Slim dice que ha "perdido la cuenta"
- Detalles
- Categoría: Bolivia
- Publicado: Domingo 12 de Agosto de 2007

(*David Luhnow) México- Al igual que Rockefeller en su momento, Slim ha acumulado tanto poder que es considerado un intocable en su país, una fuerza tan grande como el Estado mismo.
"Es sorprendente ver cómo las grandes empresas han capturado el Estado mexicano", dice Eduardo Pérez Motta, presidente de la Comisión Federal de Competencia de México.
Como el rostro de la nueva élite, Slim representa un difícil desafío para el nuevo presidente del país. Felipe Calderón tiene que decidir si debe contener a Slim, a pesar de su reputación de ser el mayor empleador privado y contribuyente tributario del país.
En los últimos meses, Calderón ha tratado de llegar a un acuerdo a puertas cerradas con Slim, pero este afirma que sus compañías están en "contacto constante" con los entes reguladores, restándole importancia a la noción de una negociación secreta.
Slim recalca que sus empresas operan en mercados competitivos y que México representa sólo un tercio de los ingresos de su operadora celular América Móvil SAB, que tiene clientes desde San Francisco a Santiago de Chile.
Después de obtener el control de Telmex en 1990, se apoderó rápidamente del mercado de cables de cobre que esa empresa usa para los cables de teléfono.
Su control sobre la telefonía mexicana ha atrasado el desarrollo del país. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), los consumidores y empresas de México pagan precios superiores al promedio por sus llamadas telefónicas. Slim concuerda en que muchas industrias en México son dominadas por grandes compañías, pero no ve problema en ello mientras ofrezcan buen servicio y buenos precios.
Salinas, ex presidente de México, privatizó cientos de empresas estatales, incluyendo Telmex en 1990. Slim, junto a Southwestern Bell y France Telecom, ganó la subasta, por sobre un grupo de empresas encabezado por su amigo Roberto Hernández.
Mientras que países como Brasil y Estados Unidos disolvieron sus monopolios estatales al crear a partir de éstos varias empresas que competían entre sí, México vendió su compañía intacta, excluyendo cualquier competencia en los primeros seis años.
Cuando las autoridades trataban de actuar, los abogados de Slim bloqueaban la iniciativa en los bizantinos tribunales del país.
Con el dinero proveniente de su imperio telefónico, se ha expandido a otros mercados en México y América Latina.
En su país natal, Slim se ha enfocado en industrias que dependen de contratos gubernamentales. Su empresa de servicios petroleros construyó hace poco la mayor plataforma de crudo del país.
En privado, algunos líderes de negocios dicen que sienten que Slim se ha vuelto demasiado codicioso "Este restaurante es el único lugar en México que no pertenece a Carlos Slim", bromea en su carta un local de comida en Ciudad de México.
*Extracto de la nota de David Luhnow - Wall Street Journal