Red Eco Alternativo ***

Murió Hebe

Esta mañana murió Hebe de Bonafini. Alcanza su solo nombre para que reconozcamos de quien hablamos.

Hebe fue una de las Madres de Plaza de Mayo, luchadora incansable durante los peores años de nuestro país y continuó esa batalla en democracia.

Ella siempre decía que era una ama de casa común, que tuvo que salir a pelear frente a la desaparición de sus hijos.

Hoy desde Red Eco decidimos dejar de lado las críticas y diferencias ideológicas para despedir a un gran ícono de la lucha por los derechos humanos y los trabajadores.

Hasta siempre Hebe.

 

Compartimos comunicados difundidos ante el fallecimiento de Hebe:

Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y su grupo de apoyo ponemos nuestro corazón al lado del dolorido corazón de todas las Madres ante la muerte de Hebe Bonafini. Nos ha unido a ella nuestra común y continua tarea contra la desaparición forzada y sus responsables inmediatos y mediatos, más allá de cualquier discrepancia.
Continuar con nuestra lucha es el mejor homenaje que podemos rendirle.
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora

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Lamentamos la partida de Hebe de Bonafini, Madre de Plaza de Mayo, hermana en esta lucha por la desaparición de nuestrxs hijxs. Abrazamos a sus compañeras y familiares. ¡Hasta siempre!
Abuelas de Plaza de Mayo

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HEBE FUE EJEMPLO DE LUCHA CONTRA LA DICTADURA Y ENFRENTÓ LAS MANIOBRAS DE IMPUNIDAD DE LAS LEYES DE OBEDIENCIA DEBIDA Y PUNTO FINAL DE ALFONSÍN Y LOS INDULTOS DE MENEM.
El ejemplo de lucha contra la dictadura y de resistencia ante el genocidio que encarnan las Madres de Plaza de Mayo es marca imborrable para nuestro pueblo y para todos los pueblos oprimidos del mundo. Con el ejemplo y la persistencia en la lucha de las Madres decimos:
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.
JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS GENOCIDAS
JUSTICIA POR TODAS Y TODOS LAS Y LOS COMPAS.
ASOCIACIÓN DE EX DETENIDOS DESAPARECIDOS

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Murió Hebe.
De ella aprendí que los DDHH sólo se pueden defender desde fuera del Estado y con independencia de los gobiernos.
Las desaveniencias y discusiones posteriores, todo el mundo las conoce y no cambian eso.
Fue una parte de nuestra historia.
Me quedo con #NiUnPasoAtrás.
María del Carmen Verdú (Correpi)

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Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y referente de la lucha por los derechos humanos recordó a la representante de Madres de Plaza de Mayo como un emblema de la lucha por la democracia y la definió como «una rebelde con causa«. «La partida de Hebe muestra el recorrido, durante su vida, de una mujer rebelde. Una rebelde que siempre enarboló la bandera de los derechos humanos; de memoria, verdad y justicia; y de juicio y castigo a los responsables de los crímenes de lesa humanidad», sostuvo.

Y agregó: «Tanto Hebe, como Madres y los organismos de derechos humanos, hicieron ese trabajo fundamental de pelear por saber qué pasó con los desaparecidos y por Justicia. Muchos de nosotros somos sobrevivientes de esa época. Es importante transmitirle a las nuevas generaciones que la democracia no se regala, se construye con el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Hebe trabajó siempre en esa línea».

Asimismo, el activista por los derechos humanos recordó que conoció a Hebe en el año ‘75, antes del golpe militar.»Ya había desapariciones y torturas. Eran mujeres desesperadas que iban a buscar apoyos en todos los lugares donde podían. No había organismos de derechos humanos, sólo la Liga Argentina», contó. 

Y destacó la lucha y valentía de Hebe,a lo largo de toda su vida. «Una vez le dije: ‘me asombra que tanto dolor y angustia te hayan transformado con la fuerza del amor’. El amor las hizo fuertes. Para saber no sólo qué pasó con sus hijos, sino con todos los hijos e hijas, y tratar de construir una sociedad mejor».

Finalemente, Pérez Esquivel también se refirió a las controversias, incluso a las duras críticas, que se hicieron en torno a la figura de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, y expresó: «Lógicamente, hubo muchas críticas al accionar de Hebe y a todos los organismos de derechos humanos. Hubo quienes trataron de que no se realicen los juicios. Hebe tuvo la firmeza, como la tienen muchas madres, de resistir». 

«Se le pueden criticar muchas cosas, pero tenemos que rescatar la fuerza que tuvo en todo momento de no claudicar», enefatizó. 

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Por siempre Hebe

Por Carlos Rodríguez *

Me dicen que Hebe de Bonafini ya no está entre nosotros. Me cuesta creerlo, es más, no lo creo ni lo voy a creer. Hay personas que están siempre vivas y Hebe es una de esas personas. Tengo que escribir en nombre de mis compañeros de Página/12, pero me cuesta hablar sobre ella sin hacer alusión a lo personal, a la relación que tuvimos.

En lo colectivo, recuerdo una asamblea en el diario, cuando estábamos en Belgrano al 600, en pleno conflicto cuando la empresa echó a 70 compañerxs. Hebe hablando para nosotrxs, paradita frente a la asamblea, dándonos aliento, levantando la voz como siempre. Esta vez para criticar sin pelos en la lengua a los dueños del diario. Solidaria, combativa, insobornable. La Hebe de siempre, la de toda la vida.

Otra vez nos envió su adhesión a una marcha fundacional del gremio de prensa y de lo que hoy es el SiPreBA. Siempre presente con los que luchan.

Como dije, no puedo olvidar lo personal. Conocí a las Madres en 1980, la primera fue Nora Cortiñas, la que llevaba los comunicados a la agencia Noticias Argentinas (NA). Las Madres estaban todas juntas en su sede de Hipólito Yrigoyen al 1400. Allí me hice amigo enseguida de María del Rosario, de Juanita, de Beba, de Porota, de María, de Tota, de Elvira, de Cota. De todas, menos de Hebe. Había pasado un año, ya estábamos trabajando en el periódico Madres de Plaza de Mayo, pero con Hebe había saludo, algún abrazo, pero no la intimidad que tenía con las otras Madres.

Todo cambió un día, a lo Hebe, cuando preparaban una de las primeras Marchas de la Resistencia.

Un periodista afroamericano, recién llegado de Estados Unidos, corría a Hebe por toda la casa pidiéndole una entrevista. Hebe decía que había “muchas cosas que hacer”, que no tenía tiempo para reportajes. El periodista le dijo, algo molesto: “Pero Hebe, somos amigos…” La respuesta de ella fue tremenda, para el periodista norteamericano y para mí: “No, no somos amigos, amigo es Carlitos Rodríguez”. Yo estaba sentado, hablando con Juanita, y Hebe puso las dos manos sobre mi espalda. Casi me desmayo: al fin y al cabo, Hebe me tenía registrado, y dejé de sentirme el Fantasma de Canterville.

De ahí en más, fuimos amigos inseparables. Largas charlas, largos abrazos, largas confidencias mías depositadas en ella. Consejos sobre lo que yo tenía que hacer en mi vida personal y periodística. Dimos charlas en la Casa de las Madres, en La Plata, en La Pampa, en un inolvidable viaje que hicimos a Mendoza para hablar en la Universidad.

Una vez me llegó a decir delante de varios testigos –y perdón el autobombo— que nosotros éramos “amigos, compañeros y… amantes”. Todo sellado con la risa, que era otro atributo de Hebe.

Recién ahí conocí a la verdadera Hebe, más allá de la figura que se plantaba los jueves en la Plaza de Mayo y arrasaba con todo y con todos, siempre que fuera necesario. Y siempre era necesario. Fue la primera en decir que después del Juicio a los ex Comandantes venía la amnistía de Alfonsín, que se concretó con las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. Hebe no hablaba por hablar. ¡Y cómo hablaba, como nos marcaba el camino!

Paula, mi hija, llorando, me recordó una anécdota con Hebe en su casa de La Plata, la primera vez que la visitamos allí. Paula y Silvio, mis hijos, eran niños. Cuando Silvio la conoció, le preguntó: “¿De qué cuadro sos?”. Hebe le dijo con orgullo, como siempre: “Soy hincha de Gimnasia”.

Paula recuerda las visitas que hicimos juntos a la Casa de las Madres y esa primera visita en su casa de La Plata.

“Las Madres nos recibían siempre como si fuéramos de la familia y en su casa de La Plata, Hebe nos llevó a mí y a Silvio al almacén del barrio para regalarnos algo. A mí me compró un mini velador (lleno de confites) que pedí pensando en mis muñecas. Silvio, en aquél entonces, amaba los cochecitos marca Piluki. El único que había en el negocio era un camión azul, de la Policía. Hebe se lo compró muerta de risa, haciendo bromas con el dueño del negocio. Todo está guardado en la memoria”.

Esa que recuerda Paula, también era Hebe, la de la risa y la del llanto, aunque nadie lo crea. Una vez lloró en mi hombro, nunca lo olvidé. Hebe era monolítica, pero ante todo era una mujer, una madre, una persona maravillosa, inolvidable, imprescindible.

Tengo regalos que me hizo. El premio 20 Años Juntos, varios libros dedicados, uno de ellos es obra suya y se llama Cocinando Política, donde mezcla las comidas populares con las luchas populares.

Disculpen que esto se convierta en algo parecido a un autobombo, pero soy una persona feliz por haber conocido tanto a Hebe, la que nos hacía de comer en la Casa de las Madres, la que se disfrazaba cuando organizábamos un baile.

Si, en la Casa de las Madres se bailaba, se festejaba el trabajo conjunto. Hasta hubo “casamientos” entre compañerxs “celebrados” por María del Rosario y bendecidos por Hebe. Por eso digo que Hebe no se fue, que nos deja su ejemplo, su discurso siempre duro cuando había que ser duro y el amor que regalaba a cada paso, en la intimidad.

Por eso, no me digan, no nos digan que Hebe se nos fue. Hebe siempre estará marcando el camino. Sigámoslo.

* Delegado honorario de Página/12.

((Publicado en https://trabajadoresdepagina12.blogspot.com))

 

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