Golpe del Estado

Parte de mi lejana niñez, la pasé rodeado de tías de dudosa salud mental. Con resultados a la vista. Nunca olvidé que en una ocasión le pregunté a una de ellas: “¿Por qué los duraznos al natural vienen en lata?”. Me contestó con reacción inmediata. “Cállate y seguí comiendo”. Me desalentó su respuesta. Pero no demasiado. Lo traigo porque fue el principio de una de mis pocas capacidades. El oído clínico que permite encontrar en el lenguaje del sentido común las contradicciones que abren brechas que permiten, lucha mediante, quebrarlo. Por Alfredo Grande - Dedicada a la Cooperativa Integral de Villa Carlos Paz (COOPI)

Si le damos crédito al autor de El Principito, lo esencial es invisible a los ojos. Y en su envés, lo que es visible a los ojos no es lo esencial. O sea: lo visible, lo audible, es siempre encubridor. Mistificador. De lo fundante que, si bien no es el mismo para todos, siempre está. Esperando su explosión, como volcán que escupe la lava de las verdades que la cultura represora no quiero conocer. La verdad nos hará libres, pero tenemos que tolerar la furia del volcán. En el devenir de los tiempos, esos volcanes han hecho erupción en lo que denominamos “analizadores históricos”.

En la Argentina, el último fueron las jornadas de diciembre de 2001. En la historia revolucionaria de nuestro pueblo, laten todavía las luchas del Cordobazo, prolongadas hoy en los combates de las y los estudiantes de Córdoba. Que hace honor a las luchas que generaron el volcán de la Reforma Universitaria de 1918.

Como dice su Manifiesto Liminar, redactado por Deodoro Roca:
“Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”

De eso se trata entonces. De llamar a las cosas por su nombre. Porque si usamos los nombres de las cosas en forma arbitraria, antojadiza, producto de un acto-poder de alguna jerarquía de turno, entonces los nombres toman el lugar de las cosas.

Freud, que con el psicoanálisis abrió la enorme puerta del inconsciente político social, (puerta por la cual los adoradores de la cultura represora se niegan a pasar) advirtió que ceder en las palabras es una peligrosa forma de ceder en las cosas. La cosa de la que estoy hablando es el Estado. Fuente de toda sin razón e injusticia. Sostenidos desde binarismos y bizarrismos muy cercanos a las respuestas de mi tía. “El Estado para los pobres, el Mercado para los ricos”. Desde esta clasificación que se origina en una bula de un presidente de facto que termina su mandato con la marca del asesinato de Kosteki y Santillán.

 

El Estado es el nombre de un protector, cual ángel de la guarda, para los desfavorecidos. Ignorando que son las políticas de Estado las que empobrecen y las que enriquecen. Que nadie es pobre y nadie es rico, sino que son formateados como pobres y ricos. IVA al consumo por todas las veces y aporte solidario y solitario por única vez. El Estado, como mi tía, decide de qué se habla, cómo se habla y para qué se habla.

La Corte Suprema de Justicia, uno de los poderes de la República (recordemos que los otros tres son el Legislativo, el Ejecutivo y Twitter) sentenció sobre la incumbencia de un DNU del Ejecutivo en relación a la presencialidad en las escuelas. La ex presidenta en ejercicio del Poder Ejecutivo sentenció que era un Golpe de Estado. A mi criterio, es otro botón de la muestra de populismo tilingo. Me imagino la respuesta de mi tía. Si pasamos por esa puerta del inconsciente político social, nos encontramos con una trampa del lenguaje: escamotear una letra.

Propongo no hablar más de Golpe de Estado. Y menos aún de Golpe al Estado. Como a pesar de los esfuerzos de mi tía, siempre he tratado de pasar por esa puerta que abre al fundante de la política, creo que tenemos que nombrarlo como Golpe del Estado. O sea: el Estado que se golpea a sí mismo.

 

En términos actuales: el Estado se victimiza. El mal llamado “conflicto de poderes” es el golpe del estado. El Estado es, en realidad, muchos Estados encastrados. Sin ir más cerca, la Bonaerense es un Estado. Por eso Berni es un Jefe de Estado. Las masacres son golpes del Estado contra el pueblo. Chile ayer. Colombia hoy. Vale la pena recordar el Bogotazo, otro golpe del Estado. Serie de erupciones volcánicas ocurridas en la capital de Colombia, Bogotá, que fueron consecuencia del magnicidio al líder del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán. Ocurrió el 9 de abril de 1948. Recuerdos del futuro. El Estado no recibe golpes: siempe los da. 

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En menos de 24 horas, la Legislatura de Chubut rechazó (de manera virtual) la Iniciativa Popular contra la megaminería. Con 13 votos a favor, 12 en contra y 2 abstenciones que favorecieron el resultado final, la Legislatura aprobó este jueves el dictamen de rechazo de la Comisión de Recursos Naturales y de esta forma extinguieron la Iniciativa Popular presentada por más de 30 mil vecinos de Chubut. Otro Golpe del Estado. Permitir que el estado victimario sostenga un discurso donde se victimiza es una forma elegante de suicidarse.

Según un dirigente gremial, el Frente de Todos es una sociedad anónima donde Cristina tiene las mayores acciones. Y Alberto sería el Presidente del Directorio. Interesante comparación para avivar giles. Juan Domingo Biden, al decir del presidente electo, con la astucia de los poderosos propone liberar patentes de las vacunas. Obviamente, en esta coyuntura parece progresista. Los imperios son así. Una mano acaricia, la otra pega. Y ninguna lava a la otra. Para impedir y prevenir los golpes del estado, será necesario que nos demos cuenta de que el Estado es para los ricos, el Mercado es para los ricos, y lo único que es para los empobrecidos es la rebeldía y la lucha popular.

Fuente: Agencia Pelota de Trapo (APe)

 
 
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