La revista La Garganta Poderosa había entrevistado al jugador de Boca Junios Daniel Osvaldo para la nota de tapa de su último número, pero el área de prensa del Club intervino la producción para evitar que se hablara del caso de Gastón Arispe Huaman, el adolescente que falleció al caer en un pozo de la Villa Rodrigo Bueno donde vivía, y que el gobierno porteño se niega sistemáticamente a urbanizar.

“Detrás del grito de la villa, en todas las contratapas de los números pasados sonó la campanilla de estos pasillos embarrados. Y para esta ocasión habíamos pensado en Daniel Osvaldo homenajeando a Gastón, que murió en la Rodrigo Bueno por las trabas a la urbanización, por la desigualdad y por la desidia del Gobierno de la Ciudad. Pero cuando todo estaba encaminado para cerrar la edición, Prensa de Boca intervino en la producción, intentando condicionar la entrevista con esa lógica macrista que, lejos del ‘diálogo conciliador’, nos pretende imponer su silenciador, para que nunca salga a la luz el problema: ‘El jugador no hablará de ese tema’”, explicaron desde la revista La Garganta Poderosa.

A comienzos de marzo de este año, Gastón Arispe Huaman, de 13 años, salió con sus amigos a jugar a la canchita de su barrio tras regresar de su segunda clase en la escuela secundaria, pero antes de llegar cayó en un pozo ciego. Los vecinos llamaron al SAME pero como no llegaba, se metieron al pozo. Cuando sacaron a Gastón, ya estaba muerto. Este pozo ciego no estaba señalizado, algunos vecinos lo conocían, pero no todos. A pesar de los pedidos reiterados de los habitantes de la Rodrigo Bueno, previos a la muerte de Gastón, el gobierno de la Ciudad no tapó el pozo, como tampoco llevó adelante las obras de urbanización de la zona. 

Hace pocos días, Flora Huaman Ramos escribió una carta. “Me llamó Flora. Pero mejor díganme ‘la mamá de Gastón’, porque eso soy, la mamá de Gastón Arispe Huaman, un niño que lamentablemente jamás registraron los funcionarios de la Ciudad. Y entonces me decidí a escribir estas líneas para que, por fin, lo puedan descubrir”, comienza. 

“Mi hijo era buenito. Era, ¿entienden? –continúa–. Un niño que no le hacía mal a nadie y que vivía muy alegre, siempre interesado por los demás. (…) ¿Por qué murió? ¿Eh? ¿Por qué? Porque el pozo ciego que debí hacer yo misma, 14 años atrás, seguía siendo igual de precario, a pesar de haber tomado todos los recaudos posibles, en un barrio donde no se ha cumplido la ley de urbanización, pero encima está prohibido el ingreso de materiales. Leyeron bien, 14 años acá, atrás de Puerto Madero, laburando y sobreviviendo como podemos, todavía sin cloacas, al costado de ese pozo de mierda que la UGIS mantiene abandonado, porque pasan muy esporádicamente a vaciarlo y, aun en esos casos, nunca los vemos, porque vienen en horario laboral. (…) ¿Qué quiero ahora? ¿Para qué esta carta? Quiero que se haga justicia, con los que no cumplieron su trabajo, porque el SAME no quiso entrar. Me exigían que acercara a mi hijo hasta la salida del barrio, un barrio que jamás tuvo incidentes con un equipo médico, mientras nosotros les explicábamos que eso era imposible, porque mi hijo estaba en un pozo, desmayado y hundido a tres metros de profundidad... No entraron. ¿Entienden? No entraron. (…) Ustedes, señores y señoras del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, los que nos cercan, los que nos aíslan, los que nos ocultan, son responsables por la muerte de Gastón, esa muerte que tampoco conmovió a los canales de televisión. Y por eso, desde esta Garganta que nos sirvió para darle difusión a nuestra verdad, escribo esta carta esperando que el caso tome mayor trascendencia, pero también que todos tomemos conciencia”.

El gobierno de la Ciudad no solo no actuó en consecuencia, sino que ahora buscó silenciar el caso de Gastón a través de lo que parece funcionar como una sucursal más del Ejecutivo porteño, el club de fútbol Boca Juniors.