Cuando las aguas arrastran algo más que lodo
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- Categoría: DDHH
- Publicado: Miércoles 25 de Marzo de 2009

(Fabiana Arencibia-Red Eco) Buenos Aires - El Negrito no llegaba a los 15 años cuando lo arrancaron de su casa junto a su madre Iris Pereyra. En busca de su padre, dirigente metalúrgico y militante del Partido Comunista al igual que su esposa y el joven Floreal, el operativo llegó la madrugada del 15 de abril de 1976 al hogar de la familia en Munro.
Destrozaron la puerta a balazos, entraron a las patadas, pero Floreal padre pudo escapar alertado por una de las tías del Negrito.
Iris y el Negrito fueron llevados a la comisaría de Villa Martelli. Allí los torturaron salvajemente. Ella fue trasladada al Campito, un centro clandestino de detención que funcionó en Campo de Mayo; luego de 15 días a la cárcel de Olmos, y puesta finalmente a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Recién en 1978 recuperó su libertad. Del Negrito nada se supo hasta que apareció su cadáver.
Con las iniciales de un amor tatuado en el cuerpo llegó a las costas uruguayas. “Floreal Avellandeda, atado de pies y manos, ‘con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles’, según su autopsia” describió el horror de esos días, el periodista y militante montonero Rodolfo Walsh en su carta a la Junta Militar.
El abogado de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre Julio Viaggio logró que se ordenara la identificación del cadáver en mayo de 1976.
El miércoles pasado Iris fue a reconocer la Comisaría de Villa Martelli: “Yo ya había hecho ese reconocimiento en 1984. Ahora la reformaron. Pero el espacio, lugar, la canilla donde yo estuve atada está visible, el lugar donde me torturaron por primera vez. Donde al Negrito también lo torturaron. Y entonces, ¿qué más prueba quieren?”.
Esta causa es la primera que llega a juicio oral como parte del megaproceso sobre los crímenes cometidos en jurisdicción de Campo de Mayo, el mayor centro de detención y exterminio de la dictadura genocida.
Es, también, la primera vez que un partido político, en este caso el Partido Comunista, actúa como querellante en un juicio con estas características, representado por los abogados Guadalupe Godoy y Carlos Zamorano. Además, integran la querella de la familia los abogados Jorge Brioso, la agrupación Justicia Ya! y Liliana Mazea.
Previo al comienzo del juicio, exactamente el lunes pasado María Soledad Laruffa, militante de la filial Merlo de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, recibió amenazas en su celular.
Ella había participado el día anterior en un festival en el predio Quinta Seré, ex Centro Clandestino de Detención conocido como Mansión Seré a cargo de la Aeronáutica. Como parte del festival se realizó un acto de reclamo de justicia para Floreal Avellaneda, en el que Laruffa le obsequió a Iris Pereyra en nombre de los jóvenes de la Liga una remera estampada con el rostro del Negrito.
El general Santiago Omar Riveros, los oficiales Raúl Horacio Harsich y César Amadeo Fragni, el director de la Escuela de Infantería Osvaldo Jorge García, y Alberto Angel Aneto, que revistaba en la comisaría de Villa Martelli, serán sentados al banquillo por asesinar a Floreal Avellaneda.
Riveros, jefe de la zona IV, fue detenido y procesado en 1985 pero indultado en 1989 por el ex presidente Carlos Menem. Detenido más tarde por el delito de apropiación de menores y luego excarcelado, al reconocérsele la legalidad del indulto, pero finalmente en 2006 la Corte Suprema de Justicia confirmó la anulación del mismo. A Riveros lo defenderá quien hasta el año pasado integraba la Cámara Nacional de Casación Penal, Alfredo Bisordi, quien logró jubilarse en junio último mientras se le realizaba un juicio político, acusado de demorar las causas sobre violaciones a los derechos humanos.
“Estos asesinos que lo torturaron y lo tiraron en las aguas del Río Uruguay tienen que pagar con una pena dura. Hace 33 años que estamos a la espera de este juicio. Son muchos años de amargura, de pedido de justicia. Yo todavía lo puedo contar pero el Negrito no. Tenemos que tratar que este juicio salga de una vez por todas. No solamente por él sino por los 30000 desaparecidos que tenemos”, dijo Iris a Red Eco.
¿El fin de este juicio va a cerrar un ciclo en tu vida?, le preguntamos. Y con contundencia lo negó: “No, porque la lucha la vamos a seguir. El arbolito cuando se planta hay que cuidarlo y tenemos que cuidar a nuestros jóvenes. Porque están muchos en la lucha y queremos lo mejor para ellos”.