En Uruguay el 1% más rico recibe ingresos similares al 50% más pobre

Una nueva medición de la distribución del ingreso aplicando una metodología que incorpora registros tributarios demuestra que la desigualdad y la concentración del ingreso, para el período 2009-2011, son mucho mayores que las estimadas en base a las Encuestas Continua de Hogares. 
mas_rico_mas_pobre.jpg(Antonio Elías – Rebelión) Uruguay - “La desigualdad aquí calculada es notoriamente diferente a la que habitualmente se calcula en base a Encuestas de Hogares, pues se estima en base al ingreso nominal autónomo. Además de basarse en ingresos líquidos, en esas estimaciones se considera la totalidad de fuente de ingresos sumadas y divididas entre número de miembros del hogar. Debe recordarse que aquí se considera a cada perceptor de ingreso como unidad de análisis.”
Los autores del trabajo señalan que “La distribución del ingreso por deciles muestra una mayor concentración del ingreso en los estratos altos en el registro administrativo de la DGI que en la ECH. La concentración en el decil superior en la DGI supera en un 20% el valor observado en la ECH.” (p. 29 y 30)
La diferencia es muchísimo mayor respecto a la información presentada por el INE, por ejemplo, en 2011 los hogares del decil superior captan un 28,8 % de los ingresos y los datos de la DGI que consideran que cada perceptor de ingreso es una unidad de análisis, captan el 42,3%. En este último caso los ingresos del primer decil son mayores que la suma de los ochos deciles inferiores y son 70 veces superior al decil más pobre.
En las mediciones basadas en la ECH los ingresos del decil superior son muchos menores y la participación de los sectores más pobres es mucho mayor. A título de ejemplo, el decil inferior recibe 0,6% con la información de la DGI y 2,4% en el cálculo del INE basado en las ECH, además, el decil superior solo es 12 veces mayor que el decil inferior (28,8% dividido 2,4%).
Los niveles de desigualdad que se presentan en el cuadro 2 dejan en evidencia el alto nivel de concentración del ingreso, lo que confirma los cuestionamientos realizados, entre otros, por Jorge Notaro y la Red de Economistas de Izquierda del Uruguay.
Los datos que se presentan en el trabajo son impactantes y merecen una profunda reflexión: ¿cómo es posible que el uno por ciento más rico, 23 mil personas aproximadamente, ganen casi lo mismo que el cincuenta por ciento más pobre, un millón ciento cincuenta mil personas? El 0,5% capta más ingresos que el 40% más pobre y el 0,1% un poco menos de lo que recibe el 30%.
El total de personas consideradas corresponden a la población con 20 años o más.
Con los datos de la ECH, que subestima los ingresos más altos, la concentración es un poco menor pero es igualmente muy grande: el uno por ciento más rico concentra el 10,2% de los ingresos, más que el 8% que recibe el treinta por ciento más pobre.
Por último, veamos en el cuadro 3 las diferencias de nivel que adquiere el Índice de GINI según la metodología que se utilice. Debe tenerse en cuenta que cuanto menor sea el valor del índice de Gini menor será desigualdad del ingreso.
Los autores afirman que: “En términos de desigualdad, se observan también diferencias significativas entre el registro de la DGI y la ECH compatibilizada y por fuentes de ingreso (Cuadro 15). La desigualdad aquí calculada es notoriamente diferente de la que habitualmente se calcula en base a Encuestas de Hogares”. (p.31) Los valores del índice de Gini estimados por el INE en base a la ECH fueron los siguientes: 0,432 (2009); 0,421 (2010) y 0,401 (2011).
Los resultados presentados, en ésta primera entrega, muestran que la distribución del ingreso es más regresiva que lo reconocido hasta ahora, que hay una mayor concentración de los ingresos en el decil superior y que el percentil de más altos ingresos aumenta su participación en el período.
Se verifica, a su vez, lo que se planteó al comienzo de esta nota: la metodología y los instrumentos utilizados para tratar de representar la realidad económica pueden generar resultados estadísticos muy diferentes entre sí. En este caso, la investigación realizada por el Instituto de Economía aporta elementos sustanciales para conocer los niveles de desigualdad y la concentración del ingreso en los estratos superiores.

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