HISTORIA
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- Categoría: DDHH
- Publicado: Viernes 28 de Junio de 2002
Soy una simple profesora de Historia, que tiene a veces la alegría, el orgullo y el dolor de ejercer esa tarea en una Argentina de ajustes...y ahora de represión abierta.
Desde ayer tengo un gran dolor...fui profesora de Darío Santillán, y lo recuerdo como a un chico solidario, inquieto y muy inteligente.
Desearía no tener que escribir el verbo murió, pero la realidad me impone hacerlo...Darío murió como vivió...reclamando por los derechos básicos que este sistema conculca y ayudando a un compañero que estaba en el piso porque estaba herido.
Desde el dolor y la bronca, a medida que pasan los días de aquel miércoles negro, mi cerebro "desprocesa" recuerdos...y hay uno que resulta apropiado para este momento, momento en el que se quiere instalar otra vez la teoría de los dos demonios. Recuerdo que para una muestra de artes plásticas en el colegio, los alumnos podían elegir un tema y dibujarlo en las paredes del patio central. El curso de Darío eligió pintar la cara del CHE. Desde dirección se les planteó que no, que si hoy dejaban pintar la cara del CHE, mañana, frente a los requerimientos de otro grupo que quisiera pintar a Hitler, deberían dejar pintarlo. Finalmente el hecho se resolvió y en ese momento yo misma consideré que de una forma "criteriosa", porque los chicos pintaron a los chicos de la "Noche de los lápices".Pero recuerdo,
Darío vino y me dijo "Vio profe, me intentan comparar a San Martín, con López Rega".
Así era Darío.
Prof. Graciela Monje