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El regreso

Jorge Sobisch, ex gobernador de Neuquén y ex candidato a presidente de la Nación, lanzó en diciembre pasado su pre candidatura para volver a gobernar la provincia patagónica por cuarta vez.
(Fabiana Arencibia-Red Eco) Neuquén- En las internas del Movimiento Popular Neuquino, que serán el próximo 20 de febrero, enfrentará al actual gobernador Jorge Sapag.
El  slogan de campaña elegido por Sobisch es “Vuelve la esperanza” y en su discurso de lanzamiento dijo: “Vengo cargado de fortalezas y sin resentimientos”, en referencia a sus adversarios políticos y al actual gobernador.
En otro párrafo de su discurso, afirmó que su proyecto de gobierno se basa en la defensa de la seguridad pública al “amparo de la constitución y la ley”.
Además de volver a reiterar su postura de jerarquizar a la institución policial. “Cuando yo hace años quise instalar cámaras de seguridad en la ciudad de Neuquén, me criticaron y ahora parece que está bien. En ese momento me dijeron que era para perseguir sindicalistas y la protesta social y en realidad era para controlar a los delincuentes”, se explayó.
“Cada acción por la memoria, es un acto de esperanza, de esa que espera algo mejor; que espera por más y mejor presente para todos; por mejor futuro para nosotros y nuestros hijos”, afirma Marcelo Guagliardo, ex secretario General del gremio docente provincial ATEN.
Así debería ser no solo en el caso de esta candidatura sino de muchos otros que se reciclan aprovechando nuestros olvidos.
Empezando por el final, durante su último período de gestión como gobernador (2003-2007) este señor fue quien decidió planificó, dirigió y supervisó el operativo de Arroyito en el que asesinaron de un itakazo en la nuca al docente Carlos Fuentealba, el 4 de abril de 2007.  Cinco días después de este asesinato a sangre fría, alrededor de 25 mil neuquinos repudiaron el crimen exigiendo juicio y castigo no solo para Darío Poblete (el policía que disparó) sino para los responsables políticos (entre ellos el gobernador Sobisch).
Durante su primer mandato mostró otras acciones que marcan su manera de enfrentar a cada sector que cuestionase sus relaciones con el poder económico, fundamentalmente las petroleras. Así lo hizo con los trabajadores desocupados en noviembre de 2003; cuando arrastró la carpa que los docentes provinciales habían montado frente a la Casa de Gobierno (mayo de 2005); y cuando ordenó liberar la zona en la Destilería de Plaza Huincul (marzo de 2006) para permitir que un grupo de sus punteros atacara a los docentes en paro que bloqueaban la entrada, en reclamo de aumento salarial.
Dice Guagliardo que fue Sobisch quien “creó el  Instituto Autárquico del Desarrollo Productivo - IADEP - e hizo millonarios a varios que construyeron imperios con la plata de todos, sin devolver un centavo; el Banco Provincia prestó millones sin garantías a empresas fantasmas, como Temux; con el discurso de la seguridad, pagó más de 50 millones de dólares a Damovo, en su acercamiento a Mauricio Macri; compró 2 helicópteros ( 2 millones y medio de dólares cada uno) que no estaban habilitados para uso sobre zonas urbanas, y eran para eso; varios de sus funcionarios mejoraron sustantiva y sospechosamente su calidad de vida y lograron esquivar causas por enriquecimiento ilícito gracias a la complicidad de fiscales y jueces”.
La contracara de esta política de favores, prebendas y actos de corrupción fue el aumento de los desocupados, el reemplazo de los puestos de trabajo en el sector  público (auxiliares de servicios, maestranza de hospitales, etc.) por planes sociales y la proliferación de los contratos basura en la administración pública.
“Se agudizó la falta de viviendas, ni un solo plan en dos períodos de gobierno; aumentaron también el consumo de droga y el alcohol en los barrios, en casos, sospechados de ser provistos desde la misma estructura de gobierno; ningún polideportivo, pocos hospitales, y los construidos sin mobiliario y faltos de personal; pocas escuelas y las construidas con los bonos que endeudaron a la provincia por años (aún hoy estamos pagando)”, detalla Guagliardo.
No tenía  excusas de falta de presupuesto porque fue justamente durante su último período de gobierno que los precios del petróleo (una de las principales riquezas de la provincia) se fueron por las nubes y por lo tanto aumentaron las regalías que el estado provincial percibía de las petroleras. Sin embargo en ese mismo período cayó la inversión en educación y salud como nunca había sucedido en años anteriores (e incluso después).
Dice Sobisch que con su candidatura “Vuelve la Esperanza”. Dice Guagliardo: “El estado de ánimo que atesora la esperanza es el que cree que es posible lo que se desea, lo que sueña. Por eso, no puede haber un deseo más legítimo, justificado y compartido que el de conocer la verdad de un crimen, en democracia, hasta hoy impune. Juicio y castigo, para construir una provincia con igualdad y libertad. Esa debe ser la única esperanza”.

 

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