Transferencias al sector hidrocarburífero en Argentina

Enlace por la Justicia Energética y Socioambiental (EJES) presentó el Informe económico sobre las transferencias al sector hidrocarburífero de la Argentina entre 2008 y 2016. En  todo el período analizado el eje de la política energética estuvo puesto del lado de la producción al estimular a las empresas para que incrementen sus niveles de extracción y exploración, dejando de lado dos aspectos esenciales de este sector estratégico.

 (EJES) Argentina - El sector hidrocarburífero es un sector clave para cualquier economía. Las transferencias son el resultado de las presiones que se ejercen sobre la estructura de precios relativos para generar un movimiento en beneficio de una determinada actividad o sector empresarial.

Montos y origen

Entre el cuarto trimestre de 2008 y la primera mitad de 2016 las transferencias totales a favor de las empresas del sector hidrocarburífero fueron superiores a los 21.500 millones de dólares.

En todo el período analizado, el Estado transfirió por distintos mecanismos alrededor de 14.316 millones de dólares a las compañías del sector. De estos, 12.316 millones se correspondieron con los distintos programas de estímulos directos a las empresas. Los 2.000 millones restantes fueron ingresos que el Estado dejó de percibir por modificaciones en el régimen de retenciones a las exportaciones favorables a las compañías entre 2013 y 2015.

Los montos transferidos a las empresas fueron crecientes hasta 2013 y desde allí se han mantenido cercanos a los 3.000 millones de dólares anuales. Esta cifra equivale al 4% de los ingresos tributarios totales del Estado Nacional.

Para el Estado nacional el gasto no es menor. Si tomamos los años 2009 a 2015 (los seis años completos analizados en el informe), las transferencias fueron de 13.313 millones de pesos. Este monto es equivalente, para el mismo período, al 29% de los gastos del Ministerio de Educación, al 74% de los gastos del Ministerio de Salud y más de dos veces los gastos del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Pero el origen de las transferencias ha variado en el período analizado. Hasta el año 2014, el 98% de las transferencias fueron cubiertas por el Estado a través de diferentes programas de estímulo. En cambio, en el año 2015, la política de sostenimiento del precio interno del barril de crudo por encima del internacional determinó que una parte importante de las transferencias sea cubierta por los hogares a través de los incrementos de precios en los distintos eslabones que utilizan petróleo como insumo. En la misma línea, en 2016 el aumento de las tarifas de gas trasladó el peso de parte de las transferencias al sector desde el Estado hacia los hogares. Para la primera mitad del año el 81% del estímulo al sector provino del gasto de los hogares mismos.

El cambio de origen se debe a una transformación de la estrategia implementada por el gobierno nacional. Durante la etapa kirchnerista, entre 2008 y 2015, la gestión apuntó a frenar la caída de la producción del sector sin incrementar las tarifas de los servicios públicos. En este sentido, le asignó un peso central en su esquema al consumo de los hogares, en los que un aumento tarifario hubiera implicado una contracción del ingreso disponible, horadando la estrategia de “crecimiento con inclusión”. Los estímulos sectoriales buscaron establecer una clara “señal de precios” para atraer inversiones en el contexto de falta de divisas (restricción externa) en la economía local. La caída de los precios internacionales del petróleo y la agudización de la restricción externa elevaron el monto de los subsidios hasta un nivel muy elevado, 17 mil millones de dólares a favor de las empresas del sector.

Por su parte, el gobierno de la alianza Cambiemos se propuso como objetivo lograr un alivio para las cuentas públicas y, al mismo tiempo, evitar la caída de la rentabilidad del sector. El incremento de las tarifas de los servicios públicos de gas y electricidad fue el mecanismo elegido para coordinar estos objetivos. De este modo, una parte importante de los estímulos sectoriales abonados por el Estado pasaron a ser cubiertos por los hogares.

Beneficiarios

Los estímulos directos, aquellos surgidos de los diferentes programas sectoriales puestos en marcha, impactaron con mayor fuerza en las cuentas de las empresas más grandes del sector. Sólo YPF y Pan American Energy concentraron el 72,9% de este tipo de estímulos.

El fenómeno ha crecido exponencialmente como proporción de los ingresos del sector. Mientras en 2008 estas transferencias representaron el 2%, para 2015 llegaron a representar el 48% de la facturación total.

Según los balances contables de las compañías del sector, entre el 6% y el 10% de los ingresos totales de las empresas se destina al pago de salarios. Se puede estimar que la masa salarial total pagada por las compañías entre 2009 y 2015 fue de 8.174 millones de dólares. De esta manera, las transferencias proporcionadas por el Estado (descontando aquellas cuyo financiamiento fue cubierto por un mayor gasto de hogares) en el mismo período fueron de 12.243 millones. En otras palabras, se puede afirmar que el Estado Nacional cubrió un 50% por encima de la totalidad de los salarios del sector.

Las transferencias como herramienta

Las transferencias pueden abarcar desde los efectos de una política determinada respecto de los precios relativos de la economía (como el tipo de cambio) hasta las subvenciones directas otorgadas por el Estado Nacional a las compañías del sector. En el informe medimos cinco tipos diferentes de transferencias:

 Principales conclusiones y aportes a la discusión

El sector hidrocarburífero es un sector clave para cualquier economía. Su importancia reside en que se trata de una actividad cuyos efectos se expanden, por distintos canales, hacia muchísimas esferas de la vida de los habitantes de un país. En primer lugar, la extracción y el uso de los hidrocarburos conllevan un impacto ambiental enorme. En segundo lugar, la política tarifaria del sector define el acceso de los ciudadanos a la energía en sus hogares. Por otra parte, los efectos de la política energética se replican sobre todo en los sectores sensibles a este tipo de bienes, en particular la industria y el transporte. Por último, en un país con las características de Argentina, en tanto consumidor y generador de divisas, este sector juega un papel importante.

En  todo el período analizado el eje de la política energética estuvo puesto del lado de la producción al estimular a las empresas para que incrementen sus niveles de extracción y exploración, dejando de lado dos aspectos esenciales de este sector estratégico:

–              El impacto socioambiental de la producción generado por una intensificación de la actividad extractiva, concentrada especialmente en los no convencionales.

–              La continuidad de un esquema de consumo energético ineficiente desde el punto de vista económico y ambiental.

La importancia de este sector determina la necesidad de establecer políticas profundas de largo plazo que contemplen al menos los siguientes aspectos:

–              Recuperar la capacidad de conducción del sector por medio de una fortalecida empresa estatal con participación ciudadana en las decisiones.

–              Desconcentrar el segmento privado del mercado.

–              Proteger el medio ambiente y fomentar la diversidad productiva de las zonas de extracción de hidrocarburos.

–              Fomentar la diversificación de la oferta primaria de energía.

–              Bajo la premisa de que la energía es un derecho, garantizar el acceso de toda la sociedad a los recursos energéticos.

–              Estimular un uso racional y eficiente de la energía, primordialmente en el transporte y en la industria.

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