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Vietnam evoca los 50 años de la masacre de My Lai

A Pham Thanh Cong no le gusta rememorar el pasado y cuando lo hace le asaltan las pesadillas durante días. Fue uno de los niños que sobrevivió a la matanza que un destacamento de soldados de Estados Unidos perpetró el 16 de marzo de 1968 en la aldea de Son My, en la zona de la costa vietnamita central que los estadounidenses denominaron My Lai.


(Isidre Ambrós – La Vanguardia) Vietnam - Una masacre en la que murieron un total de 504 civiles, entre mujeres, niños y ancianos, y que ha pasado a la historia como uno de los hechos más notorios de la guerra de Vietnam.La Vanguardia A Pham Thanh Cong no le gusta rememorar el pasado y cuando lo hace le asaltan las pesadillas durante días. Fue uno de los niños que sobrevivió a la matanza que un destacamento de soldados de Estados Unidos perpetró el 16 de marzo de 1968 en la aldea de Son My, en la zona de la costa vietnamita central que los estadounidenses denominaron My Lai. Una masacre en la que murieron un total de 504 civiles, entre mujeres, niños y ancianos, y que ha pasado a la historia como uno de los hechos más notorios de la guerra de Vietnam.

El relato de Cong causa escalofríos y él, muy a su pesar, lo ha explicado una y otra vez a los visitantes del pequeño museo que dirigió en los últimos veinticinco años y que documenta lo que pasó aquel día. Lo explica sin emociones, pero a quien le escucha se le encoge el corazón.

“Era muy temprano y escuchamos a los helicópteros que bombardeaban los arrozales. Mi madre nos cogió a mí, a mi hermana mayor y a mis tres hermanos pequeños, y todos nos escondimos en el refugio que teníamos debajo de la vivienda, como otras veces”, describió Cong. Pero en aquella ocasión no sirvió de nada.

Aquel día, los soldados estadounidenses tenían la consigna de quemar todo, matar todo y arrasaron su aldea. “Vimos cómo un soldado prendía fuego a la casa y, de repente, mi madre gritó ¡granada! Y oí la explosión, ¡bum!. Después, se hizo el silenció. Me quedé quieto. Sentía encima de mí el cabello y el cuerpo de mi madre y de mis hermanos y hermana. Estaban muertos. Yo me quedé allí, hasta que mi padre, que se había escondido en el bosque, regresó y me rescató”, contó Cong en su momento al visitante del museo interesado por aquel suceso.

Lo que vio luego fue el horror y la desolación, causada por una de las operaciones militares que marcaron la guerra de Vietnam y contribuyeron a alimentar las protestas contra Estados Unidos. En aquella mañana, el destacamento que mandaba el teniente William L. Calley Jr. arrasó Son My y acabó con la vida de 182 mujeres, 173 niños (entre ellos 56 bebés) y 60 ancianos, además de destruir 247 viviendas, matar todo el ganado y quemar los arrozales.

En 1971, el teniente Calley fue condenado por los asesinatos de 22 personas durante aquel ataque. Fue sentenciado a cadena perpetua, pero sólo estuvo en la cárcel tres días, porque el entonces presidente Richard Nixon ordenó que se redujera su sentencia. Como consecuencia de dicha orden, permaneció en arresto domiciliario tres años.

Desde entonces, William Calley ha evitado hablar de My Lai. Hizo, sin embargo, una excepción en el 2009, cuando accedió a hablar en el Club Kiwanis de Columbus, a instancias de un amigo. “No hay un día que pase que no sienta remordimientos por lo que paso aquel día en My Lai”, según publicó el Columbus Leger-Enquirer. “Siento remordimientos por los vietnamitas que fueron asesinados, por sus familias, por los soldados estadounidenses involucrados y sus familias. Lo siento mucho”, afirmó según Ap.

“Pero el pasado es el pasado y hay que mirar al futuro”, dijo en su día Cong a aquel visitante del museo. Ayer, este superviviente de My Lai, que se jubiló en septiembre pasado, también estaba en la ceremonia del 50.º aniversario de aquella matanza. Según la prensa local, fue un acto sencillo en el que se inauguró una placa conmemorativa. Grupos de niñas, con vestidos tradicionales y diademas con la paloma de la paz, bailaron en homenaje a las víctimas y un grupo de veteranos estadounidenses hizo una ofrenda floral. Y en el mismo evento se anunció, asimismo, la creación del Fondo de Paz My Lai, que pretende construir un gran parque en memoria de las víctimas.

Cong, comparte esta opinión, pero cuando despedía a los veteranos estadounidenses del museo de My Lai, siempre les decía: “Puedo perdonar, pero no olvidar”.

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