La interminable guerra en Afganistán se acaba de alargar

El presidente Trump prometió, hace una semana, que la guerra en Afganistán –la más larga en la historia estadounidense– iba a continuar, lo que podría ser lo más atemorizante de todo, asegurando más sufrimiento y muertes tanto para los soldados estadounidenses como para los civiles afganos.

(Amy Goodman y Denis Moynihan - Democracy Now!) EEUU - Matthew Hoh, veterano de guerra, ex comandante de la Armada que luchó en Irak, dijo sobre el anuncio: “Fue una vil y desagradable demagogia basada en el miedo. Por supuesto, me entristece mucho que no hubiera nada en ese discurso más allá de la perspectiva de más muertes”.

Luego de combatir en Irak, Hoh trabajó en el Departamento de Estado estadounidense en Afganistán, cargo al que renunció en 2009. En su carta de renuncia de cuatro páginas, Hoh escribió: “No veo el valor ni el sentido de las continuas bajas de tropas estadounidenses ni de los gastos de recursos en apoyo al gobierno afgano en lo que, en realidad, es una guerra civil que lleva 35 años en curso... No creo que ninguna fuerza militar haya estado a cargo de una misión tan compleja, opaca y hercúlea como la que ha recibido el Ejército estadounidense en Afganistán”.

Donald Trump sostuvo durante mucho tiempo que EEUU debería retirarse de Afganistán. En octubre de 2011, tuiteó: “Es hora de irse de Afganistán. Estamos construyendo carreteras y escuelas para gente que nos odia. No contempla nuestros intereses nacionales”. En enero de 2013, en una rara coincidencia de opinión con el entonces presidente Barack Obama, tuiteó: “Estoy de acuerdo con el presidente Obama en torno a Afganistán. Debemos hacer una rápida retirada. Para qué seguir desperdiciando nuestro dinero… ¡a reconstruir EEUU!”. Más adelante, en las elecciones presidenciales de 2016, obtuvo la mayoría de los delegados del Colegio Electoral y, a pesar de perder el voto popular nacional por tres millones de votos, se convirtió en presidente del país.

El lunes, en un discurso en la base militar Fort Myer, justo al lado del Cementerio Nacional de Arlington, el Trump del teleprompter dijo: “Poco después de asumir la presidencia, instruí al secretario de Defensa Mattis y a mi equipo de seguridad nacional para que emprendieran una revisión exhaustiva de todas las opciones estratégicas en Afganistán y el sur de Asia”. El círculo íntimo de Trump en la Casa Blanca se ha reducido a sus familiares y sus generales: el general John Kelly, jefe de Gabinete; el general James “Perro Loco” Mattis, secretario de Defensa y el teniente general H.R. McMaster, asesor de seguridad nacional. Después de una reunión en Camp David con estos generales y otros asesores militares, Trump anunció en su discurso de Fort Myer su compromiso de enviar miles de tropas más y de destinar decenas de miles de millones de dólares de los impuestos de los ciudadanos para la guerra en Afganistán.

Kathy Kelly, tal como Matthew Hoh, tiene una amplia experiencia en Afganistán. Como activista por la paz del grupo “Voces por la No-violencia Creativa” fue nominada en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz. Ella está de acuerdo con Hoh respecto a que el gobierno de Afganistán, que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, se ha venido abajo y no está ofreciendo ninguna seguridad contra los diversos caudillos de la guerra afganos.

En una entrevista para Democracy Now!, Kelly explicó: “EEUU es uno más de los varios caudillos militares del país en este momento. Sin duda es el que está más armado y el que tiene mayor acceso a fondos, pero EEUU no ha favorecido ningún tipo de gobierno que haya sido conveniente para el pueblo de Afganistán”.

El periódico The New York Times informó recientemente que el presidente Trump está siendo informalmente asesorado sobre Afganistán por el multimillonario inversionista Stephen Feinberg, propietario de la empresa contratista militar DynCorp, y que Trump podría estar procurando el control por parte de EEUU de la riqueza mineral aún sin explotar de Afganistán, que se estima que tiene un valor de un billón de dólares. Kathy Kelly responde al respecto: “Afganistán es un país que necesita poder alimentar a su pueblo, no enviarlo a mazmorras y minas para trabajar como siervos. Para restaurar la infraestructura agrícola se debería volver a sembrar los huertos, limpiar los sistemas de riego, reponer los rebaños. Se necesitaría desvincular a la gente del comercio del opio. Esas son cosas que se podrían hacer”.

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