Primera semana del juicio por Tehuel de la Torre
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- Publicado: Sábado 20 de Julio de 2024
Comenzó este lunes 15 de julio en los Tribunales de La Plata el primer juicio por la desaparición de Tehuel. En esta instancia el único imputado sentado en el banquillo es Luis Ramos, que le había ofrecido trabajo en un evento gastronómico y está acusado por homicidio agravado por odio a la identidad de género. En caso de ser condenado, sería la primera pena por un transhomicidio en el país. El segundo imputado, Oscar Montes, será juzgado en otro proceso por jurado popular, aún sin fecha de inicio prevista. Ambos son las últimas personas que lo vieron con vida en marazo de 2021. Compartimos crónicas de las audiencias.
A 3 años de su desaparición: Desde adentro: ¿cómo fue el primer día del Juicio por Tehuel?
Las primeras voces con las que el tribunal intentará responder el enigma de qué pasó con Tehuel no dieron respuestas contundentes, pero dejaron en evidencia una trama contextual que muchas veces puede volverse el centro: las vidas frágiles de Tehuel, su familia y las personas que tuvieron contacto con él la última vez, están demasiado lejos de los pasillos de Tribunales. La matriz patriarcal lxs atraviesa de la misma manera que lxs atraviesa la pobreza, las dificultades para nombrar y nombrarse en un conurbano profundo que marca muchísimo más las distancias del cisheteropatriarcado que en las capitales. ¿Cuándo desaparece Tehuel? ¿Cuando fue visto por última vez o cuando el Estado estuvo ausente, tiempo antes? ¿Qué debe hacer un pibito trans del conurbano casi rural para sobre-vivir? Por: Julia Varela/ Cobertura Colaborativa
A las 11 de la mañana, una hora después de lo anunciado, se llenó la sala A del TOC 2 de La Plata. La demora se fue por el registro policial, el ingreso de los datos y la búsqueda de una sala de audiencias escondida en el entramado de pasillos y escaleritas del Fuero Penal del Poder Judicial de la ciudad.
El Tribunal que lleva adelante este debate está conformado por tres personas: el presidente, Claudio Joaquín Bernard, la vicepresidenta Silvia Edit Hoerr y el vocal Ramiro Fernández Lorenzo. Ellxs son lxs que van a escuchar, durante las diez audiencias que tiene previsto que dure el juicio, a los más de sesenta testigxs que están citadxs a declarar. Al final del debate, serán también quienes decidirán si al imputado, Luis Alberto Ramos -el único imputado en este juicio- se lo condena como busca la fiscalía, por homicidio agravado por el odio de género.
El primer juicio por Tehuel de la Torre es un juicio sin cuerpo y con cuatro elementos de prueba que para la fiscalía demuestran la culpabilidad del imputado: una mancha de sangre en la casa de Ramos, restos de la carcasa del celular de Tehuel, pedazos de ropa quemada que podrían corresponder a Tehuel y el cruce de las antenas telefónicas, que demostraría que los tres estuvieron en la casa de Ramos la noche del 11 de marzo del 2021. Según fuentes de tribunales, la posición de los jueces respecto del agravante por odio a la identidad de género estaría, en este inicio, dividida. Pero el juicio recién comienza. En esa definición técnica, pero también política, podría estar el corazón del proceso.
“El juicio empaña un poco nuestro primer pedido que es por una persona desaparecida. Hay una ausencia que el juicio no viene a saldar y olvida las responsabilidades en el proceso de desaparición. Un desaparecido en democracia no me parece un dato menor. Seguimos sin saber qué pasó. Me pregunto qué se hizo o cómo se hizo el proceso, o si sólo se apuntó al proceso judicial donde se va a penar a dos personas que también estaban en una absoluta marginalidad como estaba Tehuel. No nos podemos alejar del pedido por la memoria de Tehuel, el pedido original por la verdad que nos está faltando. ¿Cuál fue el recorrido que hizo esa noche? ¿Qué pasó con Tehuel?”, dijo Maru Bibiloni, filósofx y activista, que seguía el debate desde la sala, junto con la prensa y otrxs asistentes.
Y agrega: “¿Quién tiene la capacidad de desaparecer un cuerpo? Hay tramas que el juicio no va a poder develar. Está apuntando a personas muy marginales, que vivían en la misma marginalidad que vivía Tehuel, y está marcando una ausencia anterior del Estado para brindar herramientas para garantizar que los derechos humanos estuvieran respaldados. En el caso de una posible condena, lo que sí va a pasar es que se va a clausurar una búsqueda y Tehuel sigue sin estar acá, seguimos sin saber qué pasó”.
La lista de personas citadas a declarar en el primer día cambió a último momento. Al principio eran nueve personas, seis relacionadas a la familia de Tehuel de la Torre y tres de identidad reservada. Pero en la primera jornada del juicio terminaron por declarar seis personas, algunas que no estaban previstas.
“A Tehuel, de chico, le gustaba el fútbol”, dirá su madre Norma Nahuelcura, al inicio de su declaración. La fiscalía le pregunta si tenía muchas novias y, además, si era varón. “Para el jardín del hijo de Michelle, Tehuel era varón”, contesta ella. La fiscalía insiste en preguntar si lo llamaban como él o como ella. No hay mayores preguntas o repreguntas sobre cómo la familia construía o acompañaba la identidad de Tehuel. Lo que Norma sí dice es que Tehuel no tenía trabajo: que vivía de changas, que cada vez que algún vecinx le pedía podar un árbol, él iba y lo cortaba. Fue contundente: “Era mala la situación económica. Me decía, no consigo trabajo, y estaba un poco nervioso”.
El tribunal, la fiscalía y el particular damnificado intervienen, se superponen en las preguntas, a veces se pisan. Las respuestas son cortas, concretas, con poca información, con oraciones chiquitas. A Michelle Leyes, la novia de Tehuel, le preguntan si tenía algún vínculo con los imputados. Pero no termina de entender. El tribunal repregunta con un grito. Y en ese momento Michelle es clara: “Yo era la pareja de Tehuel, yo soy la pareja. Estuvimos dos o tres años. Nos conocimos a través de una página de Facebook y nuestro primer encuentro fue en Moreno”.
Michelle pide que para declarar saquen a Ramos de la sala y el Tribunal accede, pero la interroga:
-¿Entre su declaración en la comisaría y hoy vivió alguna amenaza por parte de Ramos? -pregunta el tribunal.
-No. Pero no lo quiero ver. A mi me da miedo que él me vea o quiera hacer algo.
– Pero no le pasó nada.
– No, pero le dicen el loco del cuchillo. En el barrio lo conocen así.
Michelle no entiende muchas de las preguntas que el Tribunal le hace. Después de varios intercambios, Michelle cuenta que hizo la denuncia tres días después de ver a Tehuel por última vez.
-¿Nos podés contar cómo fue la denuncia?
-Al principio no me la quisieron tomar porque yo era menor, tenía 17 años. Tuve que esperar a que una conocida que tenemos en común llegara a la comisaría y me ayudara a que me la tomaran. Primero nos mandaron a la fiscalía de Alejandro Korn, después a la de San Vicente.
Michelle recuerda que ella vivía con su hijo junto a Tehuel, en San Vicente, y que había una hora en bicicleta hasta Alejandro Korn. Cuando logró conseguir el teléfono de Ramos y escribirle para preguntarle por Tehuel, “me doy cuenta que Ramos habla de Tehuel como una femenina”. La fiscalía, dirigida por Juan Pablo Caniggia, y lxs abogadxs de la madre de Tehuel insisten en que Ramos lo identificaba como mujer: “Cuando yo hablaba con Luis, él hablaba de que era mujer”. “Le negaba su identidad”. “Al nombrarlo de esa manera, Ramos está restringiendo su decisión” dicen los abogados y, luego de eso, le piden que lea las capturas de pantalla de la conversación que Michelle tuvo con Ramos.
A Michelle no le gustaba Ramos: “Nos había dicho una o dos veces que fuéramos con mi hijo a comer a su casa. Yo no le veía buena cara y a mi no me gustaba salir. A Tehuel no le gustó nada que yo no haya querido ir a comer con Ramos. Pero no me gustaba su apariencia, nunca tuve trato con él pero no me gustaba. Tehuel me había comentado que Ramos había tenido un acto de forma babosa con una chica a la que le entregaba mercadería. Y yo, siendo mujer, no me sentía cómoda para compartir. Ramos además tenía una denuncia por un supuesto abuso a un menor. Eso me lo contó Tehuel. Él le había dicho a Tehuel que esa denuncia se la había hecho su ex pareja por despecho”, agrega la joven.
Catalina Salas, citada a declarar por ser la ex pareja de Luis Ramos, también pide que Ramos no esté en la sala. Estuvieron juntxs desde 2017 hasta el 29 de septiembre de 2020, cuando lo denunció por abusar de su hijo. “Nos separamos por los golpes, porque me pegaba. Los primeros años fueron excelentes, pero el último año empezó a estar como loco, malo, a maltratarme. Luis trataba a Tehuel como una persona normal. Pero él no me dejaba participar de las charlas, ni con él ni con nadie. Yo estaba embarazada y él me pegaba, por eso perdí a mi bebé”, cuenta Catalina. Y también agrega que a Ramos no le gustaba que los hombres estén con hombres, que y las mujeres estén con mujeres: era algo que “le daba bronca”.
El resto de lxs testigxs citadxs por la fiscalía tuvieron que esperar: “Estamos a la espera de las respuestas, porque están llegando en tren y están demoradxs”, dijeron. Y, en la sala, esperamos. Luego de la confirmación de que no llegarían a tiempo, se citó a Julio Elías Agüero, actualmente detenido por otras causas, que había visto pasar a Ramos y a Tehuel la tarde del 11 de marzo de 2021, por la canchita de fútbol del barrio.
Agüero también le pidió al Tribunal declarar sin Ramos cerca. “Tengo miedo de que le haga algo a mi familia”, dijo. El Tribunal retrucó: ¿Cuando declaró la primera vez le pasó algo a su familia?
-No.
“Yo estaba con los pibes del barrio. Un chabón nos corrió. Parece que venía borracho. Venia con una piba peticita, que tenia una visera para atrás de color gris, que tenia una campera de jean. Yo vi que venía con una piba. Vi que venía caminando con un cuchillo. Venía gritando y de golpe empieza a corrernos”, dice Julio, pero los jueces no entienden, porque Julio habla como muchos pibes, rápido y con la boca cerrada.
-Tiene mejor dicción el fiscal, obviamente, pero que declare el testigo-, pide el juez Bernard, mientras la Fiscalía intentaba oficiar de intérprete.
“Es del barrio. Vive a cuatro cuadras de mi casa. Nos empieza a correr con un cuchillo, de la nada. La chica se iba caminando y después se volvieron a encontrar. La chica lo esperó adelante después de la corrida con el cuchillo. Nos quedamos quietos mirando para donde iban. Se fueron juntos”.
-¿No lo puede decir de vuelta?-, pregunta el presidente del Tribunal.
-Parece que escucho mal, yo no entendí nada de lo que dijo-, agrega el vocal.
-Para entender su razonamiento -tercia la vicepresidenta, que revolea los ojos y no lo mira cuando habla:-, usted se da cuenta que no es muy preciso.
“Después nos juntamos al otro día con los pibes, me dijeron que vivía ahí cerca. Que ya tuvo problemas con otros vecinos. Yo tengo a mi hija que vive cerca y me da miedo que si sale busque venganza”.
Antes de que declare Romina, la siguiente testigo, el Tribunal y la fiscalía insisten para que Ramos pueda volver a presenciar el debate. Ella había pedido que no, pero después dijo que le daba lo mismo y finalmente terminó accediendo a que el imputado la escuchara en la sala.
Romina Lobosco fue el quinto testimonio, y llegó con retraso. Había una demora en el tren de la línea Roca que la traía a La Plata. Pese al largo viaje, su declaración fue ínfima, no estuvo en la sala más de cinco minutos. Dijo que conocía a Ramos del barrio, que ella y Emilse González, una ex pareja del imputado, se tienen como amigas en Facebook y habían intercambiado algún comentario en el cumpleaños del hijito de Emilse. También dijo que había hablado con un policía, pero no aportó mayores datos. A las 13:30 el testimonio de Romina ya había terminado.
Después de media hora de cuarto intermedio, llegó otro testigo en tren: Ricardo Luis Somaruga, que alquilaba una de las piezas en el terreno donde vivía Ramos. Él dirá lo mismo que dijeron lxs testigxs anteriores; que no quiere a Ramos tan cerca, que se pone incómodo porque se conocen del barrio. Pero el tribunal considera que, como la incomodidad no es miedo, Ramos tiene derecho a estar en la sala.
Ricardo pide perdón porque hace poco le hicieron un tratamiento odontológico y no puede hablar bien. El tribunal le pide que se acerque al micrófono y lo interroga. De dónde se conocen con Ramos, qué hacía para vivir. Ricardo cuenta que era remisero, que Ramos vendía gaseosas y tenía un despacho tipo almacén.
-¿Y cómo llamaba Ramos a Tehuel?
-No, ni idea.
-¿Escuchó diálogos entre ellos?
-Tomaban mate entre ellos.
-¿Sabe dónde se conocieron?
-Me parece que en una marcha o una cooperativa.
-¿Sabe cómo identificaba Ramos a Tehuel?
-No, ni idea.
-¿Cómo se llevaba Ramos con su ex pareja?
-Con Catalina se llevaban normal. Yo vivía acá y ellos al lado. Yo me iba a trabajar a la mañana y volvía a la tarde.
-Eso ya lo entendí.
-¿Sabe si Ramos era una persona violenta?
-Lo normal, lo normal.
-¿Usted hablaba algo con él? Ya me dijo que se levantaba temprano.
-Yo me fui tres o cuatro meses antes. Hasta ahí lo vi. Lo vi en la casa un par de meses, después lo conocí por la repercusión pública. Sé que es la misma persona porque le decían chico o chica.
-No le estoy entendiendo -interrumpe la vicepresidenta.
-Yo veía que este chico venía, tomaban mate con él, media hora, 40 minutos y después se iba.
-Eso ya me lo dijo. Y cómo, ¿entraba a la casa y no hablaba?
-Ramos le decía chico o chica, no sé. Cuando él venía a golpear el portón de chapa, grande, había que abrirle.
-¿Y lo nombraba como si fuese un solo nombre? ¿chicochica?
-Sí, “era una chica que era un chico”, me dijo Ramos. Él me contó que le había prestado dinero en varias ocasiones, y me pedía el celular.
-¿Nunca vio una llamada con Tehuel?
-Él usaba mi teléfono, pero yo no revisaba las llamadas. Ramos entregaba su teléfono a las chicas a cambio de favores sexuales.
Ricardo Somaruga fue el último testigo del día. Mañana martes, a partir de las diez, vamos a escuchar a trece personas más, una de ellas lo hará “por vía telemática” y el resto serán presenciales, en la sala. Cansado de las intervenciones el juez Bernard cerró la audiencia y despidió al testigo: “¡Que no pierda el tren!”.
* Esta nota forma parte de una cobertura colaborativa sobre el juicio por el caso de Tehuel de la Torre, realizada entre varios medios de La Plata pertenecientes a la Red de Medios Digitales (RMD). Somos Pulso Noticias, Perycia, Otro Viento, ANRed, Nota al pie y Desde la raíz.
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Una testiga detenida por falso testimonio en el juicio por Tehuel
En la segunda audiencia del juicio por Tehuel, los relatos complican a Ramos. La última testiga del día quedó detenida al terminar su declaración. Por Rosario Marina-Agencia Presentes
En la segunda jornada del juicio por la desaparición de Tehuel, que empezó ayer, Priscilla M. era la última de una larga lista testigues. La fiscalía, a cargo de Juan Pablo Caniggia, le planteó:
-Mantuviste comunicación desde que desapareció Tehuel hasta que detuvieron a Ramos. Te pregunto: ¿Dónde está Tehuel?
-No, no sé. Yo no tengo nada que ver.
Minutos después, entró la policía y quedó detenida por falso testimonio.
En la segunda jornada del juicio contra Luis Ramos, acusado de homicidio agravado por crimen de odio (transhomicidio), declararon ocho personas, entre ellas vecinxs y familiares de Ramos. La última en sentarse frente al Tribunal Oral Criminal n°2 de La Plata fue Priscila M.
Empezó contando que trabajaba limpiando y cuidando a la mamá de Ramos, y terminó reconociendo haber tenido con él una “relación medio amorosa”. Luego, le pidieron que leyera en voz alta los mensajes de Whatsapp que había intercambiado con Ramos desde el día que desapareció Tehuel hasta el momento de la detención a Ramos.
Los mensajes de Whatsapp con Ramos
El 14 de marzo de 2021, a las 5.24am, es decir casi tres días después de que vieran a Tehuel con vida, ella le escribió: Cómo no querés que no me preocupe, Dios, manteneme al tanto.
Hubo otros mensajes que le pidieron que leyera pero, como no lo hacía, los leyó la querella que representa a la madre de Tehuel, Norma Nahuelcurá.
-Amor, vamos a salir de esta. Si vos no hiciste nada no hay de qué preocuparse (…) te amo mucho corazón.
-Quedate tranquila.
-No me puedo quedar tranquila amor.
Priscilla incurrió en algunas contradicciones. El fiscal del juicio, Juan Pablo Caniggia, le había preguntado cómo lo tenía agendado en su celular a Ramos. “Creo que como Luis”, dijo ella pero luego se constató que figuraba como “amorcito”. Además, los mensajes fueron rescatados del celular de Ramos, porque ella los había eliminado.
Después de casi una hora de preguntas tanto de los jueces, la jueza, como de la fiscalía y la querella, dijo: “Teníamos una relación medio amorosa”.
Priscila M. siempre declaró que no conocía a Tehuel. Pero casi al finalizar la hora de declaración, uno de los jueces le preguntó si Ramos le había hablado de Tehuel, y respondió que una vez le dijo que conocía a un “chico-chica”. La jueza Hoerr le insistió en que explicara el contexto de esa charla, pero ella no respondió.
Ante las pocas preguntas que hizo la abogada de la defensa oficial, Natalia Argenti, la testigo dijo recordar todo. Pero cuando le consultaba el abogado defensor de la mamá de Tehuel, Cristian Ariel González, o la fiscalía, o los jueces o la jueza, no se acordaba. A otrxs testigxs también se les leyeron partes de sus declaraciones hechas en el año 2021 en comisarías o fiscalías, porque había contradicciones. Pero el caso de Priscilla parecía distinto.
Priscila M. fue aprehendida por falso testimonio durante el juicio
“Se ha constatado en la audiencia que la testigo ha sido reticente (negarse a brindar información). Eso motivó innumerables cantidad de preguntas. En todas dijo no recordar. Contestaba una y otra vez: no recuerdo. Al principio relativizó la relación con el imputado, sin embargo con los mensajes se vio que era todo lo contrario”, decidió el Tribunal, compuesto por Claudio Joaquin Bernard, Silvia Hoerr y Ramiro Fernández Lorenzo. “Se procede a la inmediata aprehensión”, concluyó.
“Hoy me voy más aliviada que ayer. La testigo que dio falso testimonio sabía. Todo lo que dijo que estaba escrito no lo dijo. Puede que por ahí diga algo más”, dijo a Presentes Norma Nahuelcurá, mamá de Tehuel.
Robó pastillas a su tío y amenazó a su prima con un cuchillo
Antes de la declaración de Priscila M., hablaron siete testigxs, entre quienes estuvieron una tía política y una prima de Luis Ramos. Lo ubicaron escapándose de la policía, en la casa de un tío en Dock Sud. Ambas contaron que Ramos robó a un tío pastillas para tratamiento psiquiátrico y amenazó con un cuchillo a su prima para que no le dijera a la policía que él estaba ahí. Hacía más de 15 años que no les visitaba.
“El acusado es mi primo, sobrino de mi papá. Yo estaba en mi pieza, porque vivo con mis papás, en Dock Sud. Golpean la ventana de donde vivo, y era él. (…) Se quedó dos noches. En un momento vino la DDI a golpear la puerta. Yo salí y mientras él salió atrás mío al patio, y me dijo que no dijera nada”, contó Celeste R. al Tribunal. Admitió que mintió a la policía porque su primo la amenazaba con un cuchillo: “Yo dije que no estaba. Minutos antes, cuando salimos, él estaba empastillado, drogado. Me dijo no digas nada, yo te conozco de chiquita, yo no estoy acá. Y él tenía un cuchillo”.
Susana C., tía política de Ramos, dijo: “Se quedó dos noches. Tomamos mate, charlamos, lo más normal. Mi esposo está psiquiátricamente medicado. Yo estaba cuidando a mi suegro y mi hija me llama para que vaya para allá, porque él (Ramos) había agarrado pastillas de mi esposo y se había drogado”.
Después relató que cuando llegó lo vio “drogado con las pastillas de mi esposo, que me cuesta horrores conseguirlas. Yo le arrebato la mochila y veo que tenía perfumes, cosas para vender, y un cuchillo”. También le había robado el carnet de discapacidad. “Le dije: Andate a la mierda. Lo eché, y él se fue”, contó Susana C.
Más relatos complican a Ramos
Otra vecina relató que alguien le dijo haber visto un tacho con sangre en la casa de los carreros, y advirtió: “Son los que están detenidos ahora”.
Un segundo vecino contó que Ramos le regaló un colchón, y que él se lo aceptó. Luego se enteró de la búsqueda de Tehuel y llamó a la policía para que fueran a buscarlo.
Un tercero contó que vio “al acusado que pasó con la persona que está desaparecida” desde la esquina de su casa. El acusado se estaba agarrando a piedrazos con unos chicos en la plaza. Estaba con la chica”, dijo Ricardo G. Varios testigos se refirieron a Tehuel como la chica.
Alejandro S., otro vecino, dijo que compartía “algunos vinos” con Ramos, pero no eran amigos. Nunca había visto a Tehuel. Contó, luego, que un día volvió a su casa y encontró a Ramos en la bañera: “Él estaba sentado en la bañera de mi casa. Me dice: Por favor no me denuncies, yo no hice nada, no la maté. Yo no sabía nada. Voy al freezer, saco una jarra de vino. Lo veía a él muy nervioso, temblaba. Le digo: ¿Qué pasó loco? Me dijo: Yo no hice nada”.
“Voy a la casa de Diego, mi vecino. Le digo: Está el loco este acá adentro, algo pasó. Voy para la casa de él y estaba toda la policía. Yo no la conocía a la chica, no uso celulares. Me sorprende completamente todo esto”.
También declaró otro de los chicos que estaba jugando al fútbol en la canchita del barrio, Mario D, a los que Ramos atacó, tal como contó ayer otro testigo. “Terminábamos de jugar a la pelota, el muchacho nos empezó a agredir y todos los pibes del barrio lo empezamos a correr. Iba con una chica caminando normal. Él tenía un cuchillo. Fue tipo 7 y media, 8. Ella iba con una campera negra, encapuchada. No la conocía. Los chicos decían que supuestamente un par de veces vino a jugar a la cancha”, dijo Mario D.
Y agregó: “A él yo no lo conocía. Unos chicos dijeron que lo conocían como Luiggi. A la semana anduvo la policía ahí. Decían que había desaparecido una chica”. Era Tehuel.
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Día 3 del juicio por Tehuel: la policía y una búsqueda sin resultados
En el tercer del juicio por Tehuel declararon ocho policías: los que intervinieron en los allanamientos, los que salieron a buscar, los que pusieron una carpa en el medio de la plaza de Alejandro Korn y los que levantaron pruebas. También hablaron los que hicieron formularios y tomaron declaraciones, pero: ¿qué buscaban y cómo? Además, se confirmó un cambio en el cronograma de las audiencias. Por: Julia Varela/Martín Sotiru/ Edición: Mariana Sidoti Gigli /Cobertura Colaborativa.
En la tercera audiencia del Juicio por Tehuel de la Torre, el trato del Tribunal fue más amable en comparación a lo que veníamos escuchando los días anteriores. Con algunos testigos, hasta hubo intercambios con algún que otro chiste en las preguntas iniciales:
-¿Conoce la ley?
-Sí
-¿Qué artículo?
-El 275
-Ah, pero ¡muy bien! Entonces podemos empezar
Este miércoles declararon ocho policías y un civil; un pibe al que pararon en Dock Sud para que saliera de testigo de la detención de Ramos en Avellaneda. Llegó tempranísimo, a las 8 de la mañana aunque la audiencia empezó recién a las 11. Los otros dos testigos que paró la policía para mirar procedimientos no se acercaron al Tribunal, así que mañana tendrán que ir obligados por la policía. La comparecencia de testigos en juicio es obligatoria y compulsiva: eso también es parte del proceso judicial.
Este miércoles la Fiscalía llamó a varixs testigxs a declarar y les realizó pocas preguntas, orientadas a reforzar la hipótesis del homicidio y, fundamentalmente, a fortalecer los cuatro elementos de prueba que sostienen la imputación de Ramos: la mancha de sangre en su casa, los pedacitos de tela que serían de la campera de Tehuel, la carcasa de su celular y el cruce de las antenas de los teléfonos que probarían que los tres estuvieron juntos esa noche.
El particular damnificado, conformado por el equipo de abogadxs que acompaña a Norma, la madre de Tehuel, refuerza esa idea. Pese a que aún no se presentaron resultados de las pericias a esos retazos de tela, para ellos fue un día clave: “Los policías confirmaron que los restos de ropa que se encontraron pertenecían a Tehuel y el imputado intentó quemar todos los rastros para su impunidad”, aseguró Cristian González.
-¿Buscaban a un hombre o a una mujer?, le preguntó la Fiscalía al segundo testigo, el jefe de la DDI de San Vicente.
–Buscábamos a Tehuel. Nos dijeron que era una persona trans y buscábamos a una persona trans.
-No tengo más preguntas, señor Presidente.
-¿Cuántas desapariciones de personas trans tuviste en San Vicente en esa época?, pregunta la querella.
–Esa era la única.
Los policías llamados a declarar contaron que participaron de los allanamientos. El primero contó sobre un operativo realizado en marzo, en la localidad de Alejandro Korn. ”En la calle Mansilla, que era el domicilio de Luis Ramos. Participaron varias especialidades, bomberos, perros además de la DDI de San Vicente” que fue con un perro “que en un momento se lastimó”. Este primer allanamiento fue sólo en el interior de la casa porque después se largó “una tormenta tremenda”, aunque lograron ver, en un alambrado, sobre la ligustrina, unos pedacitos de tela azul y roja quemada. Además, el perro encontró en el fondo del terreno, un montículo de tierra removida y lo atrajeron unos huesos de pollo. “En la zanja había restos de un teléfono celular marca Motorola y en el parque había un lugar donde se veía que ahí se habían quemado cosas”, agregó unx de lxs testigxs.
-¿Había un fogonero en el patio?, pregunta la Fiscalía.
-Sí, era un fogonero. Los restos de la campera estaban colgadas en la ligustrina.
-¿Se podía reconocer?
-Si, se podía reconocer.
Adentro encontraron un “filamento piloso”, un preservativo, un colchón. “La sangre que encontramos ahí nosotros presumimos que era de Tehuel y pensamos que podía estar en cualquier lado atemorizado”, dijeron y agregaron que “nos llevamos un pedazo de tela de un colchón con manchas hemáticas”. Ante la pregunta por los resultados de las pericias de esa mancha de tela, dijeron: “No, no tuve los resultados sobre de quién era esa mancha”.
En la audiencia de ayer, una de las testigos había dicho que Ramos hacía macumbas, que era umbanda. Hoy, el jefe de operaciones de la brigada dijo que cuando entró a la casa le llamó la atención “un pentagrama en el piso, una estrella que estaba pintada con pintura roja”. Además, la defensa le consultó por las diferentes hipótesis que hubo a lo largo del caso. Preguntó por la investigación en el CEAMSE, la teoría de la chanchería y la hipótesis de las “camionetas blancas” que secuestran pibas, ese relato que cada tanto revive en los barrios.
-Con respecto a que en la zona del barrio unas chicas decían que había camionetas blancas en el barrio y tenían miedo, ¿qué se supo?- preguntó la abogada defensora de Ramos.
-Sí, eso fue parte de la investigación, pero no terminamos de certificar el dominio. Cuando brindaban recompensa la gente aportaba cualquier dato con respecto a Tehuel. Teníamos que buscar personas parecidas, pero que no eran.
-¿Te enteraste de la hipótesis de una fiesta clandestina?, insistió la defensa.
– Sí, se había escuchado eso. La fiesta nunca se certificó. Yo no recuerdo haberlo tomado.
-¿Y cuántos nombres de posibles sospechosos barajaron con todas las hipótesis?
-Dos. El carrero (Montes) y Ramos.
-¿Esos son los únicos?, preguntó Claudio Bernard, el presidente del Tribunal, y el policía asintió.
El último policía que declaró contó que él hizo el informe de geolocalización del celular de Tehuel. Que entró a Google y que pudo obtener los movimientos por localización. Que el celular de Tehuel, la última vez que estuvo prendido, hizo 13.2 km en 11 horas y 21 minutos. Que estuvo en una sucursal del Correo Argentino, en una forrajería y en Mansilla al 1212. Y que después se apagó. Google dejó de tener registro. Eran las 00:24.
* Esta nota forma parte de una cobertura colaborativa sobre el juicio por el caso de Tehuel de la Torre, realizada entre varios medios de La Plata pertenecientes a la Red de Medios Digitales (RMD). Somos Pulso Noticias, Perycia, Otro Viento, ANRed, Nota al pie y Desde la raíz.
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Un carrero, una recompensa y lxs científicxs: lo que pasó el día 4 del Juicio por Tehuel
En el cuarto día de audiencias fueron citadas trece personas a declarar: dos testigxs civiles y once policías de la DDI de San Vicente y La Plata, que presentaron la evidencia de la investigación preliminar realizada que hizo que esta causa sea elevada a juicio. Por Julia Varela. Edición, Mariana Sidoti. Cobertura Colaborativa.
-¿Cómo se llama?
-J. M.
-¿Qué le pasó que no vino ayer?
-Yo firmé un papel diciendo que no tenía medios para llegar y no me vinieron a buscar.
-Y hoy lo fueron a buscar.
-Claro.
-¿Y sabe por qué está acá?
-Yo iba de compras y me agarraron de testigo para que los oficiales puedan abrir la puerta. Yo vivo ahí enfrente del campo. Conozco de vista a la persona, porque trabajaba siempre con el carro.
-Usted anda siempre con el carro…
-Trabajando.
-Sí, claro.
El hombre contó cómo fue su rol de testigo compulsivo en la detención de Ramos, el único imputado de este juicio. Después, fue el turno de M.
Una noche M. fue a cenar a la casa de su amiga C., en Dock Sud y allí se encontró con Ramos. “Nos invitaron a comer, fui con mi familia y él estaba ahí. Todavía no se sabía lo que había pasado con Tehuel”, agregó en su declaración. M. dijo que si bien Ramos contó que estaba ahí porque se había peleado con su mujer, M. supo después que había tenido problemas con los vecinos. M. también dijo que, a los pocos días, vio el caso en la tele y se enteró que el imputado era la persona con la que había estado cenando. Así que cuando el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas – SIFEBU- hizo pública la oferta de recompensa por cualquier dato que aportara a la investigación, llamó al 134: “Mi hermana llamó y dijo que yo había compartido esa cena para aportar datos a la justicia. Lo hizo por la recompensa”, afirmó.
Después de lxs testigxs civiles, fue el turno de los peritos de las diferentes áreas de la policía científica y la DDI de San Vicente y La Plata. Primero fueron tres: desplegaron un afiche con un croquis “nomenclado numérica y alfanuméricamente” de las dos casas; la de Ramos y la de su mamá. Mientras mostraban el mapa, trataban de que responda la computadora para mostrar las fotos pero el monitor, que tiene de fondo de pantalla un allanamiento realizado por la DDI, no arrancaba. Luego de unos minutos, comenzaron con la presentación. Las fotos no tenían nombre y estaban desordenadas.
Primera foto; un grupo de perros: “Esto es una característica que notamos cuando ingresamos al domicilio. La cantidad de perros que había. Eso nos llevó un tiempo porque había gente de la sección canes. Los canes estaban en todo el terreno. Algunos atados, otros sueltos, iban por su libertad”, dice uno de los tres policías científicxs.
-Hay una mejor foto de la zona, creo que aparezco yo mostrando la casa, -acota un policía.
-¿Se puede poner pausa para que no pasen tan rápido?, -pregunta el Vocal del Tribunal.
-¿Y esa foto qué sentido tiene?, retruca Bernard, el presidente. Están mostrando una imagen verde, en la que sólo se ve pasto.
-Vamos de lo general a lo particular- respondió otro de los policías
La pieza donde vivía Ramos es eso: una pieza con una salamandra tiznada, una cama y un colchón, una mesa de madera, el baño afuera. Una de las fotos muestra un cartelito amarillo que marca el área D2 en el piso. Lo que marcan alfanuméricamente es una estrella rodeada por un círculo rojo pintada en el piso. Los peritos dicen que es la “estrella de David”, pero vemos una estrella de cinco puntas.
Muestran fotos de una cama y, debajo de la cama, un pañuelo con un pelo. “Lo que se observa acá es el filamento piloso (un pelo) que fue levantado como prueba para que el laboratorio lo analice”. Dentro de la salamandra encontraron dos envoltorios de preservativos y, en el pozo del baño, los dos forros.
-¿Se pudo obtener el ADN de los preservativos?, pregunta el Presidente.
-Nosotros no disponemos de la muestra. No sabemos qué pasó con los resultados, se tomó el objeto.
-¿No sabe si pudieron obtener ADN?, insiste.
-Eso va a la Fiscalía de Instrucción.
Otra foto: una de las paredes del interior de la casa. A 1.5 metros de altura encuentran algunas gotas de sangre. Al ver la sangre, Norma, la mamá de Tehuel, se larga a llorar. Está, como en todas las audiencias, sentada atrás del equipo de abogadxs que la patrocina. A su lado, dos personas le daban agua, le acariciaban la pierna, le decían que se tranquilice. A veces los mimos no bastan.
-¿Sabe qué se pudo obtener de la mancha de sangre y de los preservativos?
-No, no tenemos resultados.
-¿No se comunican? Ser sólo recolectores es medio raro -dice el Bernard.
-En caso de que no tengamos intervención, no tomamos conocimiento. El laboratorio de la Superintendencia aporta a la Fiscalía.
En la investigación preliminar, la Fiscalía de instrucción confirmó que, después de cotejar las muestras de las gotas de sangre con las muestras obtenidas a Andrés, el papá y a Ailén, la hermana, que las gotas de sangre encontradas en la casa de Ramos corresponden a “material genético de un hijo biológico de Norma Isabel Nahuelcurá y Félix Andrés De La Torre. Que los cálculos realizados sobre la base de los resultados obtenidos indican una probabilidad de parentalidad (W) estimada mayor a 99,999999% y un índice de parentalidad (IP) estimado del orden de 6 x 10 (seis mil millones).” En la instrucción no hay datos sobre el análisis a los preservativos.
Luego de eso, los peritos muestran la foto de los trozos de tela encontrados sobre la ligustrina.
-¿Se notaba que era una campera?, -pregunta el Presidente.
-No, eran fragmentos. Se puede observar un cierre y un color azul. Son restos combustionados.
-¿Había olor?
-Que yo recuerde, no.
-Como para determinar el paso del tiempo, digo.
-No, tampoco me la acerqué a la nariz. Usamos barbijos. Además, recuerde que estaba lloviendo.
El técnico químico de la policía científica hizo la pericia para determinar combustibles o elementos de combustión en los trozos de tela de color azul recolectados. “Era tela sintética derretida y quemada. También la tela del forro de colchón y material carbonizado. Restos de una prenda”, dice.
-¿Qué prenda podría identificar usted según su conocimiento?
-Podría tratarse de alguna campera.
-¿Es una prenda resistente al fuego?
-No, es inflamable.
El perito no encontró elementos derivados de petróleo o ayudantes de combustión. “Estos se pueden haber evaporado o consumido”, dice. Otro, analizó las manchas del recorte de tela “parecido a un colchón” y determinó que las “manchas hemáticas” no eran de sangre humana.
Desde el área de Informática revisaron las imágenes de las cámaras de seguridad de los locales de la calle, y mostraron los videos de la cámara de seguridad del supermercado chino, que es el último registro de Tehuel en movimiento. Eso fue demoledor para Norma, que tuvo que salir de la sala. Luego de unos minutos, volvió a entrar.
También contaron que obtuvieron conversaciones de Whatsapp del celular de Ramos e imágenes donde se puede ver a Ramos, a otra persona -que sería Montes, el otro imputado por esta causa- y a Tehuel. El coordinador del equipo pericial de San Vicente dijo que, por ser titular de alto rango, “tuvo que bajar” varias veces a los operativos y estuvo en varias intervenciones, incautaciones y rastrillajes.
-¿Tiene conocimiento de si la casa de Ramos fue tirada abajo?, preguntaron los abogados de la madre de Tehuel.
-Sí, en un momento, cuando llegamos a un operativo, la casa ya estaba demolida. No recuerdo cuándo fue.
* Esta nota forma parte de una cobertura colaborativa sobre el juicio por el caso de Tehuel de la Torre, realizada entre varios medios de La Plata pertenecientes a la Red de Medios Digitales (RMD). Somos Pulso Noticias, Perycia, Otro Viento, ANRed, Nota al pie y Desde la raíz.
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Juicio por Tehuel: El Tribunal rechazó el pedido de que declaren testigues trans
En la quinta audiencia declaró la psicóloga que interrogó a Ramos y una compañera del MST que contó sobre cómo era la relación de Tehuel y el acusado. Por Catalina Dowbley – Agencia Presentes.
Con presencia de activistas y militantes, en los Tribunales de La Plata, se desarrolló la quinta audiencia del juicio en el se acusa a Luis Alberto Ramos como coautor del homicidio del joven trans -aún desaparecido-. Se espera que la próxima semana se presenten los alegatos.
En la quinta audiencia del juicio a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de La Plata, declararon peritos psicológicos del Ministerio de Seguridad, una compañera de militancia del MST de Tehuel y de Ramos, y un testigo ocular del allanamiento realizado por la Policía Bonaerense.
En el transcurso de la audiencia, el Tribunal rechazó el pedido de los abogados representantes de Norma Nahuelcurá -mamá de Tehuel-, quienes solicitaron incorporar un testimonio de una representante de la comunidad trans “útil e indispensable para entender la realidad de primera mano”; ya que en el juicio todas las voces están representadas por personas cisgénero.
El perfil psicológico
Karina Sorokowki, psicóloga del equipo de la Dirección de Análisis de la conducta Criminal y Victimología del Ministerio de Seguridad de la Provincia, fue la responsable de realizar dos entrevistas a Luis Ramos -imputado-, para establecer un perfil en el marco de la investigación por averiguación de paradero cuando Tehuel desapareció.
En este marco, la licenciada aseguró que notaron “quiebres en el discurso” de Ramos. “Pudimos observar una persona que, en un principio, se mostró colaboradora, predispuesta, con un diálogo locuaz, queriendo agradar, verborrágico en su discurso”, dijo y agregó que “no obstante, lo que nosotros observamos es que estas características son manipuladoras”.
Indagada al respecto por el Tribunal, Sorokowki explicó que, en las causas por averiguación de paradero, se busca que el entrevistado empatice con la víctima “era lógico en su discurso, pero la falta de afectividad, la falta de emotividad, la falta de empatía a nosotros nos dice que el discurso es para protegerse”.
Según lo reconstruido durante la audiencia, Ramos podía describir las vivencias compartidas con Tehuel, pero no las emociones “era un discurso defensivo y exculpatorio”. Además, la testigo destacó: “Nos llamó la atención el remarcamiento al acompañamiento a su identidad sexual”, por parte del acusado.
“Luis no la veía como hombre”
Andrea Licolichconoció a Luis Ramos y a Tehuel de la Torre militando en el MST de San Vicente. Durante su testimonio en el juicio, contó que fue Ramos quien acercó a Tehuel a la militancia y que lo presentó como “una amiga.” También que entre ambos había “una buena amistad”, pero que en un momento ella le sugirió a Tehuel: “Yo le pedí que se aleje de esa amistad porque yo había notado que Luis no la veía como hombre”.
La testigo afirmó, además, que Ramos había dicho que “era un desperdicio de mujer haberse vuelto hombre”. Y agregó que, en el Movimiento, consultaban a los militantes sobre a qué actividades preferían o no ir, y que el acusado creía que “la mujer era para el hombre y el hombre para la mujer”.
Licolich también dio cuenta de una conversación con Tehuel en la que cuestionó por qué seguía vinculada con Ramos y que él “le ayudaba económicamente si necesitaba algo”.
Relación de poder
La jornada giró alrededor de un tópico: ¿se encontraba Ramos en una situación de poder con respecto a Tehuel de la Torre?
La pregunta apareció tanto en el testimonio de la psicóloga que entrevistó al acusado, como en el de los psicólogos que entrevistaron a los familiares de Tehuel. El Tribunal quiso saber e indagó: de qué hablamos cuando hablamos de poder.
Se sabe que el joven se encontraba en una situación de vulnerabilidad social, que buscaba trabajo y que era Ramos quien solía proveerlo: tanto con trabajos informales como con dinero.
“La familia dijo que la relación que tenía con Luis Ramos tenía que ver con lo laboral y que además de lo laboral eran amigos, porque era alguien a quien Tehuel tomaba como un par… que lo escuchaba”, aseguraron Juan Pablo Díaz y Belén Gallego -psicólogos del Ministerio de Seguridad, encargados de entrevistar al entorno del joven-.
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El proceso judicial se retomará el jueves 25 dado que desde el lunes 22 hasta el miércoles 24 no habrá audiencias. Para ese día se espera la declaración de ocho personas. A partir del viernes 26 el juicio entrará en el tramo final con las últimas palabras y alegatos. Y el veredicto será a fines de agosto.
Imagen: Camila Flores Catino (Cobertura Colaborativa)