Red Eco Alternativo ***

100 años de soledad para Colombia

Ganó el expresidente Álvaro Uribe, el uribismo político-militar que ahora se llaman BACRIM (Bandas Criminales) y el peso muerto en la memoria social del pueblo colombiano, signado por derrotas y traiciones.

(Modesto Emilio Guerrero - ADN) Colombia - El comprensible deseo y necesidad urgente de las víctimas del conflicto por salir de una situación de conflicto que ha dejado en sus familias más de 5 millones de desplazados, la más alta del mundo, y no menos de un cuarto millón de asesinados por los gobiernos colombianos desde 1960, quedó frustrado por uno No al Acuerdo de un poco más del 50% del padrón electoral.
Aunque votó solo el 37%, siguiendo la tradición nacional de alto abstencionismo en la vida política, los que rechazan la integración de las FARC desarmados a la vida política, le dijeron al gobierno de Santos que rechazan ese acuerdo.

Uribe y los paramilitares celebraron. El gobierno y las FARC reaccionaron manteniendo la política de desarmar el conflicto. Sin embargo, el Presidente no podrá integrar el Acuerdo de Paz a la Constitución y deberá buscar una salida inmediata para evitar el desastre y los riesgos de una crisis política. Para ello, su mejor aliado en este momento es la dirección de las FARC que desde La Habana ha ratificado la misma posición, acompañado de la mayoría de la izquierda colombiana y latinoamericana, además de la UNASUR.

Perdieron las encuestas de los grandes medios comerciales que aseguraron el Si basados en ilusiones y análisis sin contenido social, y aquellos que con una carga de ilusiones similares se vistieron de blanco y convalidaron la firma de una paz sin base ética ni social. No es que había que vestirse de verde oliva, pero nunca olvidar qúien fue y es Juan Manuel Santos.

Desde el inicio, el acuerdo era una contradicción, una perversión ética: el Presidente Juan Manuel Santos es uno de los protagonistas del genocidio colombiano al lado de Uribe, autor de los "faslos positivos". Su política de “paz” era cierta, siempre que fuera en sus condiciones.

No otra cosa simbolizaron los tres aviones de guerra que tronaron el cielo de Cartagena en el momento en que el comandante Timoshenko comenzaba su discurso el día de la firma de Acuerdo.

No otra cosa representa la instalación del miedo (mucho más que miedo) durante décadas mediante sistemas de terror y métodos de genocidio, ignorados por esos "defensores" de la "democracia", como Vargas Llosa, Felipe González, el diario Clarín y sus segundones en Latinoamérica.

No otra cosa significa el regocijo de Juan Manuel Santos y su clase dominante, cuando Timoshenko pidió perdón "a todas las víctimas del conflicto", como si fuera lo mismo 230.000 víctimas mortales de Estado en dos décadas (Informe oficial “Ya Basta”, 2010), que las víctimas (pocas, absolutamente innecesarias y torpes) causadas o provocadas por las FARC en el mismo lapso.

Colombia, el país político más complejo de américa latina, tantas veces ignorado entre los estudiosos sociales, incluso los de la izquierda oficial. Tuvo las guerrillas más grandes y enraizadas del continente hace medio siglo y fue ignorado por el Che y Cuba, cuanta con la clase dominante más lúcida en política comparada con cualquiera de América latina, pero cuenta con una tradición de lucha social desde comienzos del siglo XX, solo es comparable a la México de Villa y Zapata, la Bolivia de 1952, Chile hasta 1973, o Cuba. Y como Estado Nación, supera a México como pieza de la dominación norteamericana en el Caribe y los Andes. Al mismo tiempo, esta compleja sociedad de 50 millones de habitantes guarda en sus campos y no pocos pueblos urbanos del interior, a poblaciones conservadoras con las cabezas plagadas de restos religiosos y culturales medievales.

El resultado negativo a la firma del Acuerdo de Paz, será usado por EEUU y los Macri-Temer del continente, para consolidar la derechización y afianzamiento del neoliberalismo. Eso incluye desplazar a los gobiernos progresistas que quedan, precisamente debilitados por sus propios límites frente a gobiernos como el de Colombia (En 2008, la UNASUR fue impotente contra de la instalación de las 7 bases militares norteamericanas en territorio colombiano/Orinoquia/Amazonía).

Las FARC y el ELN cometieron un error conceptual e histórico, pero no ahora ante el Acuerdo de Paz y su previsible fracaso, sino mucho antes: un análisis socio-político riguroso ("concreto de la realidad concreta") aconsejaba 20 años antes, modificar las estrategias, las tácticas y las técnicas de organización política y sobrevivir como movimientos revolucionarios en terrenos distintos a la guerra de guerrilla. Adaptarse sin capitular para repotenciarse.

No haberlo hecho a tiempo, en el tiempo adecuado, tuvo costos. Uno de esos costos, el menos letal, es haberse quedado acorralados entre una victoria no lograda por las armas y un poder militar interno reforzado por EEUU con 4.000 millones de dólares cada año hasta 2014.

Y sobre todo, lo más grave: ese tiempo lo usó la clase dominante, desde mediados de los 80, para construir un Estado de hegemonía del miedo sobre la conciencia masiva de la población urbana y sobre todo la rural y subrural, tal como se retrató en el mapa geográfico del voto por el No al Acuerdo de ayer domingo.

Ejército quiere guerra

El día sábado,, mientras se establecía en toda Colombia el sistema de votación para el Plebiscito, la "comunidad internacional" se complacía del acto en Cartagena en pro de una posible paz en Colombia, y medio planeta esperaba un Si como resultado del domingo para ponerle fin al conflicto más largo, mientras esto ocurría, en el Departamento del Nariño, donde las FARC estaba concentrando sus miles de guerrilleros y guerrilleras para ingrerar a la vida política desarmados, el mismo Ejército del Estado, saboteaba el propósito del Gobierno, sembrando el pánico en la población campesina.
El siguiente comunicado lo emitió el Comando de las FARC de esa zona de Colombia.

El ejercito que está en Ricaurte y continúan hacia nuestra dirección, han bloqueado el camino para pasar al rio Tapaje, también han llegado a Sánchez. En Ricaurte (Nariño) destruyeron la campaña del SÍ, la gente les dijo que no debían hacer eso porque era en favor de la paz el cual ellos respondieron que no tenían nada que ver con el proceso de paz, que igual atacarían al Frente 29 o a los Elenos.

Imagen: manifestante contrario al Acuerdo de Paz salen a la calle a festejar.

 
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