Deuda externa: deuda odiosa, deuda ilegítima
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- Categoría: Economía
- Publicado: Miércoles 18 de Diciembre de 2019
La deuda sigue siendo para los gobiernos argentinos la asignatura pendiente. Y para nuestro pueblo la sangría que provoca la pobreza y la indigencia. Cuando durante el kirchnerismo se reconvirtió deuda externa por deuda intraestado, muchos pensaron que con ese “desendeudamiento” el problema llegaba a su fin. Pero no fue así.
Se pasó de una deuda que era - según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)- de más del 53% del Producto Bruto Interno cuando Cristina Fernández dejó la Casa Rosada, al 100% del PBI cuando se fue Mauricio Macri.
Sólo en 2020 y sin tener en cuenta la deuda en pesos, Argentina tiene vencimientos por 31 mil millones de dólares: más del doble que las reservas líquidas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El FMI le dio a Argentina el préstamo más grande en su historia a un país: 56.300 millones de dólares que no llegó a desembolsar en su totalidad (restan aun 12.000) por el cambio de gobierno.
Este crédito fue resuelto por el Poder Ejecutivo sin que sea aprobado por el Congreso ni analizado su impacto sobre la balanza de pagos, tal como dicen las leyes.
El 83% de esos fondos se destinaron a pagar deuda externa, según datos oficiales. Según el informe del Ministerio de Hacienda, del total recibido solo quedan disponibles poco más de 1.900 millones de dólares.
Consultada por Barricada TV, la economista y docente Candelaria Botto alertó: “La deuda no generó mejores condiciones, no tenemos infraestructura, no tenemos ni más hospitales ni escuelas, ni nada de eso. Es una oportunidad para pensar si nos tenemos que hacer cargo de esa deuda, si es legítima, y entender lo que conlleva: son millones y millones de dólares que se van a ir a repagar plata que lo único que hizo fue financiar una fuga de capitales y una desregulación financiera”.
Por su parte, el economista Julio Gambina afirmó: “Cuando el Fondo Monetario prestó los 57 mil millones sabía fehacientemente que Argentina no podía pagar, por eso se dice que es una deuda odiosa. No importa que lo haya hecho un gobierno constitucional: es odiosa porque los deudores y los acreedores sabían que no se podía pagar”.
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