El abrazo postergado

Chicha Mariani murió sin poder encontrar a su nieta, a quien buscó durante 42 años. Sus compañeros de lucha, los organismos de derechos humanos, continuarán su camino hacia la memoria, la verdad y la justicia, para que la mujer que fue secuestrada a sus tres meses y robada de su familia pueda recuperar su verdadera identidad: Clara Anahí Mariani Teruggi. Red Eco Alternativo.

(Red Eco) Argentina - Clara Anahí tenía tres meses cuando el 24 de noviembre de 1976 fue secuestrada de la casa ubicada en la Calle 30 N°1134, entre 55 y 56, de la ciudad de La Plata, donde vivía con sus papás Daniel Mariani y Diana Teruggi.

Ese día hubo un operativo, que supervisó Miguel Ángel Etchecolatz, entonces director de investigaciones de la Policía Bonaerense, y en el que Teruggi fue asesinada junto a otros militantes que se encontraban en la vivienda. A pesar de que en un primer momento se dijo que la beba había muerto, luego se supo que no era así, y su papá Daniel y su abuela Chicha iniciaron la búsqueda. Daniel fue asesinado al año siguiente, el 1 de agosto de 1977, y Chicha continuó el camino hasta que hace pocas horas el ACV que había sufrido días atrás puso fin al recorrido, a 42 años de lucha.

En estos 42 años, María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani fundó, junto a otras mujeres, Abuelas de Plaza de Mayo, organismo que presidió hasta noviembre de 1989, período en el que se identificaron y restituyeron alrededor de 60 niñas y niños apropiados.

Luego creó la Asociación Clara Anahí, cuyo punto de partida ha sido la búsqueda de Clara Anahí Mariani Teruggi, pero también la construcción de la memoria colectiva, el asesoramiento en derechos humanos y la defensa del derecho a la identidad. “La Asociación trabaja cotidianamente en pos de la construcción de la memoria junto a las nuevas generaciones, la búsqueda de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura, el acompañamiento de personas que buscan sus orígenes y la preservación de fuentes documentales y testimonios referidos a los acontecimientos históricos que atravesaron a nuestro país y el mundo desde los años ´60”, se afirma en su página web.

Cada 12 de agosto, día que cumple años Clara Anahi, Chicha realizaba una suelta de globos, un globo por cada año que cumplía su nieta.

Chicha declaró en todas las instancias judiciales que pudo, dio testimonio en los juicios por la verdad de La Plata y fue querellante en el juicio contra Miguel Etchecolatz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad.

Justamente, Etchecolatz es uno de los genocidas que cuenta con información sobre el destino de los bebes apropiados durante la dictadura cívico militar, pero se niega a darla a conocer. Como muestra de su perversión, años atrás dijo que podía dar datos sobre Clara Anahí. “Siempre dijo que su idea es hablar en otro lugar y en otro momento – afirmó en aquel entonces Chicha en diálogo con La Retaguardia –. (…) Es totalmente torturante que le digan a uno esto sobre la causa por la que está luchando y perdiendo la vida en el camino durante 35 años (…). Es un 'bueno, cuando se me dé la gana voy a hablar y donde yo quiera'. Fue un desagradable momento sólo pensar que tengo que convivir con esto de si va a hablar, qué se guardó, por qué no habló antes. (…). Es una tortura más (…). Este hombre sometió, además de las torturas a los jóvenes que estaban en los centros clandestinos, también a todos los familiares a la misma tortura. Un puñal clavado en el corazón durante todo este tiempo que son años y ahora sale con esto. (…). Al día siguiente de sus dichos solicitamos al tribunal una autorización para que un compañero de la máxima confianza se acercara hasta Marcos Paz y hablara con él. Se hicieron todos los trámites, en el juzgado se portaron muy bien, se levantaron actas, todo lo demás, y cuando llegó el momento de preguntarle a este hombre dijo que no quería hablar con nadie, así que ahí frenó toda tentativa de saber lo que quiere decir”.

 

Ejemplo de vida

“Chicha nunca dejó de luchar. Desde los primeros momentos comprendió que la lucha por encontrar a su nieta Clara Anahí Mariani Teruggi estaba necesaria e indisolublemente ligada a encontrar a todos y cada uno de los nietos y nietas apropiados por la dictadura genocida, y en ello dedicó su vida entera.

Muchas de las pruebas con las que logramos condenar a los genocidas que están presos fueron aportadas por las investigaciones y trabajos de relevamiento organizados y realizados por Chicha. Fue ella también la que impulsó a científicos para que desarrollaran estudios de ADN que hoy conocemos como ‘índice de abuelidad’, el mismo que nos permite tener la certeza científica e irrefutable acerca de la identidad de los y las jóvenes que recuperan su identidad”, afirmaron desde la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos a través de un comunicado.

En el mismo sentido, se expresaron desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia: “Rendimos nuestro homenaje y nuestro respeto a Chicha que, desde los primeros momentos, comprendió que la lucha por encontrar a su nieta Clara Anahí Mariani Teruggi estaba necesaria e indisolublemente ligada a encontrar a todos y cada uno de los nietos y nietas apropiados por la dictadura genocida, y a ello dedicó su vida entera. (…) Chicha, la incansable luchadora, falleció sin recuperar a su nieta Clara Anahí. El pacto de silencio de los genocidas no permitió que pudiera abrazar una vez más a su nieta. El Estado fue, es y será  el responsable de la apertura de los archivos que nos permitirían encontrar a Clara anahí y todos los jóvenes apropiados”.

Desde Justicia Ya La Plata aseguraron: “Su vida y lucha fueron ejemplos de dignidad, perseverancia, convicciones y principios. Su trabajo en investigación y seguimiento de jóvenes que dudaban de su identidad fue muy valioso para encontrar la verdad en la vida de muchas personas. Chicha, pese a sus 94 años, gozaba de una gran vitalidad y salud, aunque esta última fue afectada profundamente por el crimen social de la inundación de nuestra ciudad el 2 de Abril de 2013, cuando Chicha estuvo horas sumergida en el agua en su casa intentando salvar el archivo de investigación de 4 décadas. A partir de ese momento comenzaron sus problemas respiratorios.

Todos los gobiernos posteriores a la dictadura se negaron sistemáticamente a abrir los archivos en los que, entre otras cuestiones, hay información acerca del destino de l@s hij@s nacid@s en los campos de concentración y apropiad@s por los genocidas. Gracias a la lucha incansable e inclaudicable de Chicha como de otras Madres y Abuelas, se encontraron much@s hij@s de desaparecid@s apropiad@s”.

“Chicha fue compañera de caminada de los momentos más duros del país, ella fue la que me dio el dossier cuando me encuentro por primera vez con el Papa Juan Pablo II, que le entrego el dossier de 54 niños secuestrados y desaparecidos por la dictadura. Son los inicios de la organización de Abuelas de Plaza de mayo que recién se constituye en el ’82. Una luchadora incansable de clamar no sólo a las autoridades argentinas sino al mundo el derecho a la vida, la recuperación de los niños. (…).Siempre fue una luz en el camino, de señalar la lucha. Fundamentalmente eso la caracterizaba, no las voces altisonantes sino el trabajo continuo. Una mujer con una gran humildad de no exhibirse demasiado pero trabajar incansablemente, la tuvimos muy presente en todo con gran entereza y serenidad”, la recordó Adolfo Pérez Esquivel.

También habló sobre Chicha, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Lamento mucho que  se haya ido sin encontrar a su nieta después de buscarla 42 años, de haber tenido toda la valentía para denunciar cómo fue, quién se la llevó; ella deja un testimonio muy fuerte. (…) El caso de Chicha es paradigmático, con su dulzura, recibió a cuántas mujeres para tomar los datos para sumarlo a ese archivo que nos deja. Con las muestras, las sueltas de globos, cuidando, esperando a esa nieta. Yo creo que acá hay una falla de los jueces, más allá de la dictadura cívico militar económica, en que la justicia no haya puesto ese empeño en buscarlos, en mirar las adopciones de esos años, porque por ahí la hubieran encontrado (…). Me deja el recuerdo y un ejemplo de vida, no negociando nunca nada, no haciendo cálculos más que el de la búsqueda de todos los nietos”.

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