De un día para el otro, la empresa de cerámicos ILVA cerró la planta de Pilar y dejó en la calle a cientos de familias. Los directivos no se presentan a las audiencias, les adeudaban salarios y ayer les quitaron la obra social. En respuesta, se cortó el acceso al parque industrial. Por Canal Abierto.
Este jueves 18, durante más de seis horas, los 300 obreros despedidos de la fábrica de porcelanatos ILVA -propiedad de la familia Zanon- mantuvieron cortes en los tres accesos al Parque Industrial de Pilar. La medida se realizó en respuesta a un nuevo agravio de la empresa: después de despedirlos de un día para el otro y no pagarles los sueldos adeudados, ayer les cortaron la obra social.

El conflicto se remonta al 29 de agosto, cuando se encontraron con un candado en el portón de la fábrica. Al día siguiente, llegaron los 300 telegramas con la notificación de despido bajo ley 247, que recorta las indemnizaciones a la mitad. Luego intervino el ministerio de Trabajo, que dictó la Conciliación Obligatoria hasta el 24 de septiembre, con posibilidad de que se prorrogue hasta el 3 de octubre.

En comunicación con Canal Abierto, Marcelo Barrionuevo, uno de los despedidos -con 23 años de antigüedad- cuenta que la empresa incumplió reiteradamente con el Ministerio. De cuatro audiencias, los directivos faltaron a dos. Además, les adeudaban los salarios de agosto, tanto a los que trabajan por mes como por jornales, dejando a 300 familias que hasta entonces dependían de esa fuente laboral al borde del hambre.

Finalmente, después de una movilización al ministerio accedieron a pagarles, pero en cuotas. En el caso de Marcelo, en cuatro. “De la indemnización –adelantó el también delegado por la Agrupación Obrera Ceramistas (FOCRA)- todavía no sabemos nada”.

Por eso, tras 21 días de conflicto –que incluye un acampe en la puerta de la empresa- los obreros siguen exigiendo que los directivos de ILVA les den una respuesta. “Hasta ahora no dieron la cara. No tenemos respuesta de la empresa ni tampoco nos dicen qué van a hacer con nosotros. Si no nos quieren más, que nos paguen como debe ser”.

Concretamente, apuntan a Francisco Zanon, dueño de la firma; a Patricio Colombo, director de la empresa y del Parque Industrial de Pilar, y a Alejandro Renguini y Franco Bocci.

En oposición, los trabajadores reivindican el apoyo del municipio de Pilar y de diferentes sindicatos como la CGT de Pilar y la UOM. Con el gobierno bonaerense, aún no tuvieron diálogo.

Barrionuevo también hace hincapié en el drama de los trabajadores, la mayoría de ellos, jefes y jefas de hogar. “Yo entré a los 22 años a la empresa, ahora tengo 46 y 23 de antigüedad. Y tengo compañeros de más de 50, que ya salimos del sistema laboral. La empresa nos dejó en la calle y fuera del mercado laboral. Hay padres de familia y madres de familia. Por eso, lo que queremos es que alguien nos escuche. Somos 300 familias en la calle”.

“La historia se repite”
La dirigente de izquierda y abogada, Myriam Bregman, fue una de las que se refirió a las reminiscencias a 2001 que rápidamente trae el conflicto.

“Veo lo que está pasando en Cerámica Ilva y siento que la historia se repite. En el 2001 vimos como la familia Zanon se llevaba su plata a las Islas Caimán y vaciaba la Cerámica en Neuquén, transfiriendo las ventas a Pilar. Ahora ante una nueva crisis, hacen lo mismo en su empresa Ilva. Con mis compañeros del Ceprodh representamos a los trabajadores hace muchos años y conocemos todas las maniobras. Rechazamos los despidos. Tienen toda nuestra solidaridad”, tuiteó al conocerse los despidos.

Como en 2001, hoy los trabajadores de ILVA también denuncian la mala fe por parte de la empresa porque, aseguran, no está en quiebra. Señalan que, posiblemente, el plan sea reabrir en algunos meses con nuevos trabajadores, “con menores sueldos, sin sindicato, sin comedor, sin transporte”. Así, “en línea con lo que plantea la reforma laboral en la Ley Bases”, advierte Barrionuevo.

“Vimos que publicaron en internet ofertas laborales para ILVA y en la fábrica hay una línea completa nueva, que se instaló hace 4 o 5 meses, carísima. No es que la empresa está en quiebra, van a producir pero sin nosotros”, señala.

Pequeño gran triunfo
Horas después de levantar el corte, que sostuvieron entre las 5 de la mañana y levantaron pasadas las 11 del jueves, ante la presencia intimidante de la Gendarmería Nacional, los trabajadores despedidos consiguieron una primera victoria: la restitución por tres mesas -como corresponde- de la obra social.

El corte de las prestaciones había sido la gota que rebalsó el vaso e impuso la medida de fuerza en el Parque Industrial. Como había señalado Barrionuevo, la empresa se había metido con algo en extremo sensible, porque la obra social es, ante todo, para sus hijos.