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Erdogan apunta sus cañones contra el Kurdistán sirio

Una tensión filosa como un cuchillo recorre el Kurdistán sirio (Rojava). La frontera de casi mil kilómetros que separa a Turquía y Siria, en los últimos días se recargó de fuerzas militares, luego que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan aumentara su apuesta de invadir esa región controlada por la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES).

(Leandro Albani - La tinta) Turquía/Siria - El domingo, Erdogan volvió a encender la mecha de una bomba que, si llega a explotar, profundizará la guerra en un país devastado después de ocho años de atentados, combates encarnizados, desplazamiento forzados de personas, asesinatos masivos y cohetes que estallan al compás de las frágiles relaciones entre las potencias implicadas en el conflicto sirio.

“Ahora vamos a ir al este del Éufrates. Se lo hemos dado a conocer a Rusia y Estados Unidos”, expresó el mandatario durante la inauguración del Hospital Urbano de Bursa y la autopista Estambul-Izmi. Erdogan argumentó que los movimientos militares de las fuerzas armadas turcas en la frontera con Rojava se deben a supuestos ataques desde el lado kurdo, algo negado por la AANES. “Tendremos paciencia hasta un cierto punto. Esta paciencia tiene un límite”, remató el presidente.

Desde hace varios días, tropas turcas se trasladan hacia la frontera y las amenazas de Erdogan fueron creciendo con el trascurso de las semanas. El gobierno de Ankara demanda que se establezca una “zona segura”, controlada por el ejército turco, que ingrese 30 kilómetros en el territorio de Rojava. La AANES y las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) dejaron en claro que esa “zona segura” podría aplicarse si tiene una extensión de cinco kilómetros, bajo el control de fuerzas enviadas por Naciones Unidas y las Asayish, las unidades locales que se desempeñan como una policía comunitaria.

En la actualidad, las tropas turcas -junto al Ejército Libre Sirio (ELS)- ocupan de forma ilegal el cantón kurdo de Afrin, además de zonas en Jarabulus, Al Bab y Azaz. La presencia turca en estas regiones fue denunciada desde un principio por la AANES y hasta por el propio gobierno sirio. Turquía también mantiene su presencia militar en la provincia de Idlib -en donde respalda a los grupos armados irregulares- luego de llegar a un acuerdo con Rusia.

La ocupación turca en Rojava ha generado una crisis humanitaria que continúa en aumento. Se calcula que luego de la invasión de Afrin, en marzo de 2018, al menos 200 mil pobladores fueron obligados a abandonar sus hogares y más de 300 asesinados. A esto se suma el secuestro sistemático de personas, efectuados por las milicias del ELS -conformadas por ex miembros del Estado Islámico (ISIS) y Al Qaeda-, como también el plan de cambio demográfico aplicado en el territorio con la metodología de expulsar a los habitantes originarios y trasladar desde otros puntos de Siria a yihadistas desmovilizados junto a sus familias. Entre las atrocidades cometidas por las fuerzas de ocupación también se cuentan el robo de reliquias y artefactos arqueológicos, el saqueo de viviendas particulares, la prohibición del idioma kurdo y el cambio de los planes de estudios en las escuelas.

Aunque Turquía todavía no lanzó una invasión abierta contra Rojava, los bombardeos contra diferentes lugares de la región son constantes. Sólo en la jornada de ayer, el ejército turco bombardeó las poblaciones de Herbil, Sheikh Isa y Semuqa, en el cantón de Shehba, al mismo tiempo que lanzaba fuego de artillería sobre las aldeas de Zuwyan, Xirbet Şaalê, Til Cîcan y Til Medîq, en Al Bab. El mismo lunes, las bombas turcas cayeron en las poblaciones de Burc Qes y Mezin, en el distrito de Sherawa, en Afrin, dejando como saldo una persona muerta y dos heridas.

Ante esta situación crítica, la AANES y las FDS alertaron que las amenazas y los ataques turcos permiten el incremento de las actividades delictivas y los atentados de ISIS. Si bien las FDS derrotaron al Estado Islámico en marzo pasado cuando liberaron el pueblo de Baghuz, en la región sobreviven células yihadistas que ya cometieron varios atentados. Las fuerzas de autodefensa de la AANES advirtieron que “las células de ISIS continúan sus ataques con el objetivo de erosionar la seguridad en la región e infundir el miedo entre la población” y reiteraron que el principal aliado del grupo terrorista es Turquía. 

El objetivo principal de Turquía con sus intenciones de invadir Rojava es cortar de cuajo el proceso político y social que se viene desarrollando hace siete años, cuando las fuerzas kurdos -a las que se sumaron grupos árabes, turcomanos, armenios, asirios y de otras nacionalidades- liberaron el territorio y declararon una autonomía basada en la igualdad étnica y religiosa, el empoderamiento de las mujeres, y la construcción de cooperativas y comunas. Para Erdogan, esta propuesta choca directamente con sus ambiciones neo-otomanas de expansión territorial e ideológica, donde se mezclan las ideas nacionalistas más reaccionarias y el islam político más conservador, ligado al pensamiento de los Hermanos Musulmanes.

 
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