El desorden del gobierno y la unidad en la calle

Hace un par de semanas comenzó el Plan de Participación Ciudadana en medio de las confusas declaraciones del ministro de Educación, como puntapié inicial del llamado “segundo tiempo” de la Reforma Educacional. Sin embargo, todo muestra, hasta ahora, que este segundo tiempo se caracterizará más por una simple extensión del primero que por una incorporación de las críticas que el mundo social ha levantado transversalmente a este proceso de reforma.
chile_estudiantes_2014.jpg(Melissa Sepúlveda y Lorenza Soto - El Mostrador) Chile - La Reforma Educacional se ha caracterizado por el hondo desorden y la falta de claridades dentro del Ejecutivo, por una conducción desde el Ministerio en la que un día dice una cosa y al otro dice otra exactamente contraria. Además, se ha caracterizado por la carencia de espacios reales de participación vinculantes para las organizaciones sociales del mundo educativo y, principalmente, por la resistencia a sacar adelante lo que ha sido realmente demandado: cambiar de raíz el modelo de educación de mercado y construir un nuevo Sistema Nacional de Educación Pública, que entienda a la educación como un derecho social y que, por lo mismo, elimine todo rasgo mercantil del sistema educacional.
Hasta el momento, las reformas presentadas ni siquiera logran generar consenso al interior de la Nueva Mayoría, mantienen elementos fundamentales del modelo actual, como la competencia entre establecimientos, el financiamiento vía voucher en el sistema escolar, las pruebas estandarizadas cumpliendo el mismo rol segregador que cumplen actualmente, la falta de regulación del sector privado, la mantención de importantes nichos para el lucro, entre otros. Causas para explicar esto hay bastantes: el compromiso ideológico de los partidos de la Nueva Mayoría con el modelo neoliberal, los conflictos de interés de importantes militantes con el mercado educacional, la devoción del partido del orden por alcanzar consensos con la derecha (véase lo que pasó con la Reforma Tributaria), pero principalmente: la falta de participación de las organizaciones sociales en este proceso.
Es por eso mismo que hoy, y por todo lo anteriormente dicho, el Movimiento Social por la Educación no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados, por ello es que diversos actores, como trabajadores de la educación, apoderados, funcionarios y estudiantes, han avanzado en un histórico hito de unidad conformando la Mesa Social por la Educación Pública. El cambio educacional que exigimos hoy debe ser de raíz, por lo tanto, es un cambio que debe ser enfrentado por todos y todas desde una perspectiva sistémica. Hoy no necesitamos más reformas parciales, necesitamos edificar un nuevo Sistema Nacional de Educación Pública, que abarque todos los niveles y se haga cargo del conjunto del modelo, erradicando de principio a fin el mercado educacional. Hoy la Mesa Social debe buscar eso, prefigurar el nuevo Sistema, luchar y actuar en conjunto por su consecución y ampliar el rango de actores involucrados, siguiendo la línea de multisectorialidad desarrollada por el Movimiento Estudiantil.
Estamos en un momento clave y no podemos quedarnos viendo cómo una Reforma Educacional que esté al servicio de las reales necesidades de nuestra sociedad se escapa entre los dedos, únicamente porque algunos cuantos, los mismos de siempre, quieren defender sus nichos de negocio. Hemos sido cientos de miles los que nos hemos manifestado durante años y no vamos a conformarnos con que la reforma sólo sea el desgrane de la demanda real. Las migajas para el Movimiento Social son cuento de otra época.

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