Red Eco Alternativo ***

"En el asesinato de Berta Cáceres están implicados funcionarios del Gobierno de Honduras"

Detalla los días, las horas y casi los minutos exactos en los que parecía más sospechoso que víctima. Los momentos en los que acababa de ser testigo del asesinato de la líder indígena hondureña Berta Cáceres, en los que acababa de ser herido de bala. "Nadie pensó que yo estaría ahí".

(eldiario.es) Honduras - A pesar del dolor y el riesgo que supuso, Gustavo Castro agradece haber estado donde estuvo la madrugada de hace exactamente seis meses. Si no hubiese sido así, no habría sido testigo del asesinato de la reconocida activista. "Entonces, sería imposible rebatir la versión oficial de los hechos. Podrían haber inventado cualquier cosa", explica el defensor del medio ambiente en la sede de Amnistía Internacional España. "Pero no les salió bien. Yo estaba allí".

Su narración de las diligencias realizadas por la Fiscalía hondureña denuncia el "interés del Gobierno y de la justicia hondureñas" en que su versión coincidiese "con la que ellos habían construido".

Han pasado seis meses desde el asesinato de Berta Cáceres. ¿Qué recuerda de aquel día?

Faltaban 20 minutos para la medianoche. Fue todo muy silencioso. Uno de los hombres fue a la habitación de Berta, el otro a la mía. Aunque no contaban que estuviese allí, prácticamente nadie lo sabía. Me disparó, la bala me rozó la mano y la oreja (muestra las marcas en su oreja y su mano izquierdas). Cuando se fueron, Berta me gritó desde su habitación. Salí de la mía herido, fui a buscarla. Al minuto, ella falleció.

Yo empecé a llamar a la gente del COPINH, pero nadie respondía, estaban todos dormidos. Contacté con gente en México, a las 12 de la noche, y la gente empezó a moverse para intentar localizar a gente del COPINH, para que alguien me sacase de allí. A las 2.15 de la madrugada me recogieron de la casa de Berta. Nos quedamos esperando en una furgoneta con los cristales tintados, llegó la Policía, el Ejército. Pero la Fiscalía me llamó y me dijo que no me fuese con la policía hasta que ellos llegasen.

¿Temía que supiesen que usted estaba allí?

Cuando la policía llega a la casa se dan cuenta de que había gente, vieron sangre, y estaba ahí mi maleta, que estaba identificada. Ya sabían la identidad del testigo, ya sabían que era yo.

No esperaban que yo iba a estar allí. Estaban vigilando a Berta pero esa noche me quedé en su casa de forma improvisada. Necesitaba trabajar y Berta me dijo que podía quedarme y conectarme. Y, ahora, seis meses después, cada vez estoy más convencido de que pretendían un asesinato limpio. En el que Berta iba a estar sola en su casa. En el que cualquier argumento que se diera sobre el asesinato podría ser creíble o muy difícil de rebatir.

Se podría decir que era un robo o un asalto. Su casa estaba aislada. Era el escenario ideal. Pero estaba allí, no lograron asesinarme y entonces activaron sus otros planes.

La Policía sospechó de miembros del COPINH en un primer momento. ¿Por qué cree que se trató de inculpar a sus miembros?

Ese fue su escenario B. La policía me lleva a tomar declaración. Ya habían detenido a un miembro del COPINH, lo encarcelaron como si fuese sospechoso, pero yo aún no lo sabía. Al mismo tiempo, estaba con la policía y estaba hablando con el hombre al que habían encargado hacer el retrato hablado [retrato robot]. Él dibujaba a una persona que no era la que yo describía.

Yo le decía: es que esa persona no es la que yo vi, es otra. Borraba y lo volvía a dibujar exactamente igual. Me di cuenta después, pero estaba retratando a Aureliano. Estaba haciendo el dibujo de la persona del COPINH que ya tenían presa. Yo no sabía, no lo conocía. Me di cuenta días después cuando vi su fotografía en el periódico.

Simplemente mi testimonio no coincidía con lo que ellos estaban intentando montar. Esto demuestra que había una intención clara de involucrar a gente del COPINH en el asesinato. Pero no lo logran.

¿Cree que intentaron involucrarle en el asesinato de Berta?
Ese era su Plan C: a este mexicano lo vamos a imputar. Yo sabía que los militares, policías o sicarios iban a estar esperando a acabar el trabajo y ese riesgo aumentaba cada día que seguía en La Esperanza (localidad donde Berta Cáceres fue asesinada). Llevaba dos días sin dormir, tenía a dos policías vigilando donde dormía pero podían ser los mismos que atosigaban a Berta.

Dos días después del asesinato, me podía ir. Pero por la mañana me pidieron amablemente si me quedaba a una prueba más. Lo hice. Querían otra reconstrucción de los hechos. Al terminar, en la madrugada del 4 al 5 me dijeron que ahora sí que me podía ir.

La embajada me consiguió un vuelo y, antes de subir, de repente aparecen varios fiscales y policías que me bloquean la entrada. Les preguntaba que quiénes eran, y no me lo decían. Solo me respondían: "Usted no se puede ir". ¿Por qué? "No se puede ir", repetían. Sin presentar nada, ningún documento. Era un secuestro.

Entonces, la embajadora, que no daba crédito, propuso que fuésemos a la Embajada. Antes de salir del aeropuerto, me impiden la salida. Me decían que me tenía que ir con ellos sin darme la razón. Como vieron que no cedía a subirme a su vehículo, me amenazaron con detenerme.

Entonces, la embajadora y el cónsul me tomaron de los brazos, una a cada lado y dijeron: "Protección consular. De aquí no sale". Obviamente no iban a empujar a la embajadora y al cónsul, no se atrevieron a forcejear y me dejaron volver a la Embajada.

Entrevista completa: http://www.eldiario.es/desalambre/unico-testigo-asesinato-Berta-Caceres_0_554344655.html

 
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