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Flint es el nuevo frente en las guerras del agua en Michigan

Los líderes electos no ven el agua como un recurso público, sino como un producto que beneficia a los intereses corporativos. Las comunidades pobres y afroamericanas son las que pagan el precio. Melissa Mays intuía que algo no estaba bien en julio de 2014 cuando ella y su familia comenzaron a perder su cabello y les comenzó a salir sarpullidos en la piel que parecían quemaduras químicas.

(Kari Lydersen – TeleSur) EEUU - Meses más tarde se dio cuenta que las bacterias no eran el único problema con el agua de Flint, de hecho hervirla podía haber concentrado algunos componentes permitiendo que se respiraran a través del vapor, eso causó un incremento de la exposición de su familia a metales pesados presentes en el agua.
Unas pruebas sanguíneas en los tres hijos de Mays revelaron que había altas concentraciones de plomo; de inmediato, Melissa y su esposo imprimieron unos 4 000 volantes para advertirle a sus vecinos que se hicieran pruebas sanguíneas. Meses más tarde, funcionarios públicos, cuyo gerente de emergencia había tomado la decisión de usar el agua contaminada del río de Flint, admitieron que había un problema con el agua.
Más tarde, se demostró, gracias a unos mensajes, que tanto los oficiales federales como los estatales conocían desde hace tiempo el estado del agua en Flint, y de manera agresiva habían encubierto su vinculación y desoído la preocupación de los residentes.
Al igual que muchos residentes, Mays ve la debacle como parte de una situación mayor y de larga data en Michigan. Allí, una red de “conexiones incestuosas” entre los funcionarios públicos y las corporaciones buscan capitalizar los recursos públicos, el agua entre ellos.
Planes de privatización
Los residentes y guardianes aún están tratando de entender toda la historia detrás de las maniobras, muchos piensan que el objetivo final era la privatización de las aguas de Flint.
La compañía multinacional francesa de agua Veolia fue contratada por el gerente de emergencia a un costo 900 dólares la hora para analizar el sistema de acueductos de Flint el año pasado, el monto total asciende a 40 000 dólares. Global Exchanges describe a Veolia como “la mayor compañía privatizadora de agua del mundo”.
En Detroit, también se contrató a Veolia para analizar su sistema de acueductos y se creó una nueva autoridad del agua regional, lo que es visto por muchos como un paso hacia la privatización.
Más de 30 000 residentes en Detroit han sufrido el corte del suministro de agua desde 2013, luego que la autoridad del agua comenzó a perseguir agresivamente a la población para que cancelara sus deudas atrasadas, asimismo entregó la facturación a una empresa privada.
Para agregar más leña al fuego, se aumentó las tarifas de agua a algunos residentes de manera exorbitante, debido a las fugas de agua en tuberías dañadas a causa del robo de cobre, los años en servicio y otros factores que escapan de la mano de los residentes. Las deudas por el servicio se suman a los impuestos de propiedad y en esta crisis del agua, algunas familias han perdido sus casas por la ejecución de hipotecas, los precios de sus viviendas se han reducido y las familias corren el riesgo de que las autoridades les quiten la custodia de sus hijos.
Existen interrogantes si la infraestructura del sistema de acueductos en Flint, Detroit y otras ciudades se deterioró intencional o tácitamente para, de esa forma, abrir el camino a un operador privado. En otras partes del mundo han ocurrido procesos similares; por ejemplo hace una década en El Salvador, y la famosa “guerra del agua” en Cochabamba, Bolivia en el año 2000. “se trata acerca de dinero y codicia, es el perfecto ejemplo del racismo ambiental” en Flint y Detroit, declaró Peggy Case, presidenta del grupo Michigan Citizens for Water Conservation (MCWC). “Esto no estaría sucediendo en la Ciudad de Traverse donde vivo y no estaría sucediendo en Bloomfield Hills o Ann Arbor”.
Las guerras del agua
Las crisis en Flint y Detroit han creado un enorme sentimiento de solidaridad y conciencia sobre lo que significa el agua como un asunto de salud y justicia ambiental, además de un elemento en disputa de dominio público.
La Brigada de Agua de Detroit ha coordinado los esfuerzos de grupos de base para colectar y compartir el agua, además de resistir los cortes en la ciudad. Voluntarios del estado y de todo el país y Canadá se han sumado para cooperar con los residentes de Flint y Detroit y proveerlos con agua potable. Ciudadanos comunes como Mays en Flint continúan luchando para revelar como algunos funcionarios públicos causaron y trataron de encubrir la crisis. Mientras tanto, los activistas en Michigan y más allá están conectando la situación en Flint y Detroit con otras batallas por el agua.
Jim Olson fue el abogado que lideró la batalla contra la expansión de Ice Mountain y es el cofundador de la organización FLOW (por amor al agua). Él ha dicho que el gobierno estatal ha desarrollado una “indiferencia insensible” a la idea del agua como un bien público y una necesidad.
“El riesgo en el Estrecho de Mackinac, el riesgo de la gente de Detroit y la situación en Flint, todo eso apunta al quiebre de la confianza pública”, expresó Olson. “Ya no vemos el agua como una sustancia vital para la vida, nos hemos centrado más en la cultura y mentalidad corporativa y de costos; el agua, entre otras cosas, no ha debido ser tratada de esa manera. “El agua no es un asunto de dinero, es un asunto de salud y sustento.”

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