De aquí para allá

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(Fabiana Arencibia-Red Eco) Argentina- Hace poco más de dos meses el ministro de Planificación Federal Julio de Vido, confirmado en su puesto
por la nueva presidenta, salió al cruce de quienes hablan de “extranjerización empresaria”. Dijo que en Argentina lo que existe son "ventas de empresas de extranjeros a otros extranjeros", pero no de firmas locales a capitales foráneos.
El tema de la adquisición de empresas por capitales privados adquiere relevancia si consideramos que uno de los ejes de la política del gobierno se centra en la necesidad de inversiones para mantener el “nivel de crecimiento”.
A pesar de lo que afirma el ministro, las ventas de empresas nacionales a capitales extranjeros han sido continuas desde hace más de diez años.
Durante el menemismo fueron los capitales españoles los más beneficiados; ahora son los norteamericanos quienes llevan la delantera con el 34 % de las transferencias registradas entre el 2003 y el 2007.
En 1997 las firmas de capital extranjero eran el 52 por ciento de la cúpula empresaria; en 2005 llegaron al 64 por ciento. Pero si en lugar del número de firmas se considera el total de ventas, la extranjerización crece al 76 por ciento y abarca tanto a las empresas productoras de bienes como a las de servicios.
En los últimos cinco años, de 500 compañías líderes, 360 pasaron a manos extranjeras. De las diez firmas que más facturan, solo dos pertenecen a un grupo local (Techint) y las transnacionales dominan cerca del 90% de las operaciones de comercio exterior.
El pasado 11 de diciembre se conoció que la multinacional ArcelorMittal compró la principal empresa de centro de servicios y distribución de acero inoxidable en Argentina, M.T. Majdalani y Cia. S.A., propiedad de la familia Majdalani desde su fundación en 1941.
En octubre de este año la misma multinacional - la mayor productora siderúrgica mundial que agrupa a las dos grandes, Arcelor y Mittal Steel, con una plantilla de 320 mil trabajadores en más de 60 países- completó el traspaso de la acería Acindar que quedó entonces totalmente en manos de capitales extranjeros.
A este caso reciente podemos agregarle una larga lista: diez frigoríficos operados por cuatro poderosas firmas extranjeras (Cargill, Tyson Food, Marfrig y JBS Friboi-Swift) concentran casi el 40 por ciento de las ventas de la cuota Hilton (las carnes de mayor calidad que el gobierno permite que se exporten al exterior).
En las últimas semanas, cinco compañías pasaron a manos extranjeras. La compañía brasileña Camargo Correa se quedó con la textil Alpargatas, y el frigorífico brasileño Friboi (que en 2005 había comprado Swift y en 2006 se quedó con CEPA) compró este año Quickfood (Paty) y Col-Car. La cadena de materiales de la construcción Blaisten pasó a manos de la compañía chilena Cencosud, propietaria también de los hipermercados Jumbo e Easy. La cervecera Palermo fue vendida al consorcio CCU, otra empresa de capitales chilenos.
Además, durante 2007, la compañía mexicana Televisa compró la Editorial Atlántida y el empresario mexicano Angel González adquirió Canal 9, que pertenecía a Daniel Hadad.
La compañía india Punjab Chemicals and Crop Protection se quedó con Síntesis Química y la alemana Mahle con la autopartista Edival. Otra empresa chilena, Falabella, compró Pinturerías Rex.
En la lista de las nacionales que ya no son se encuentran Terrabusi, Canale, Bagley, Pérez Companc, Loma Negra, entre otros.
En este contexto los empresarios hacen hincapié en la necesidad de atar los salarios a la productividad: mayor producción por hora trabajada, o sea mayor nivel de explotación de la mano de obra.
Mientras tanto, la “teoría del derrame” espera su turno en un país donde se producen un promedio diario por persona de 300 gramos de carne, un litro de leche, cuatro kilos de soja. Y donde a los 10 millones de pobres- casi la mitad en estado de indigencia- no les llega nada de ésto.
Fuentes: Periódico Acción, Instituto de Estudio y Formación de la CTA, Noticias Argentinas.

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