Autogestión sanitaria de los ‘street medic’ ante la violencia policial en Francia

Al menos cuatro personas han perdido una mano y otras nueve un ojo a causa del llamado armamento no letal usado por la policía francesa contra los chalecos amarillos. La sociedad se autogestiona para prestar asistencia sanitaria en las calles a las decenas de heridos que se cuentan cada sábado. Son los 'street medics'.

(Rosa Perez Masdeu- El Salto) Francia - Ante las manifestaciones de los gilets jaunes —chalecos amarillos—, el Ministerio del Interior francés ha ejercido una demostración de fuerza: blindados de la gendarmeria, cañones de agua, policía a caballo, lanzadores de flash-ball motorizados, granadas lacrimógenas, ensordizantes y de desencerclamiento. Ha convertido el gas lacrimógeno en la atmósfera de las manifestaciones que toman las calles de Francia cada sábado desde hace un mes. La violencia policial ha desencadenado un alto nivel de organización de los equipos de street medic —médicos de calle—, voluntarios que asisten con primeros auxilios a los manifestantes y eventualmente a la policía.

La represión a las protestas también se cuenta en número de detenciones, muchas de ellas efectuadas antes mismo del inicio de las movilizaciones. Según el diario Le Monde, solamente en París, el sábado 24 de noviembre hubo 103, que pasaron a 412 el sábado 1 de diciembre y a 1082 en la manifestación del 8, día en que en toda Francia el despliegue policial fue de 89.000 efectivos.

“El despliegue policial en estas manifestaciones tiene la finalidad de atemorizar y disuadir a la gente de manifestarse, no de protegerla”, señala Pascal Gassiot, miembro del Observatoire des Pratiques Policières (OPP), una organización creada entre la Liga de Derechos Humanos, la Asociación de Abogados de Francia y la Fundación Copernic en cooperación con el Centre National de Recherche Scientifique.

“Ir a una manifestación no debería ser peligroso cuando el derecho a manifestarse es constitucional. Necesitar la presencia de street medic ya es de por sí delirante”, opina Virgil Leprince, que estudia en el Institut d’Études Politiques de Toulouse (IEP). Virgil ya había ejercido de street medic en su ciudad, Caen, durante las manifestaciones contra la Ley del Trabajo en 2016, “pero de una forma mucho más desorganizada e improvisada”, señala.

El viernes 7 de diciembre por la noche, Mathilde Mourgues e Yves Cartailler, ambos estudiantes del IEP, asistieron a una reunión preparatoria en un parking a las afueras de Toulouse. Allí se encontraron con otras 50 personas. “Ninguna daba su apellido. Solo se autocalificaba como 'confirmada' o 'no confirmada', lo que significa disponer o no de conocimientos de primeros auxilios”, relata Mathilde, que se declaró confirmada. Ella es bombera voluntaria en Figeac, su pueblo de nacimiento.

Unas horas antes del inicio de la manifestación se reúnen para darse algunas consignas, repartirse el material sanitario, que en gran parte donan las farmacias, y organizarse. “Formamos un equipo por persona confirmada, que normalmente será también quien tome las decisiones en el momento de la acción”, explica Mathilde. Ella era la confirmada del equipo que cubría el frente de la manifestación del 8 de diciembre. Asistió sobretodo a heridos de flash ball, que habían recibido impactos en las piernas, en las costillas y en la cabeza.

“Los LBD [lanzador de bolas de defensa] o lanzador de flash ball son armas semi-letales, deberían ser el último recurso antes de sacar la pistola”, explica Gassiot, quien, sin embargo, constata que la policía las utiliza cuando todavía tiene munición de granadas lacrimógenas.

En Toulouse, un hombre de 29 años sigue en coma después de haber recibido un impacto de flash ball en la cabeza durante la manifestación del 1 de diciembre. Al menos nueve personas han perdido un ojo por un impacto de bola de caucho en el marco de las manifestaciones de los Gilets Jaunes, según el balance del colectivo Desarmons-les (Desarmémosles) a día 19 de diciembre.

Los street medic se identifican por ir vestidos con camisetas blancas y un casco señalados con una cruz roja. Llevan mascarilla y gafas de esquiar o acuáticas (como muchos manifestantes, para minimizar el efecto de los gases). Hay personas que salen por su cuenta con la mochila llena de gasas o sérum fisiológico. Pero los que están organizados bajo el Secours Volontaires de Toulouse han notificado su presencia a la Prefectura, “por lo que en teoría la policía tendría que respetar nuestro trabajo”, señala Virgil. De hecho, hay unidades que han asistido a policías heridos.

 

DMC Firewall is developed by Dean Marshall Consultancy Ltd