El Mapa Argentino del Hambre y la Pobreza

Bajo este título, el informe realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) analiza  cómo impacta la pandemia en las provincias argentinas. Claudio Lozano, integrante del Instituto, afirma: “El impacto social de la pandemia quedó reflejado en la información del INDEC para el segundo trimestre del 2020. 21 millones de pobres y casi 6 millones de hambrientos. Esta dramática situación se distribuye en las diferentes regiones y provincias del país”

(IPyPP) Argentina- El economista de la CTA Autónoma y Diputado Nacional (MC), aseveró que “cinco provincias superan la tasa de pobreza registrada a nivel nacional (47%), encabezadas por la Provincia de Buenos Aires (53,9), seguida por Chaco (50,8%), Salta (49,9%), Río Negro (48,4%) y Neuquén (47,5%). Chaco, Buenos Aires, Santa Fe y Salta superan el promedio nacional en niveles de indigencia”.

“En este marco, y con estos datos, resulta inentendible que el Gobierno aún dude respecto a la necesidad o no de pagar el IFE 4 y que el proyecto de Presupuesto Nacional no incluya el IFE, no avance hacia un salario universal para la población en situación de desempleo e informalidad y que frente al aumento del hambre se reduzca la inversión de recursos públicos en los programas alimentarios”, remató Lozano. 

Las brechas

Argentina es un país que se encuentra atravesado por profundas desigualdades en distintos planos de su configuración socioeconómica. A nivel regional, históricamente ha presentado, a grandes rasgos, brechas significativas entre las zonas más desarrolladas o más abundantes en recursos naturales, principalmente el centro pampeano y la patagonia, y las zonas más rezagadas como el Noroeste y el Noreste.

Estas brechas se manifiestan en un conjunto de dimensiones, que abarcan desde el nivel de actividad económica generada por las economías locales y las oportunidades de empleo, hasta la capacidad de los Estados provinciales de obtener recursos propios y las condiciones de los sistemas sanitario y de educación. En particular, en este documento haremos foco en las condiciones de vida de los hogares desde una perspectiva territorial que permita echar luz sobre la magnitud que adquiere el fenómeno de la pobreza y el hambre en las distintas provincias.

Los resultados aquí presentados expresan, por lo tanto, las desigualdades estructurales que a nivel regional atraviesan las familias que habitan el suelo argentino, producto de las cuales el hecho de residir en una u otra provincia influye en la probabilidad de alcanzar umbrales materiales de vida que aseguren una reproducción en condiciones adecuadas. En efecto, mientras la información más reciente indica que hay provincias donde al menos la mitad de la población es pobre, en otras jurisdicciones este guarismo desciende a un tercio de la población o incluso menos. Asimismo, la magnitud de la indigencia llega a quintuplicarse en las provincias más golpeadas respecto a aquellas que alcanzan niveles más bajos, tal como detallaremos más adelante.

Por otra parte, este documento aporta un análisis de la evolución que experimentaron estos indicadores en el último período, lo cual adquiere especial relevancia a fin de mensurar los efectos que provocó la irrupción de la pandemia en las distintas jurisdicciones. De esta manera, este informe complementa el análisis de los resultados de pobreza e indigencia a nivel nacional que publicamos previamente. En aquel trabajo expusimos cómo se empobreció la población argentina en el momento de mayor parate de la actividad económica producto de la crisis epidemiológica y las medidas sanitarias de confinamiento. En esta ocasión, completaremos la radiografía de la situación social al desagregar la información nacional según jurisdicción.

La emergencia socioeconómica y sanitaria generada por la llegada del coronavirus, impactó sobre un cuadro social que ya se encontraba en estado crítico, a causa del acelerado proceso de pauperización experimentado desde el año 2018 y los elevados niveles de informalidad y precariedad que alcanzó el mercado de trabajo en los últimos años. Desde mediados de marzo de este año, la situación epidemiológica y las medidas de prevención adoptadas comenzaron a tener un fuerte impacto, como era esperable, tanto en la actividad económica como en la situación laboral. En el segundo trimestre, el PBI se contrajo un 16,3%, al tiempo que el empleo cayó a su nivel más bajo desde el año 2002, lo cual se tradujo en una pérdida de 3,7 millones de ocupaciones respecto al primer trimestre.

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