Mini Davos en Buenos Aires: Los tiburones y las sardinas
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- Categoría: Opinión
- Publicado: Jueves 22 de Septiembre de 2016
En los años 50 el que sería luego presidente de Guatemala, Juan José Arévalo, escribió la "Fábula del tiburón y las sardinas", para aludir a las relaciones de dependencia y opresión de Estados Unidos sobre nuestra América. Por Juan Rosales
Los tiburones eran - y son - las corporaciones transnacionales, que siguen devorando a las sardinas, es decir, a los pueblos que someten. Lo hicieron y lo hacen con diferentes instrumentos, por la violencia de las armas, de las dictaduras, pero también implantando sus ideas colonizadoras, sus medios propagandísticos e ideológicos, los regímenes políticos a su servicio.
Su objetivo es defender e imponer a dentellazos o con la sonrisa diplomática sus mezquinos intereses económicos, sociales y culturales a cualquier precio, así sea en detrimento de la humanidad y de la vida en el planeta.
Para eso, aunque puedan rivalizar en los negocios y desatar guerras y genocidios por sus intereses egoístas, se reúnen cada tanto tratando de organizar sus fechorías y repartirse países y tierras, recursos y ganancias como las bandas y las mafias delicuenciales. Eso sí, siempre en nombre del progreso, la civilización y el bienestar de las víctimas que buscan devorarse. Es lo que Bertolt Brecht llama "la cultura de los tiburones".
De esta catadura ha sido el reciente 1 Foro de Inversión y Negocios realizado en Buenos Aires, donde invitados por el gobierno de Mauricio Macri, acaban de juntarse algunos cientos de ejecutivos financieros y empresariales, ofreciendo como dice la Agencia Argentina de Inversiones (AAI) "algunas de las oportunidades de inversión más interesantes de América Latina en la próxima década". Los tiburones, los que han venido chupando desde hace mucho tiempo las venas abiertas de nuestra América, los saqueadores de nuestros recursos de vida, los contaminadores de la tierra y el agua, los promotores de la injusticia, el desempleo masivo, los tarifazos insaciables, la exclusión y la violencia social, nos prometen en unos años resolver todos nuestros problemas. Eso, por supuesto, si dejamos de resistir, de unirnos para luchar por nuestros derechos, si nos resignamos a nuestro destino de sardinas.
Bertolt Brecht escribió el cuento llamado "Si los tiburones fueran hombres", donde ironizaba sobre qué hacen los tiburones en el poder con los pececillos, es decir, con la humanidad laboriosa que pretenden sacrificar. Vale la pena leerlo.