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Basta a la violencia, a los aprietes y a la impunidad

El Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo realizó a pocas cuadras de la Estación de José C. Paz, un acto para repudiar el último atentado contra la organización, el quinto en lo que va del año. Lejos de la parálisis y el miedo, salieron a ganar las calles para reivindicar la lucha por los chicos.
(Margarita Pesoa – Red Eco) Buenos Aires - El miércoles 12 de noviembre, durante un acto en contra de la baja en la edad de imputabilidad de los menores, Viviana, una educadora del Centro Belén de la Red El Encuentro de José C. Paz, integrante del Movimiento, fue secuestrada en un auto por un grupo de hombres que la golpearon salvajemente, la amenazaron y la tiraron a la calle. Le advirtieron: “A ustedes les gusta joder… a nosotros también. Córtenla”.
Más allá de varias amenazas telefónicas y de otro tipo, este es el quinto hecho en el que secuestran, pegan o intimidan a militantes del Movimiento desde abril de este año. El primero fue en la imprenta de la Fundación Pelota de Trapo, en Avellaneda, cuando ingresó al local un grupo comando de 8 personas,  y maltrataron a quienes estaban adentro para finalmente llevarse unos pocos pesos.
Los otros hechos tuvieron como víctimas a dos jóvenes de la organización Juan XXIII, de la zona sur, y una educadora a quien le advirtieron que “la corten, porque la próxima vamos a venir por más”. Todos estos los atentados sucedieron en la provincia de Buenos Aires. Fueron denunciados, pero aún no hay resultados.
Gabriel Amarilla pertenece a la red de centros comunitarios El Encuentro, que funciona en José C. Paz: “No tenemos certezas, pero sabemos que es gente a la que le molesta lo que estamos denunciando, que existe una inmensa cantidad de gente que está viviendo mal, y que no queremos éste modelo que solo beneficia a unos pocos”.
Durante el acto en repudio al secuestro de Viviana, y junto a innumerables organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos que adhirieron y asistieron a la movilización, los integrantes del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo reivindicaron la campaña “El hambre es un crimen” y volvieron a pronunciarse en contra de la baja en la edad de imputabilidad de los menores. Para el Movimiento, “bajar la edad de imputabilidad de los pibes es una aberración, es no comprender a los pibes como sujetos de derecho”, por eso tienen la consigna “los pibes no son peligrosos, están en peligro”.
De esta manera, antes que el miedo, la respuesta del Movimiento ante la violencia es la reivindicación de su lucha. Así lo entiende Diego Chichizola, referente del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, quien aseguró en un aplaudido discurso que los atentados se relacionan directamente con el trabajo que viene llevando adelante la organización: “Es el quinto atentado que sufrimos porque (…) hemos salido a decir que en un país hecho de pan, el hambre es un verdadero crimen, y que hay que cuidar a nuestros pibes y no cuidarnos de ellos. Salimos a decir que detrás de cada pibe en la calle, hay un viejo desocupado, y que no hay posibilidad de que haya derechos de los niños (…) si no se levantan las persianas de las fábricas para dar trabajo a los padres (…). Ese es el país que soñamos, ese es nuestro proyecto político”.  
Los integrantes del movimiento decidieron que no van a cambiar el eje de su campaña, que no transformarán una campaña contra el hambre en una campaña de miedo. “Nosotros decimos sí a la vida, lo decimos todos los días cambiando pañales”, dijo Chichizola. Por eso, volvieron a exigir la universalización de la asignación familiar por hijo menor de 18 años, la aplicación de un sistema de protección integral del derecho de la niñez, la adolescencia y la juventud, y la implementación de políticas públicas universales en salud, educación, vivienda, trabajo, deporte y recreación.
A pesar de las intimidaciones con métodos propios de la dictadura, los integrantes del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo decidieron seguir luchando para construir un país con dignidad y que tenga lugar para todos, convencidos que esa es la única manera de transformar la realidad. Esto constituye una esperanza para muchos, pero un peligro para sectores evidentemente ligados a un aparato represivo que requiere, para sobrevivir, de políticas cada vez más represivas, como la baja en la edad de imputabilidad. Estos grupos se mueven y actúan avalados por la idea, abonada por el gobierno de Daniel Scioli, de aplicar mano dura antes que poner el ojo en las verdaderas causas del delito.
Diego Chichizola recordó la tristemente célebre (y siempre vigente) frase ”algo habrán hecho”, pero agregó: “Por supuesto que nos pasa lo que nos pasa porque algo hicimos, no solamente cambiar pañales o dar de comer, sino salir a las calles a construir el país que queremos. Algo hemos hecho: soñar un país para todos”.
 

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