ÁNGELES
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- Categoría: DDHH
- Publicado: Miércoles 25 de Junio de 2003
"Sentir en lo mas hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo". El Che.
Por Sebastián Premici para Red Eco
Ángeles, banderas, manos abiertas, libros desencontrados, dignidad recuperada, trabajo comunitario, construcción de espacios populares, corte de ruta, piquetes. Se les fue la vida un 26 de junio de 2002. Dicen que se puede vivir muchos años, o no. Pero también dicen que la forma en la que uno muere refleja todo el contenido de una vida.
Mañana se cumple un año de la masacre de Avellaneda, en donde murieron Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. A partir del mediodía, el MTD Aníbal Verón y distintas organizaciones sociales confluirán en el Puente Pueyrredón para llevar a cabo un juicio simbólico. En el puente se condenará a los responsables políticos de los crímenes. Este juicio popular marcará la diferencia entre quiénes poseen la voluntad de hacer justicia y quiénes no. Marcará la diferencia entre aquellos que tienen las agallas de lograr una transformación a fondo de la realidad socio política del país y quiénes no. La semana pasada, el actual Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, recibió a los representantes del MTD Aníbal Verón y se comprometió a formar una comisión investigadora para responsabilizar a todos los culpables. Y si el Presidente posee la voluntad política de investigar, llegar hasta las últimas consecuencias implicará desentrañar todo el aparato duhaldista.
Ese día no sólo apuntaron contra ellos dos. Ese día, el gobierno del ex Presidente Eduardo Duhalde decidió dar el paso más firme en cuanto a represión se refiere. Y para ello, siguió los pasos aprendidos o heredados de la última dictadura militar: la planificación, la sistematización y la racionalización en el asesinato. Y posteriormente, apuntar hacia el chivo expiatorio, el segundo demonio, es decir, responsabilizar solamente a los autores materiales de los crímenes. Para lograr con éxito esta planificación, las máximas autoridades nacionales comenzaron, días antes, a preparar el terreno.
Alfredo Atanasof, ex Jefe de Gabinete de Duhalde, declaró la mañana del 24 de junio de 2002: "El gobierno utilizará todos los mecanismos para hacer cumplir la ley y evitar que se realicen nuevos cortes de rutas". Además, según reflejó la agencia de noticias DyN, el ministro consideró un "acto irracional" la continuidad de los cortes y señaló que esta metodología no hace más que "contribuir al caos", por lo que es necesario impedir los cortes cueste lo que cueste. Por su parte, el Secretario de Seguridad de la Nación del gobierno duhaldista, que luego de los asesinatos fuera ascendido a ministro, Juan José Álvarez, expresó que los cortes de ruta serían considerados "actos de guerra" y que debían impedirse. El ex Ministro del Interior, Jorge Maztkin, formuló "la necesidad de reprimir la supuesta existencia de un complot contra la democracia", por su puesto, en manos de los piqueteros. Patrañas.
El diario Clarín (en su versión on line) publicó el mismo 26 de junio, a las 10.30, las palabras del entonces Subsecretario del Interior Carlos Vilas: "Queremos evitar cualquier tipo de error". Hora y media más tarde, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki caían asesinados en las calles de Avellaneda.
Casi por instinto, los medios masivos de comunicación comenzaron a desplegar la teoría de que los asesinatos habrían ocurrido por problemas internos entre los grupos piqueteros. Entre Ellos, decían los voceros mediáticos. En las pantallas abúlicas de televisión se escuchaba la palabra activistas. "Activistas" dijeron voces del oficialismo tratando de desacreditar a militantes y base piquetera. "Activista", vieja palabra milica y de servicios, quiere designar a seres perversos e irrecuperables que ejercitan la violencia y llevan como ganado a personas buenas pero estúpidas. Según consta en el libro Darío y Maxi, dignidad piquetera (publicado recientemente por los integrantes del MTD Aníbal Verón, donde se relata la investigación sobre los asesinatos), el dirigente Luis D'Elía expresa que "no tiene dudas de que Darío y Maxi eran pibes buenos, pero que seguramente eran manipulados". Complicidades.
LA VOZ DE LOS PIQUETEROS
El 23 de junio de 2003, se realizó en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo una charla -debate con integrantes del MTD Aníbal Verón, donde también se presentó el libro que cuenta, a través de la voz de los piqueteros, los hechos del 26 de junio del año pasado. "A nuestros compañeros, Darío y Maxi, los reivindicamos como revolucionarios. Darío es un compañero revolucionario de la talla moral de los más grandes que hubo en la historia. Él, como decía el Che, era el primero a la hora de trabajar, el primero a la hora del combate, el primero a la hora de ser solidario y era un compañero que se preocupaba constantemente por el estudio, la formación y últimamente estaba muy interesado en el tema de la seguridad. En el caso de Maxi, recién empezaba a militar en la Verón. Recién comenzaba a trabajar en la búsqueda de la solidaridad, el amor al prójimo. Días antes de su muerte, Maxi dibujó un ángel que llevaba su rostro, "El ángel piquetero". El dolor producto de la muerte de nuestros compañeros ha hecho reforzar nuestra lucha y seguimos manteniendo que la sangre derramada no se olvida, ni se perdona ni se negocia. El 26 fue la prueba de la dignidad para los compañeros del MTD Aníbal Verón. Hoy, con orgullo decimos que el legado de esa prueba de dignidad está presente en Darío y Maxi", expresó Juan Cruz D' Affunccio, integrante del MTD, al inicio de la charla.
El libro narra cómo es el trabajo cotidiano en los barrios, cómo, mediante asambleas democráticas, se van tomando todas las decisiones. Según comentó Pablo Solanas, integrante del MTD y uno de los responsables de la edición del libro, "decidimos contar nuestra historia antes de que otro lo haga por nosotros. Decidimos contar cómo llegamos a los cortes desde los barrios. De qué manera aprovechamos los subsidios miserables, que son los Planes Trabajar, mediante los cuáles mantenemos nuestra autonomía y construimos nuestros proyectos de trabajo, donde no existe la reproducción que impone el capitalismo sino una construcción alternativa".
Desde hace un año, las figuras de Darío y Maxi condensan los valores y ética militante, los mismos valores y ética que poseen todos aquellos que permanecen anónimos pero persiguen un mismo sueño.
Esta es la voz de Darío, que fue entrevistado por los periodistas de Indymedia días antes de la masacre: "No sólo somos un movimiento de desocupados que tiramos gomas en la ruta, juntamos gente y salimos a cortar, sino que tenemos un trabajo real y queremos que se difunda. Con los pocos grupos que se han acercado hasta ahora hemos tratado de reflejar esto, aunque a veces están más interesados en el fuego de las gomas que en la construcción real de la organización, que es lo que más nos cuesta. Es necesario repetirlo una y mil veces, el movimiento de desocupado no sólo corta rutas sino que lucha todos los días en el barrio para poder seguir organizando mejor los trabajos y la participación de los compañeros en el movimiento".
Todo lo que se escriba sobre ellos será poco. Todo lo que se pueda escuchar durante este primer año de la masacre, todo lo que se diga será poco. Pero es necesario seguir escribiendo, escuchar y decir todo de un tirón y bien fuerte, casi gritando, para no claudicar y seguir sumando voces que potencien la búsqueda de un mundo mejor.
COMPLICIDADES
Hay responsables políticos de la masacre. Y porque los hay, la estrategia del poder ha sido culpar de los hechos, hasta el momento, al comisario inspector Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta. Los fiscales Juan José González y Aldofo Naldini ya finalizaron la instrucción y realizaron el pedido de juicio oral. En la reconstrucción hecha por los fiscales se determina que Maximiliano fue muerto por Fanchiotti y que Darío habría sido asesinado por Acosta. ¿Qué hay detrás de estos argumentos? En una de sus primeras declaraciones, Fanchiotti expresó que, de ser condenado a perpetua, diría todo lo que sabe. Por lo tanto, que el comisario inspector la saque barata, es interés de muchos por encima de él. Según expresó Pablo Solanas, "tenemos serias dudas, conociendo el expediente judicial, de que haya sido el cabo Acosta quien disparó sobre Darío. Está teoría es funcional a la estrategia de impunidad". Hay un testimonio de identidad reservada que es el único que señala que fue el cabo Acosta quien mató a Darío. Sin embargo, existen varios testigos, entre ellos, el del fotógrafo Sergio Kowalewsky, que dice que los dos estaban en la línea de tiro y que salía humo de ambas escopetas.
También están procesados por encubrir los asesinatos los policías Carlos Quevedo, Lorenzo Colman, Mario Héctor de la Fuente, Gastón Sierra, el comisario mayor Félix Vega, un ex policía, Francisco Robledo y el prófugo, Carlos Leiva.
Detrás de Fanchiotti y Acosta, existe, como dicen los integrantes del MTD, una escuela en el Terrorismo de Estado. Viejas prácticas y viejos jefes. Según consta en la investigación realizada por la Aníbal Verón, existen llamados entre la SIDE y Fanchiotti en el momento en que el comisario inspector se encontraba en la puerta del hospital Fiorito otorgando una conferencia de prensa. Antes de comenzar a hablar, Fanchiotti recibió tres llamadas de la SIDE, provenientes del edificio de Billingurst, que comanda el ex prefecto Oscar Rodríguez, del aparato duhaldista y amigo personal de Duhalde. Rodríguez, que pertenece al feudo del municipio de Guernica, tiene un hermano comisario, que fue jefe de la custodia del ex Presidente. Luego de esta llamada, Fanchiotti comenzó a argumentar que los piqueteros se habían matado entre ellos. En la investigación que realizaron los fiscales González y Naldini consta que estos llamados existieron pero no se investigó más allá. ¿Por qué? Quizás porque el fiscal Juan José González -como reveló el diario Página 12- fue empleado administrativo de la policía bonaerense. Siguen haciendo escuela en el Terrorismo de Estado.
El 26 de junio de 2002, confluyeron en el puente Pueyrredón tres fuerzas nacionales- Prefectura, Gendarmería y la Policía Federal- y la policía bonaerense. El cabo Acosta, el oficial Héctor De la Fuente, el sargento prófugo Carlos Leiva, todos acusados de haber participado de los crímenes, son personas de entre 25 y 30 años, formados en las fuerzas represivas de la democracia pero siguen aprendiendo de los Mijin y los Fanchiotti, de los Vega. El Comisario Mario Mijin es subjefe de la Departamental de Lomas de Zamora y superior de Fanchiotti. Mijin formó parte del plantel represivo de Arana durante la última Dictadura Militar, campo subordinado a la comisaría 5ta.de La Plata. El comisario Félix Vega, jefe de la Departamental de Lomas de Zamora, está signado por Fanchiotti como el superior que le dio las ordenes de no dejar pasar a los manifestantes. Siguen haciendo escuela en el Terrorismo de Estado.
Esta policía posee sus responsables políticos. Sin embargo, estos responsables no sólo siguen impunes sino que algunos fueron ascendidos. Luis Genoud, era Secretario de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires y ahora es integrante de la Suprema Corte de Justicia de la provincia. Por otro lado, Juán José Álvarez, Ministro de Justicia de Duhalde fue el que comandó y organizó el dispositivo de "seguridad" conjunto con todas las fuerzas y no hay acusación que pese sobre él. El poder político y económico continúa defendiendo a sus corporaciones.
Existe un antecedente a la decisión de no permitir los cortes de ruta a cualquier costo. Un año y medio antes del asesinato de Darío y Maxi, Duhalde convocó a un encuentro de Gobernadores en la Pampa para lograr el apoyo de los mismos. Los Gobernadores pusieron sus exigencias. Un primer condicionamiento fue mayor participación en la coparticipación federal (más plata) y el segundo condicionamiento fue que el control de la protesta social debía estar a cargo del Poder Ejecutivo. Un año antes, palabras similares fueron pronunciadas por los representantes de la Sociedad Rural Argentina y por el ex titular de la Asociación de Bancos de la Argentina, Eduardo Escasany, que pedía explícitamente la restitución del orden y la represión. En el libro Darío y Maxi, Dignidad piquetera, están documentadas las presiones del FMI que instigaban al Gobierno a abandonar una postura débil ante las protestas sociales. A pesar de saber todo esto, hasta el momento no se ha mostrado la voluntad política de investigar la planificación y la racionalización que precedió a la masacre del 26 de junio de 2002.
Más ridículo aún, son las imputaciones del juez Néstor Oyarbide que acusa al MTD Aníbal Verón de 17 delitos penales y la violación a la Ley de Defensa de la Democracia. Otra vez, patrañas.
Un dato más. El ex Canciller Carlos Ruckauf publicó una solicitada en el diario Página 12, el día 27 de junio, en cuyo texto dejaba explícito que "la mano dura contra asesinos y violadores nunca me la dejaron implementar. En nuestra Patria, el gatillo fácil lo tienen los delincuentes". Luego, pasó a reivindicar el decreto del 7 de octubre de 1975, que autorizaba a las Fuerzas Armadas a asesinar a opositores políticos. Pero el 28 de junio, Ruckauf tuvo que callar, ya que todos sabíamos que a Darío y Maxi los habían matado en nombre del orden. "Todos queremos ser un país insertado en el mundo", dice el pseudo periodista Antonio Laje. Y para ser parte del mundo, hay que poner orden, es decir, eliminar los cortes de rutas, las manifestaciones estudiantiles, eliminar las capuchas. Eliminar los reclamos justos, quizás, eliminando a los que reclaman, es decir, normalizarlos, ordenarlos dentro este sistema. Este es, quizás, el entramado político que existe detrás de la foto de Fanchiotti y Acosta disparando sobre Darío y Maxi.