
Colombia, EEUU y mercenarios en otro frustrado intento militar contra Venezuela
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- Categoría: Venezuela
- Publicado: Miércoles 06 de Mayo de 2020

El gobierno venezolano desactivó parte de una operación mercenaria en la madrugada del domingo 3 de mayo, cuando intentaba ingresar con lanchas, procedentes de Colombia, por la costa de La Guaira, zona marítima más cercana a Caracas. Ocho personas resultaron muertas y dos, uno de ellos agentes de la DEA estadounidense, detenidas.
(Álvaro Verzi Rangel – CLAE) Venezuela - “Quién tenga alguna duda que el Gobierno neogranadino está vinculado a estas acciones sólo tienen que recordar cómo estaban protegidos los mercenarios en ese país”, dijo Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, quien se preguntó quién financia a esta gente, y señaló que en la operación están involucrados el gobierno colombiano, estadounidense, agentes de la DEA, así como mercenarios ligados al narcotráfico.
El intento se produjo en un momento de recrudecimiento de las presiones estadounidenses. El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que había dado instrucciones a su equipo de elaborar planes para reabrir la embajada en Caracas ya que el cambio de gobierno estaba cerca. El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el pasado jueves, para activar las unidades y miembros individuales de la reserva activa en el operativo antinarcótico con uno de sus epicentros en el mar Caribe.
Elliot Abrams, afirmó que el círculo de Maduro se ha ido reduciendo, y que muchos se han acercado a negociar con el gobierno estadounidense para acordar el plan de transición propuesto por el Departamento de Estado. Estas declaraciones sirvieron para que la oposición alineada con Juan Guaidó, anticipara (nuevamente) la pronta caída de Nicolás Maduro y la consecuente formación de un gobierno de transición.
Pero como en todo fracaso, el gobierno estadounidense quiso despegarse de las acciones del domingo, ya que no existe consenso interno para realizar este tipo de maniobras mercenarias en vista de la crisis que atraviesa el país por el covid-19 y los medios han asumido un rol crítico a las señales de guerra lanzadas desde la Casa Blanca, afirmando que un escenario de esas características sería un error y no tendría apoyo interno.
Pero la periodista Patricia Poleo, militante de la derecha, publicó en EEUU la prueba del contrato donde se observa la firma de Juan Guaidó, JJ Rendón (publicistas venezolano asesor de varios presidentes colombianos), Sergio Vergara y Jordan Goudreau (un contratista de mercenarios), para ejecutar una operación militar en Venezuela. “Juan Guaidó no cumplió”, denunció Goudrod
Guerra híbrida
Para los analistas geopolíticos, lo acontecido el domingo 3 de mayo, debe ser comprendido en el contexto de guerra total multidimensional contra el gobierno constitucional de Venezuela, a través de atentados y operaciones encubiertas (black operations), como la del exmilitar Cliver Alcalá del 26 de marzo al mando de un complot de 300 mercenarios que intentaban entrar desde la Guajira colombiana por la frontera occidental de Venezuela.
Hay que recordar que asesores estadounidenses de seguridad han insistido en la tesis del caos constructivo, un escenario de que busca propiciar desórdenes sociales de gran magnitud, ligados a fallas en servicios públicos (agua, luz, transporte) o alimentación, buscando propiciar una explosión social o en su defecto, deviene en una secesión de un territorio importante, del país objetivo.
La agresión no terminó. Es de prever, nuevas acciones paramilitares, aprovechando los 2.200 kilómetros de frontera terrestre con Colombia, y de acuerdo al enfoque geoestratégico, que ha planteado EEUU, basado en las importantes reservas petroleras tanto en el Lago de Maracaibo (28000 millones de barriles extraíbles), cómo en el Golfo de Venezuela (560.000 millones de barriles extraíbles).
Washington insiste en el enfoque proxy war, o guerra sustitutiva, a través del empleo de fuerzas armadas de otro países que actúan como puntas de lanza y/o la contratación de mercenarios de empresas de seguridad privadas, que morigeran los costos del un eventual fracaso. Y para que nadie dude quién da las órdenes, el presidente Donald Trump puso precio a la cabeza del presidente Nicolás Maduro: quince millones de dólares.
Fue el mismo Alcalá (hoy en manos de la agencia antidrogas estadounidense DEA) quien informó a medios colombianos, que la operación era parte de un contrato firmado entre él, empresas de seguridad estadounidenses y el autoproclamado presidente interino Juan Guaido.
Obviamente esos comentarios de Alcalá fueron invisibilizados o banalizados por la prensa hegemónica, pero volvieron a la palestra pública tras declaraciones de la periodista venezolana residenciada en EEUU, Patricia Poleo, quien entrevistó por skype con el ex militar estadounidense Jordan Goudreau, contratista de grupos mercenarios.
Y, entonces, vuelven a cobrar validez las denuncias del gobierno venezolano sobre el financiamiento a grupos terroristas para realizar asesinatos selectivos de políticos vinculados al gobierno constitucional, ratificadas por el exdiputado y prófugod e la justicia Hernán Alemán, quien hizo público su apoyo a la incursión y penetración paramilitar a través de las costas venezolanas.
Otro antecedente reciente de esta serie de intentonas es la embestida del crucero portugués Resolute –con botes usados para operaciones militares de desembarco- contra un buque de la armada venezolana, el 31 de marzo. El barco se refugió en las Antillas holandesas, desde eventualmente recibieron apoyo logístico para apoyar la incursión paramilitar del 3 de mayo.