Revista CRISIS: gambeteando la monotonía del periodismo gráfico

En 2010, la revista CRISIS volvió a los puestos de diarios. En su tercera época, CRISIS parece restituir al periodismo gráfico su necesaria actitud reflexiva, sin caer en el bombardeo informativo. En sus páginas se tratan problemas de actualidad buscando ir más allá de la instantaneidad de la noticia, y son impactantes sus producciones fotográficas, que remiten incisivamente a las innumerables grietas que recorren el cuerpo social argentino. Por Lucas Malaspina para Red Eco Alternativo

(Lucas Malaspina - @thebadthorn) Argentina - Sus dossiers han abordado temas como el modelo sojero, el conflicto con los fondos buitre, la industria alimentaria, las zonas liberadas y el narcotráfico, el auge de las plataformas de streaming, los efectos del ascenso de Bergoglio a la jefatura del Vaticano o el rol de la agenda securitaria: una cartografía de los cambios que atravesó la Argentina en el último quinquenio.
Con Mario Santucho y Hernán Vanoli como editores generales, también destacan en sus filas Diego Genoud, Alejandro Bercovich y Martín Rodríguez, por sólo mencionar algunos miembros del colectivo editorial. Aunque re-inició en un tiempo en que el kirchnerismo era muy diferente a sí mismo, pues todavía tendría un nuevo mandato y no era evidente para nadie que Macri pudiera ser presidente, la publicación también refleja, con un estilo propio, las inquietudes de una generación de jóvenes que pasó al plano de la discusión política al calor del 2001/02 (y en muchos casos, de la acción).
CRISIS tiene la virtud de haber atravesado el anterior gobierno habiendo sido capaz de investigar los síntomas de la coyuntura, sin dejarse obnubilar por los fuegos de artificio de quienes decretaban haber reconfigurado “un país normal” y así comprender qué fue lo que permitió “el triunfo de la banalidad”, como sutilmente denominaron la actual etapa política.
Es cierto que CRISIS ya era un nombre harto prestigioso en el periodismo gráfico. Surgida en los albores de los años 70, financiada por Federico Vogelius, un empresario que había sido “detenido bajo la acusación de comercializar cuadros falsificados”, encontró su identidad cuando la dirección de la misma pasó de las manos de Ernesto Sábato a las de Eduardo Galeano, que acababa de publicar “Las venas abiertas de América Latina”. Pero con otras plumas y sometida a los cambios comunicaciones del siglo XXI, ese prestigio no pierde continuidad; los actuales editores afirman sin faltar a la verdad que CRISIS “logró ganarse un espacio entre los medios político-culturales del país, lejos del periodismo convencional y los discursos estandarizados”. La actual versión de CRISIS hace honor a ciertos cánones estéticos de su antecesora, como el uso de las minúsculas en sus títulos y en los nombres propios. Un militar llegó a decir en el pasado que eso "escondía el fin de imponer el comunismo al no haber jerarquías ni nombres propios y donde todos eran iguales".
Lamentablemente, CRISIS también ha sufrido el impacto del ajuste macrista. Una reciente misiva a los lectores anunció que “ante la supresión de la pauta estatal que recibían las revistas culturales independientes, nos vemos obligados a reforzar nuestras bases de sustentación”. En la lucha por mantener esa “línea editorial autónoma”, han lanzado la iniciativa de una suscripción anual de $295 por cinco números. El último número está dedicado a analizar las tensiones en la Provincia de Buenos Aires bajo el gobierno de María Eugenia Vidal; a pesar de los contratiempos, CRISIS sigue la apuesta a gambetear la monotonía del periodismo gráfico que en su mayoría, parece haberse transformado en una corresponsalía de las operaciones judiciales del nuevo oficialismo.

Fuentes: www.revistacrisis.com.ar y suplemento Radar (Página 12)

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