Red Eco Alternativo ***

Paramilitares violan, torturan y asesinan a una niña indígena y asesinan a jóvenes en Putumayo

Nuestra Constancia Histórica y Censura Ética ante la aberrante operación de estrategias paramilitares en el municipio de Puerto Caicedo y Puerto Asís con conocimiento y consentimiento de la policía de Putumayo, agentes de la SIJIN (Policía Judicial), en desarrollo de las fases de control social territorial en áreas que son parte de la implementación del Plan Colombia.

(Comisión Intereclesial de Justicia y Paz) Colombia - Los atentados a niñas y niños, jóvenes de estos municipios se planifican desde una propiedad ubicada a pocos minutos de una de las sedes militares con mayor apoyo financiero y logístico, y han ocurrido con un efecto de terror sobre las familias, los habitantes de los barrios que ha generado el silenciamiento, la huida y el desplazamiento. Las operaciones represivas de tipo clandestino se desarrollan en una fase de la estrategia paramilitar de control social que pretende posicionar como los guardianes de la “buena moral” y de las “buenas costumbres”, y con las que se pretende confundir a la población y aleccionar moralmente.
Las mismas estructuras armadas controlan la vida social y el tráfico de sustancias alucinógenas y psicotrópicas que se consumen en estas localidades, controlan los sitios de expendio y definen los lugares de consumo. Al mismo tiempo, son los que definen el mercado sexual, en el que involucran niñas y jóvenes, bajo la modalidad de pre pagos, las que ofrecen a adultos que integran sectores de poder en todos los ámbitos en el departamento Ante ustedes nuestra fundamentación fáctica en medio de un ambiente de terror, de silencio, de absoluta desconfianza ante las instancias que deben proveer garantías para la vida y la justicia
Nuestra Constancia Ética ante la evidente complicidad de la fuerza pública en el accionar paramilitar que nuevamente ha definido como blanco de sus actuaciones criminales a niñas y jóvenes, que están obligando a una nueva fase de desplazamiento forzado a otras regiones del país, oleada en la que se han producido por lo menos 10 asesinatos.
Nuestra Constancia Ética ante estos crímenes, amenazas, violaciones que suceden a manos de grupos de la estrategia paramilitar que continúan operando a plena luz del día, vestidos de civil, con armas cortas y que se cruzan en frente de todas las autoridades, ante la mirada silenciada por el terror de la población, que continúa siendo víctimas de sus operaciones psicológicas, de presión, de hostigamiento y de la comisión de daños irreparables a la vida e integridad de niñas, niños, y jóvenes que son parte de las víctimas inocentes, habitantes de sectores marginales, excluidos de un sistema económico estructuralmente injusto.
¿Cómo puede esto seguir ocurriendo cuando institucionalmente se afirma que el paramilitarismo no existe? Es evidente que son cotidianas las operaciones policiales y militares, los retenes y requisas de pasajeros y vehículos dentro y fuera de Puerto Caicedo y Puerto Asís, en una región con tres batallones del ejército nacional, y dos estaciones de Policía Nacional y una de Policía de Carabineros, así como unidades de la Fiscalía, SIJIN ( Seccional de Investigación Judicial), y DIJIN (Dirección Central de Policía Judicial e Inteligencia)? Ante estos graves crímenes, nuestra Constancia y Censura Ética, pues algunos de estos daños irreparables a la vida e integridad de los habitantes de Putumayo, del Pueblo Nasa y Pueblo Kamëntsä se atribuyen a estructuras paramilitares, que a pesar de la desmovilización se encuentran vigentes, con nuevas modalidades de actuación.
Estos crímenes resultan dolorosos no solo para las comunidades sino para la humanidad, que nuevamente constata que los crímenes encubiertos o bajo ropajes clandestinos, continúan produciéndose en medio de la altísima militarización y presencia policial en Putumayo. La ausencia de una auténtica desmovilización paramilitar, la reingeniería de esta criminalidad queda en evidencia. Los resultados de enfrentamiento a lo paramilitar son formales, no reales, la imagen de restitución del Estado de Derecho, es verbal y de papel para los habitantes urbanos y rurales, que ven como sus hijos son asesinados u obligados al exilio.
Estos atentados y asesinatos, las amenazas y el cinismo de la actuación institucional evidencian la gravedad de lo que sucede en Putumayo.
No podemos esperar que nuestra Censura Ética evite la repetición de nuevos crímenes contra jóvenes, niños y niñas. Solamente esperamos, que la solidaridad internacional tal vez, lleva que las formas institucionales, alguna vez actúen a favor de la vida y de la justicia. Los hechos similares de los que hemos dejados Constancia en 2008 y 2009, solo han sido papeles que pasan de una oficina a otra, todo es absoluta impunidad.
Por eso tal vez, estas muertes injustas, estas muertes sean para la comunidad internacional y la solidaridad internacional un llamado para que cese una ayuda militar y policial, que solo está posibilitando la toma de la criminalidad del Estado formal de derecho en el Putumayo. Pues los niños y los jóvenes las futuras generaciones no pueden seguir heredando la impunidad, el silencio, el olvido y el exilio como su única posibilidad de existencia en el país Con profunda preocupación.
Nota completa: http://rebelion.org/noticia.php?id=141209

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