Covid 19: Protocolos y contagios en el mundo laboral

Según el último informe del Observatorio Basta de Asesinatos Laborales (BAL), en 2020 murió un trabajador cada 7 horas por causas evitables en el marco del ejercicio de su actividad laboral; más del 76% de estas muertes fueron por contagio de coronavirus. A su vez, casi 210 mil trabajadores y trabajadoras contrajeron Covid. Para todos aquellos que no pudieron trabajar desde sus casas, ¿qué protocolos se tomaron? ¿Pudieron aportar medidas de prevención? ¿Cómo se actuó ante la aparición de los contagios? ¿Cómo se dio la organización en contexto de pandemia? Los casos de trabajadores y trabajadoras ferroviarios, de prensa, de reparto, de casas particulares, de la alimentación, y bancarios. Red Eco Alternativo.

(Red Eco) Argentina – Más allá de que algunos y algunas han podido adaptar sus tareas al teletrabajo, con las dificultades que esta situación de por sí genera, muchos trabajadores y muchas trabajadoras de diversos sectores debieron continuar sus labores sin poder quedarse en casa.

En todos estos meses, la pandemia no hizo más que profundizar los conflictos y reclamos preexistentes. Las condiciones de precarización se vieron agravadas y la disminución del poder adquisitivo se hizo más evidente.

El informe de Basta de Asesinatos Laborales concluye que 985 trabajadores murieron durante 2020 tras haber contraído Covid-19. Según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, la cobertura por ART hasta el último día de 2020 alcanzó a 209.073 trabajadores, de los que 831 fallecieron: 24% corresponde a trabajadores de la salud, 11% a trabajadores del transporte, 7% a trabajadores de seguridad privada, fuerzas de seguridad y de mantenimiento y limpieza, y un 4% empleados de comercio.

¿Cuáles son los protocolos que se pusieron en marcha en los distintos espacios laborales? ¿Cómo se llegó a su implementación? ¿Fue desde el inicio de la pandemia? ¿Los trabajadores y trabajadoras tuvieron posibilidad de hacer modificaciones? ¿Qué medidas de cuidado faltan? ¿Cómo se actuó ante la aparición de los contagios? ¿Cómo se dio la organización entre los trabajadores en contexto de pandemia? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones y/o reclamos actuales? Son algunas de las preguntas que Red Eco hizo a trabajadores y trabajadoras ferroviarios, de prensa, de reparto, de casas particulares, de la alimentación, y bancarios, de cara a un nuevo Día Internacional del/a Trabajador/a.

trabajadoresdereparto anredTRABAJADORES DE REPARTO
Desde la Agrupación de Trabajadores de Reparto advierten que prácticamente no hay protocolos: “Lo único que nos decían era que cada vez que recibíamos un pedido, antes debíamos usar alcohol en gel. También antes de entregarlo. Usar barbijo, pero nada más (...). Lo máximo que hay es que cuando entras a un local, te piden que lo hagas con barbijo. No te obligan a ponerte alcohol en gel en las manos. Quizás en cadenas grandes como Mc Donalds al principio te obligaban a lavar la mochila con spray y un trapo, pero más que eso no. La implementación de los pocos protocolos fue por parte de los locales y los propios trabajadores. En Rappi, por ejemplo, te pedían que antes de loguearte te pusieras barbijo y ahí te habilitaba el scan. Ahora nada, solo te piden que mires a la cámara y te notifican para que saques el permiso de circulación. O sea, cuidan que uno no sea factor de contagio para los demás, pero no a la inversa”.

Los trabajadores de reparto no han tenido posibilidad de hacer modificaciones a estas mínimas medidas: “Ni siquiera nos preguntaron cuáles eran nuestras necesidades particulares en este contexto de pandemia. Nunca nos dieron un lugar siquiera donde poder higienizarnos. Al principio los locales no nos dejaban entrar a ningún baño; ahora sí pero al principio fue difícil”.

A pesar de ser prácticamente nulos los protocolos, para los trabajadores muchas veces eran imposibles de sostener: “Por ejemplo la distancia social, porque en los locales se acumulaba una gran cantidad de trabajadores con pedidos (sobre todo al principio de la cuarentena). Todos los cadetes se amontonaban para consultar por su pedido; los locales no daban abasto y se colapsaba todo. Mantener la distancia social era muy complicado”.

En cuanto a los sindicatos, desde la Agrupación aseguran que la única iniciativa que tuvieron fue arreglar con las empresas, como Rappi, Pedidos Ya, para que brindaran alcohol en gel y barbijos al sindicato, y los trabajadores pasar a buscarlos por el propio gremio: “Nosotros teníamos que ir al sindicato, que tiene una sola sede, sin importar desde qué distancia fuéramos. Ahí encima nos daban barbijos que eran muy desechables y nos daban muy poco de alcohol en gel, que no duraba mucho porque lo usábamos todo el tiempo”.

Respecto a qué medidas de cuidado habría que implementar, los trabajadores y trabajadoras de reparto afirman que sería muy bueno que las empresas provean locales para que los repartidores puedan higienizarse debidamente: “Mayormente estamos en la calle, solo con alcohol en gel. Queremos poder pasar al baño y no nos parece seguro usar baños de locales de comida por ser tan concurridos. Siempre debería estar garantizado por las empresas, pero en pandemia más. Sería muchísimo más seguro para nuestra salud. Necesitamos también licencias pagas por enfermedad, modalidad de entrega de productos fuera del restaurante para no tener que entrar”.

Al inicio de la pandemia, había mucha incertidumbre en cuanto a cómo actuar ante un trabajador contagiado con coronavirus: “Estábamos largados a nuestra suerte. Después, los trabajadores que estábamos en blanco recibimos permiso para tomar licencias por enfermedad, para que podamos permanecer en nuestras casas y faltar sin que se descuente. Los monotributistas, en cambio, quedaron realmente a su suerte. La ayuda del Estado fue mínima, no alcanzó para nada”.

El año pasado, en plena pandemia, los repartidores y repartidoras dieron una gran lucha en reclamo por sus derechos a las empresas, el Estado y el sindicato: “Exigimos condiciones dignas de trabajo, un salario acorde a la canasta familiar que no nos obligue a trabajar jornadas de hasta 12 horas. Si bien este año no hay tanta organización, continúa. Ya desde antes de la pandemia nos veníamos organizando, muy de a poco. Pero es cierto que hoy está más limitado, mucha gente dejó de trabajar de repartidor o repartidora”.

Actualmente las preocupaciones de los trabajadores de reparto son muchas. La principal es que aumente el pago por pedido, que hoy es de 60 pesos. En el último tiempo los incrementos fueron muy mínimos y solo a los motociclistas por la suba de la nafta: “De todos modos el aumento no llegó en absoluto a compensarlo, y además el resto sigue cobrando una paga muy escasa, y tenemos que estar trabajando jornadas más extensas de lo saludable para llegar a fin de mes. En general trabajamos 6 días a la semana hasta 12 horas por día. Además de esto, tenemos una gran preocupación que es que no podemos tomarnos licencias porque la empresa nos baja el ranking por eso. Si nos baja el ranking, nos llegan menos pedidos y ganamos menos plata. Así que, si estamos enfermos, o se sufrió algún tipo de accidente, tenemos que arreglarnos como podamos para trabajar. (…) Incluso muchas veces cuando tienen algún problema con algún pedido, porque a veces hay fallas en la app que hacen que los pedidos figuran 'rechazados' cuando no fue así, y eso perjudica a los trabajadores porque nuevamente les bajan el ranking”.

TRABAJADORES FERROVIARIOS
“Esta segunda ola nos enganchó a los ferroviarios trabajando, como venimos haciendo. Esta vez hay burbujas por sector, pero el tema es que cuando hay un contagiado solamente apartan al contagiado y no ponen en aislamiento a los demás como deberían ser los protocolos, porque si hay un compañero que está cotidianamente, vos lo ves todos los días, es un contacto estrecho, entonces deberían por lógica separar a todo el grupo. Eso no lo hacen salvo que se planten los trabajadores como ha pasado en algunos lugares, y ahí sí apartan a todos los que tuvieron contacto, sino no lo hacen”, relata Andrés Padellaro, trabajador de la Línea Roca.

“Tenés que pelear para que te den los días por Covid; hay un compañero que convive con los padres, la madre estuvo contagiada y él tuvo que hacer mil y una cosas para que le den esos 15 días, para que ante la duda se pueda hisopar y no contagiar a los compañeros”, agrega en diálogo con Red Eco.

Respecto a las medidas tomadas por el gobierno, Padellaro no las considera buenas: “Lo único que dijeron fue que había que abrir las ventanillas de las formaciones, o sea que estuvimos más de un año sin abrir las ventanillas y ahora las abren, pero los trenes vienen llenísimos en hora pico, no hay ningún tipo de medidas serias, como poner micros en diferentes estaciones cabeceras para que no se acumule tanta gente”.

En cuanto a la cantidad de contagiados en los distintos ferrocarriles, Padellaro reconoce que perdieron la cuenta: “En un momento la llevábamos bien, pero se nos fue de las manos de tantos contagios”.

En los últimos días, el mundo ferroviario volvió a enlutarse. El 21 de abril, Hugo Carrasco, de 63 años, guardabarrera de la Línea Roca en San Justo falleció por coronavirus. Hasta febrero estuvo de licencia, pero fue obligado por Trenes Argentinos a volver a su puesto de trabajo tras el decreto que habilitaba a que trabajadores y trabajadoras mayores de 60 años retomaran sus tareas de manera presencial. Pocos días después se conoció la muerte de Marcelo Álvarez, que trabajaba en el sector de oficinas de personal del Ferrocarril Belgrano Sur. Es el cuarto fallecido por covid de esa línea.

fatpren marchaTRABAJADORES DE PRENSA
Al tratarse de un universo muy extenso y diverso a nivel nacional, la implementación de los protocolos sanitarios tuvo, por lo general, distintas aplicaciones dependiendo de las diferentes ramas del oficio: “En el caso de prensa escrita, hubo una aplicación generalizada del teletrabajo que, por supuesto, también conllevó debates con las empresas sobre la manera de su implementación, mientras que en el caso de televisión y radio se establecieron protocolos para el desempeño de las tareas, como se puede ver en el caso de movileros con uso de barbijo, distancia social, etc. Desde la FATPREN junto con los sindicatos de base hemos sido quienes tomamos la iniciativa para la aplicación y cumplimiento de estos protocolos en los lugares de trabajo. Además de estas medidas, hemos reclamado por una comunicación más responsable para evitar la desinformación y las noticias falsas en medio de la pandemia”, explica a Red Eco Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN).

Durante el 2020, el sector tuvo distintos conflictos laborales, pero en su mayoría no se han debido específicamente a la pandemia: “En muchos casos eran situaciones preexistentes o que hacen a la situación más general de la actividad: incumplimiento de convenios, bajos salarios, la situación de los medios autogestivos, etc. La mayor parte de las empresas fue apoyada desde el Estado con los ATP y otros programas, además de lo que se recibe por vía de pauta publicitaria. Por este motivo, es que estamos exigiendo una urgente recomposición salarial y que se cumpla con los convenios vigentes en la actividad como establece con claridad la ley 12.908, Estatuto del Periodista. De todos modos, lamentablemente las empresas, por lo general, priorizan mantener la actividad como hemos visto en otros rubros e, incluso, en distintas ocasiones incurren en un negacionismo sobre la pandemia en su línea editorial por sus intereses corporativos. Por eso es fundamental todo lo que podamos hacer desde la FATPREN y cada sindicato”.

En este sentido, al ser consultada sobre cómo se dio la organización de los trabajadores y las trabajadoras de prensa en este contexto, Gaudensi considera que si bien la pandemia alteró la rutina laboral y sindical, desde la Federación pudieron sostener la organización colectiva, por ejemplo, a través de asambleas generales nacionales o reuniones de secretarixs en forma virtual, un aspecto que se repitió en sindicatos de base y lugares de trabajo: “Cuando la situación sanitaria lo permitió, impulsamos caravanas y durante el verano realizamos una recorrida por los gremios de la Patagonia, hoy protagonistas de una lucha muy importante por el reconocimiento y pago de la zona desfavorable”.

Además de la lucha por el reconocimiento de zona desfavorable en Neuquén, Río Negro y La Pampa, y por su incremento en Chubut y Santa Cruz, actualmente la Federación se encuentra en plena negociación por la paritaria CCT 541/08 que agrupa a lxs trabajadorxs de prensa escrita de la mayoría del país: “Nuestro planteo es que no hay periodismo esencial con salarios de pobreza y que ningunx trabajadorx debe cobrar por debajo de la canasta básica. En relación a la pandemia hemos pedido a nivel nacional y en cada provincia ser incluidxs en los planes de vacunación como parte del personal esencial. Por otra parte, junto con la red de medios autogestivos, canillitas y gráficos estamos promoviendo una iniciativa para democratizar la pauta oficial y su distribución con un carácter federal. A su vez, también venimos promoviendo desde la FATPREN, un proyecto para que se le aplique un impuesto a las grandes plataformas que se valen del trabajo periodístico local, como Google o Facebook, y que se conforme un fondo a partir de esos recursos para contribuir con el sostenimiento de la actividad y las condiciones laborales de las y los trabajadores”, enumera Gaudensi.

TRABAJADORES BANCARIOS
Actualmente en el sistema bancario rige un protocolo de actuación ante casos positivos y sospechosos de Covid que fue acordado por el sindicato y las cámaras bancarias en mayo de 2020, conforme a recomendaciones del Ministerio de Salud. Allí se describen normas, conductas básicas para evitar el contagio mediante la utilización de tapabocas, mamparas acrílicas que separan a los clientes de los trabajadores, establece la obligatoriedad por parte de los bancos de proveer elementos como barbijos, alcohol en gel y una desinfección permanente en espacios de uso común como los cajeros automáticos. Este protocolo es acompañado por una serie de regulaciones por parte del Banco Central en cuanto a las operaciones y trámites que se pueden hacer en los bancos, propiciando fundamentalmente la virtualidad para evitar que la gente vaya en forma presencial. El protocolo contempla el aislamiento de los casos sospechosos y sus contactos estrechos y lógicamente los casos positivos.

De todos modos, Lucas Vicenzi, delegado general en el Banco Supervielle, aclara a Red Eco que si bien este protocolo rige de manera general en cada banca hay situaciones que se adoptan dependiendo de la particularidad de cada sucursal: “Algunos bancos cubren los gastos de viáticos por transportes privados (remis, taxi) para evitar que la gente viaje en transporte público, y muchos bancos también trabajan con un esquema de división de equipos rotativos en burbujas (una semana trabaja un equipo y la otra semana otro). La finalidad de esta división es mantener el banco siempre abierto ya que los equipos se cubren entre sí cuando hay casos sospechosos”.

Justamente, ante la aparición de casos sospechosos y contagios, Vicenzi explica que “los bancos debieron aplicar los protocolos vigentes y cumplir con las acciones allí contempladas”: “Digo 'debieron' porque no en todos los casos lo hicieron y fue necesaria la intervención gremial para obligar a los bancos a cumplir y que se aíslen a los trabajadores de manera preventiva. También es cierto que en muchos casos eso no ocurrió y los bancos actuaron irresponsablemente no separando a los contactos estrechos”.

Respecto al personal con trabajo domiciliario, Vicenzi afirma que en un principio fue muy complejo el envío de insumos y elementos de trabajo: “Como el aislamiento fue repentino muchos bancos no contaban con computadoras o elementos para brindar a los trabajadores, que se vieron obligados a trabajar desde sus casas con sus propios elementos, como celulares, computadoras. Con el correr de los meses eso se fue subsanando y la gente fue recibiendo elementos necesarios para desarrollar sus tareas”.

Incluso, en la actualidad, la preocupación o inquietud más grande que regularmente transmiten los trabajadores a sus delegados es la convivencia del teletrabajo con el ámbito doméstico: “Si bien muchos trabajadores ven como positivo este régimen es muy complejo disociar el ambiente laboral del espacio doméstico cuando todo se da en el mismo marco físico. De ello se desprenden diferentes situaciones como el cuidado de los hijos o la escolaridad complementada con el trabajo. También ocurre que hay una limitación con la utilización de dispositivos, ya que no todos los hogares cuentan con las herramientas digitales para conectarse a trabajar y en paralelo que los chicos asistan a clases”, señala Vicenzi al tiempo que remarca que en el espacio presencial (las sucursales) la preocupación más grande es, por lejos, el riesgo de contagio: “Los bancos son lugares donde va mucha gente, sumado al transporte hasta el lugar de trabajo hacen que sea la principal inquietud de los bancarios”. Y es en este punto donde Vicenzi considera, entre las medidas de prevención que faltan tomar, que el viaje en transporte particular es fundamental como medida para disminuir los contagios por lo que sería importante que el protocolo abarque la obligatoriedad del pago de viáticos por parte de los bancos. Sin embargo, como hasta el momento las empresas no están obligadas a asumir esos gastos, casi ninguna lo hace.

Finalmente, en relación a la organización de los propios trabajadores, Vicenzi explica que se dio a partir de los medios virtuales disponibles: “En el banco donde yo trabajo organizamos periódicamente charlas vía diferentes plataformas para tomar contacto con los trabadores que están en su domicilio con la finalidad de interiorizarnos sobre su situación atendiendo los problemas que manifiesten. Esa misma dinámica se mantuvo de manera presencial con los trabajadores que están en las sucursales con quienes no perdimos contacto en ningún momento ya que continuamos visitándolos en su lugar de trabajo como antes de la pandemia”.

TRABAJADORAS DE CASAS PARTICULARES
trabajadorasdecasasparticulares enlucha“Las primeras dificultades que tuvimos fue el desempleo”, asegura María del Carmen, vocera de Trabajadoras de Casas Particulares en Lucha.

“Muchas compañeras quedaron desempleadas – continúa en diálogo con Red Eco – y todavía no pudieron retomar su puesto de trabajo; muchas compañeras en la calle por no poder pagar una pieza. Obviamente no todas reciben salario universal, no tenemos fondo de desempleo porque tampoco nos corresponde porque muchos somos precarizadas en negro, tampoco podemos acceder a una jubilación; entonces las compañeras se ven en una desidia total, un abandono total por parte del Estado, porque tampoco nos da ningún bono de desocupados y tampoco nos dan para rever las condiciones jubilatorias para las compañeras que ya no van a poder trabajar; hay muchas compañeras en edades avanzadas y otras con enfermedades de base”.

Los protocolos para el sector fueron elaborados por las propias trabajadoras: “Cada uno con su alcohol, con su barbijo, con sus cuidados pertinentes, todo lo que conlleva la seguridad para este Covid. En algunas casas tienen cuidado, pero en otras no; muchas compañeras también han salido contagiadas por los mismos empleadores. Lo único que el gobierno hizo es dar un protocolo de que viajemos en taxi, pero no nos alcanza el sueldo para pagar taxi, y encima también nos dio a elegir para que trabajemos en una sola casa, con lo cual no ganamos ni para el pan”, detalla María del Carmen.

La otra preocupación es la vacuna: “No hay, y todas las trabajadoras de casas particulares somos esenciales y, como en mi caso, nos contagiamos trabajando. Nadie te ayuda, si no fuera por algunas compañeras que nos hemos organizado”, afirma María del Carmen, quien destaca que justamente empezaron a organizarse en 2019, poco antes de la pandemia: “Muchas compañeras que participamos nos organizamos dentro del Polo Obrero, y escuchamos de muchas compañeras toda la desidia que tenían como trabajadoras de casas particulares, la discriminación, el abuso, no pagarles, tratarlas muchas veces de extranjeras, que las van a deportar, y un montón de cosas que llegaron a nuestros oídos; entonces dijimos que no podía ser que las trabajadoras no se organicen, a pesar de tener 12 sindicatos que no nos representan para nada, porque lo único que hacen es un negocio con nosotras. Esto nos llevó a organizarnos, y hoy estamos en todo el país, somos un montón de compañeras en la calle cuando salimos, y ojalá se escuche nuestro pedido. Seguimos solicitando al ministro de Trabajo que nos escuche y nos deje estar en las reuniones por el salario vital y móvil, dado que nuestro salario está ligado a ese salario, y en esa mesa se sientan a debatir estos gremios, pero nosotros no podemos asistir a esa discusión”, finaliza María del Carmen.

TRABAJADORES DE LA ALIMENTACIÓN
felfort banderaEn la empresa Felfort el principal conflicto por la cantidad de contagios y la falta de protocolos en la fábrica se dio a mediados del año pasado, e incluyó un paro por tiempo indeterminado y toma del lugar de trabajo.

“En su momento el protocolo era el nacional, una resolución del Ministerio de Trabajo, que no era un protocolo de la empresa, y además para nosotros era insuficiente, porque tiene muchas ambigüedades, no dice las cosas claras lo que le permite a la empresa tomarse de esas zonas grises para llevarlas a su favor y no cumplirlo; entonces tenés que andar detrás de todo, no hay controles, la empresa no cumple absolutamente nada, si fuera por la empresa la pandemia no existe, que se contagie el que se tenga que contagiar, que se enferme el que se tenga que enfermar y que se muera el que se tenga que morir, así de crudo”, describe Franco, integrante de la Comisión Interna de Felfort, a Red Eco.

“El año pasado tuvimos que llevar adelante muchas medidas de fuerza junto con los compañeros haciendo asambleas, llevando el conflicto a la calle para que la gente se entere, medidas de acción directa, todo esto sin el sindicato, que nos dio la espalda y no apareció en todo el conflicto. Todas las medidas que hicimos obligaron a la empresa a que quienes éramos contacto estrecho de los primeros contagiados nos fuéramos a casa, pero sin embargo muchos ya estábamos contagiados, y ahí empezó una catarata de contagios en nuestras casas”, recuerda Franco.

En cuanto a la situación en este 2021, explica que se aflojó un poco, tal como pasó en el resto del país ante la baja en los contagios durante el verano: “Ya se pensaba que la pandemia había pasado, cosa que la realidad nos muestra hoy en día que no es así”, dice Franco y remarca que se pudo hacer licenciar a muchos compañeros y compañeras con, por ejemplo, enfermedades preexistentes, o de madres con hijos en edad escolar, además de conseguir que la empresa pague el sueldo completo: “Obviamente después de estar nosotros ahí controlando, porque todo lo que la empresa hace es por presión de todos los compañeros. (…) Hoy estamos muy complicados, porque es inminente que el virus se nos cuele otra vez, está empezando a ver casos y la empresa sigue con la misma tesitura de que no le importa nada, entonces es inminente un conflicto acá por la negligencia de la empresa”.

Finalmente, Franco subraya que es muy importante que todos salgan a pedir que las patentes de las vacunas sean liberadas: “Es una cuestión crucial porque si estamos en la encrucijada en la que estamos hoy es por culpa de 10 laboratorios que son lo peor de la angurria capitalista, porque podríamos estar un poco mejor si se hubieran liberado las patentes y todo el que quiera fabricar la vacuna lo pudiera hacer. En nuestro país por ejemplo hay un laboratorio, mAbxience, que fabrica la vacuna AstraZéneca, fabrica millones por mes, pero nosotros las vemos pasar, y eso se da por la propiedad privada de las vacunas. La vacuna tiene que ser fabricada con una patente estatal, con fabricación estatal y para todos. Estamos hablando de salud pública en una pandemia sin precedentes en los últimos tiempos, es una guerra mundial lo que está pasando, y a estos angurrientos capitalistas no les importa, ni les importa a los gobiernos. Hay que hacer una campaña para presionar al que se tenga que presionar”.

Volviendo a la situación en Felfort, Franco considera que este año la negligencia de la empresa será la misma mientras que el escenario puede ser peor, por lo que es preciso oponer la unidad: “Cuando el problema es más grande, más unidos tenemos que estar”.

En este sentido, todxs lxs consultadxs por Red Eco coincidieron en que las medidas que se lograron revertir, los cuidados que se pudieron conseguir fue gracias a la organización y lucha de los trabajadores y las trabajadoras de los distintos sectores.

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