Las Libertades se consiguen: Presos y Libres por luchar

German Lovari Marx , Facundo Escobar, Damián Dos Santos, Ariel Scalercio Ratto, militantes del Frente Territorial 26 de Junio (FT26J), quedaron en libertad hasta  el juicio oral.
(Daniel Villagra para Red Eco) Buenos Aires- El campo popular consigue libertades. Gracias al trabajo de los abogados y el constante apoyo de los militantes; luego de treinta y tres días de detención, de pintadas y concentraciones frente a la Gobernación  de Buenos Aires, el ambiente se rosea con agua de victoria apagando, un poco, el brote de persecuciones políticas.
El gobernador Daniel Scioli, el ministro de Seguridad Carlos Stornelli y el de Justicia, Ricardo Casal los tenían, ahora se los saca de sus  manos y se los toma, se los abraza como hijos del pueblo.
Estaban acusados de “Robo calificado en poblada y en banda en concurso real con portación de arma de guerra sin permiso legal”, nunca tuvieron pruebas ahora se afirma que existe “eximición de precisión”. Sin embargo, los compañeros del FT26J sí las tienen, ellos reconocían desde dentro de la cárcel: “Nos encontramos en esta situación por ser responsables, por tomar cartas en el asunto, y por no poner la vista ciega al destino de nuestra patria".
Fue antes de que el 2008 terminara, Buenos Aires, como una isla de calor, hervía gracias al sin número de autos, aires acondicionados y calor humano; gente de aquí para allá sin mirar. Fue en el barrio de Moreno donde las necesidades golpeaban las panzas. Las experiencias de 2001, comentaban algunos, dejaron enseñanzas. Ganas parece que hubo y, entonces, se hizo: conseguir comida, obteniéndola de los comercios.
Cuando se sale a luchar por la comida, dentro del fervor, como siempre, se encuentran chispas de conciencia, mientras tanto la espontaneidad hace de lo suyo. Todos culpables. En estos actos quedan víctimas, dejan responsables pero de éstos los hay con mayor grado de responsabilidad. Seguramente, éstos, lo saben porque así se lo hacen saber.
Pero ellos, los que asumen la responsabilidad de gobernar, no están tranquilos, la representatividad electoral no le brinda garantías. A éstas las buscan en otros destacamentos, en los policiales. Allí, entre tantos, se encuentran ese tipo de persona capaz de garantizar el cumplimiento de una “obediencia”.
El 18 de diciembre por la tarde, caía el sol y con él dos autos con algunos efectivos, inhumanos, de la Bonaerense. Luego de practicarles torturas: bolsas en la cabeza, golpes de puño; en fin, desmoralizantes prácticas que siguieron con el intolerable número de traslados, pasaron por las comisarías 2ª de Moreno, 1ª de San Justo, Marcos Paz, 1º de Ramos Mejía, 2º de Ituzaingó y, finalmente, Villa Elisa y City Bell. En todos estos lugares tuvo lugar la persecución política, aquí y allí los militantes resistían en ambos planos: reclamando al Estado y trabajando en el campo popular.
Según informan los abogados de FIDELA (Fundación Investigación y Defensa Legal Argentina), la acusación puede tener una pena de 5 a 15 años de prisión.
Esta es la es la política que emplea el Estado: salir a buscar a los jóvenes que intentan terminar con la cultura política de la persecución, corruptela y entrega: concentración, saqueo y genocidio.
Se consigue, entonces, un respiro para los ciudadanos argentinos. Aún siguen imputados, pero ahora ellos tendrán que esperar el juicio oral en las calles, junto a sus compañeros, junto a los militantes sociales y políticos que acompañaron, desde un principio, la lucha por la libertad conseguida.

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