Association des Jeunes Guineens de Belgique). Pero el descontento y la indignación era tan enorme que la cosa fue a más.
Esto no fue todo. Según informó Le Soir, el automóvil del rey de Bélgica, Philippe, con una llamativa matrícula 1, salió del Palais Royal, en el centro de la ciudad, a la residencia en Laeken. Entonces, las piedras volaron hacia el cordón de seguridad. Según parece, el coche consiguió llegar a una calle cercana y, tras la ayuda prestada por la policía, el monarca y su caravana resultaron ilesos.
Como viene siendo habitual en estos casos, que se repiten cada vez con más frecuencia, las autoridades competentes anunciaron que se iniciará una investigación sobre la muerte del hombre negro detenido por la Policía y fallecido en manos de ésta. Investigaciones que casi siempre acaban en nada.
Fuente: Insurgente