Paro nacional de CTA. Trabajadores se manifestaron en todo el país
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- Categoría: Trabajadores
- Publicado: Jueves 28 de Mayo de 2009
(Gonzalo Besteiro-Red Eco) Ciudad de Buenos Aires - El paro nacional convocado por la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) se hizo sentir fuerte en todo el país. Estatales, docentes, trabajadores judiciales, aeronáuticos, de la salud, del neumático, papeleros, y organizaciones de desocupados se movilizaron desde la mañana, en una jornada que tuvo como reclamo central un conjunto de medidas para que la crisis económica en que se encuentra sumido el sistema capitalista no se descargue sobre las espaldas de los trabajadores. En palabras de Hugo Yasky, titular de la central sindical, “más de 1 millón y medio de trabajadores adhirieron a la medida” en todo el país. Los trabajadores de subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, también se acoplaron al paro y- sumando la exigencia del reconocimiento del nuevo sindicato que se viene impulsando por fuera de la UTA - paralizaron el servicio en las horas del mediodía.
Varios reclamos cruzaron la jornada de lucha del miércoles: un “blindaje social”, la suspensión inmediata de los despidos por 90 días, asignación universal por hijo, seguro de desempleo para los trabajadores no registrados, aumento para los jubilados. Y por supuesto, primó la demanda que viene sosteniendo la CTA desde hace años: la personería gremial.
A primeras horas de la mañana, nutridas columnas de manifestantes bloquearon los ingresos a la Capital Federal, fundamentalmente el Puente Pueyrredón –al que se movilizaron 5 mil manifestantes- y el cruce de Av. Gral Paz y Constituyentes. Los piquetes también su multiplicaron en la ciudad y fue interrumpida la circulación en las arterias más importantes. Movilizaciones similares se repitieron en la provincia de Buenos Aires, con cortes del Acceso Oeste a la altura de Moreno, la autopista Buenos Aires-La Plata, Puente La Noria, Autopista Ricchieri y varias rutas nacionales. Al mediodía, docentes y estatales de ATE y UTE se manifestaron frente a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, reclamando por el desfinanciamiento en salud y educación impulsado por Macri. A la misma hora, la conducción de CTA se movilizó desde el Congreso a la Casa de la Provincia de Buenos Aires.
También se llevaron a cabo manifestaciones importantes en Neuquén, Jujuy, San Juan, Rosario, Santa Fé, Villa Constitución, Paraná, Córdoba y otras localidades.
El paro también tuvo alto acatamiento entre los docentes. No sólo pararon los maestros y secundarios; los universitarios de CONADU Histórica llevaron a cabo medidas de lucha en varias universidades nacionales más importantes del país. Varios centros de estudiantes de la UBA llevaron a cabo actividades, cortes de calles y clases públicas en reclamo de mayor presupuesto para la educación publica, aumentos salariales para docentes y mejoras edilicias.
En los discursos, varios de los dirigentes de CTA, exigieron al gobierno nacional atender los reclamos de los trabajadores. Y manifestaron que si no había reclamos, las medidas se profundizarían.
Párrafo aparte merece la cobertura de los medios del establishment, que se limitaron casi por completo a señalar el caos de tránsito generado por los piquetes en los ingresos y avenidas de la ciudad de Buenos Aires. Muchos de ellos directamente obviaron las consignas del paro, mencionando como único motivo el reclamo por la personería gremial.
El paro nacional tuvo como antecedente más cercano la jornada de lucha llevada a cabo el 22 de abril pasado y es quizás muestra de una incipiente articulación en torno de los reclamos de los trabajadores, que vienen siendo ninguneados por las políticas oficiales, el establishment, y la burocracia sindical de la CGT. El sector de la CTA liderado por Yasky ha tenido durante los últimos años- una política de apoyo claro al kirchnerismo. Algunos sectores más críticos –ligados a Victor De Genaro- no han tenido la suficiente gravitación –ni voluntad política- como para torcer la balanza. Y hasta hoy, las respuestas de la CTA han sido más bien tibias frente a las repercusiones de la crisis: despidos, suspensiones, recortes de horas y aplazamiento de negociaciones paritarias. Más allá del reclamo de la personería –a la que se oponen tanto el empresariado como la CGT- el reclamo de medidas contundentes a favor de los trabajadores no ha pasado en la mayoría de los casos de declaraciones formales; frente a un gobierno que habla de redistribución de la riqueza pero que subsidia a los grandes capitales nacionales, desfinancia la salud y la educación y ajusta a los trabajadores mediante aumentos e impuestazos.
Lo que se abre –y lo que urge- es la posibilidad de generar una instancia verdaderamente alternativa a las políticas de ajuste oficiales, al empresariado y la burocracia de la CGT. Pero para ello hace falta combatir también las prácticas burocráticas al interior de la CTA –y la inercia que provocó alinearse con la política K-, e impulsar una organización desde las bases, que logre articular las diferentes luchas que vienen sosteniendo los trabajadores de todo el país.